Celso Amorim: "La corrupción es un mal estructural en la política de Brasil"

Celso Amorim:

El ex canciller de Lula advirtió que la salida de Dilma profundizaría las divisiones

Una prestigiosa revista diplomática norteamericana definió en su momento al brasileño Celso Amorim como "el mejor canciller del mundo". En su cargo de ministro de Luiz Inacio Lula da Silva entre 2003 y 2011, fue uno de los artífices del Brics y colocó a su país en tal lugar de liderazgo mundial que hasta se planteó la idea de darle un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero esos fueron los "viejos buenos tiempos". Hoy sus compatriotas vuelven a recordar con ironía el dicho: "Brasil es el país del futuro... y siempre lo será".

Amorim, que llegó a Buenos Aires para una serie de charlas, responsabilizó de la situación actual al clima económico mundial desfavorable, pero no tiene vueltas para admitir el daño que ha causado la corrupción de su propio Partido de los Trabajadores (PT).

-El Senado se apresta a aprobar el impeachment a Dilma Rousseff. ¿Cómo vive esta situación de la caída de un gobierno del que usted formó parte?

-Todo este proceso es lamentable. Lo que se le imputa a Dilma son errores técnicos que otros presidentes también cometieron. Aquí lo que hubo fue un cambio de gobierno y de políticas sin mediar elecciones. Si se produce finalmente el alejamiento de Dilma, va a haber una división muy grande en el pueblo brasileño que va a costar mucho superar.

-¿Sería una especie de "grieta", como se dice en la Argentina?

-Yo creo que sí. Hay un resentimiento muy grande entre toda la gente que apoyó los cambios de estos años. Vamos a vivir momentos muy difíciles como sociedad.

-Dilma está acusada por cuestiones técnicas, pero el escándalo delpetrolão, que también involucra al gobierno, no es un detalle "técnico". ¿Usted reconoce la corrupción como uno de los males que minaron al gobierno del PT?

-Por supuesto que sí. La corrupción es una falla estructural del sistema político brasileño, donde se mueve muchísimo dinero. En 2013 hicimos una propuesta para discutir el sistema político electoral porque, en su formato actual, de manera intrínseca induce a la corrupción. Las elecciones, incluso para cargos menores, son probablemente las más caras del mundo. Con esto no quiero disculpar a nadie que deba ser investigado. Pero aquí hay un mal estructural.

-En realidad, lo que más se critica, al menos en la Argentina, no es tanto la utilización del dinero para la política como el enriquecimiento personal de los acusados.

-El caso de Brasil es diferente. Hasta donde sé, los hechos de corrupción que están siendo investigados se refieren al desvío de fondos hacia las arcas del PT. Yo nunca leí nada sobre la variación del patrimonio personal ni de cuentas suizas de los acusados. En eso es diferente de la Argentina u otros países, pero no estoy justificando nada. Lo que digo es que si uno no va a la raíz de la corrupción, no se soluciona nada.

-¿Cómo ve la situación de Venezuela? ¿Qué debe hacer la región en esa crisis?

-El Mercosur vive hoy su crisis más grande. Yo no creo que Venezuela deba salir del Mercosur. Conozco muy bien la situación. No defiendo todo lo que hace Nicolás Maduro. Pero la vía es el diálogo y la persuasión, no la expulsión de los organismo regionales. El castigo favorece la victimización del oficialismo y crea una falsa esperanza de cambio en la oposición.

-El asunto es que hace rato que el diálogo no prospera y la oposición sabe que el tiempo juega a favor de Maduro. ¿Qué se puede hacer?

-Creo que una vía es mostrarle al gobierno que se van a respetar las conquistas sociales del bolivarianismo. Todo eso debe ser parte de la negociación para que los chavistas puedan estar seguros de que se defienden lo que son sus logros indiscutidos. En ese sentido hay propuestas muy interesantes de los ex presidentes de Colombia, Ernesto Samper, de España Rodríguez Zapatero y de República Dominicana Leonel Fernández.

-Durante su gestión como canciller, toda América latina se ilusionó con un rol de liderazgo mundial encolumnada detrás de Brasil. ¿Se acabó la ilusión?

-Fue el escritor austríaco Stefan Zweig quien en 1941 escribió el libro Brasil, el país del futuro. Por años la broma fue agregarle... "y siempre lo será". Pero durante nuestra gestión yo decía: "El futuro llegó". Hoy sigo siendo optimista en el largo plazo, pero creo que estamos viviendo un intermezzo en ese sentido. El país obviamente tiene recursos y dinamismo como para volver a tener ese liderazgo. Somos la séptima u octava economía del mundo y el quinto país en cuanto a población y territorio.

-Tanto el auge como la caída de su país en ese rol de líder ocurrieron durante el gobierno del PT. ¿Cuál fue el error?

-El auge no hay duda de que fue un logro del presidente Lula. Pero no se puede negar que la caída tiene razones complejas. Desafortunadamente, nuestros países siguen siendo muy dependientes de las commodities. El día después es muy fácil decir que habría que haber apostado a otros rubros, pero en aquel momento todos pensábamos que iba a mantenerse el valor de las commodities, el crecimiento de China y del petróleo. Pero no diría que el PT es responsable de la caída.

-¿Cuáles son las claves para que la región recupere entonces la ilusión?

-Hay cuatro factores que van juntos: integración, paz, prosperidad económica y democracia. En un mundo que se mueve por bloques, Brasil es pequeño si está solo. Para ser grande necesita estar integrado con el resto de América del Sur. Y en este sentido, Brasil-Argentina es la madre de cualquier proceso de integración latinoamericano.

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