“Me sentí engañada”, dijo LVJ ante los jueces. La mujer detalló el funcionamiento del local nocturno y la forma en que las explotaban los propietarios, “amigos” del exvicegobernador Luis Alberto “Cacho” Campo.
Su declaración es clave para el juicio oral y público que se le sigue a Walter Sardiña y Cristina “Pato” Martínez, propietarios del cabaré; Juan Ricardo Lima, encargado del local nocturno; y Jorge Edgardo Maurín Miranda, un salteño acusado de reclutar mujeres para el cabaré.
Durante la jornada de este miércoles declararon cuatro de las ocho víctimas de la trata que fueron rescatadas en el año 2009 del cabaré de Victorica. Pidieron hacerlo sin la presencia de los imputados, que son asistidos por los defensores oficiales Laura Armagno (Sardiña, Martínez y Lima) y Carlos Riera (Maurín Miranda)
La testigo LVJ brindó un detallado testimonio ante el Tribunal, integrado por Marcos Aguerrido, José Mario Tripputi y Pablo Díaz Lacava. Respondió con seguridad y sin dudar todos los requerimientos que le hicieron el fiscal, los jueces y los abogados defensores.
Describió la forma en que la captaron y la llevaron de la ciudad de Salta para “trabajar” en el cabaré Shampoo Night Club y la explotación que sufrió durante los meses que estuvo en Victorica por parte de los acusados.
Con su testimonio también comprometió a Jorge Maurín Miranda. “A Maurín lo conocí en Salta, en un boliche. Comenzó a hablarme, fueron varias veces para ofrecerme un trabajo. Le dije que no, que cualquier cosa le avisaba”, relató.
Contó que cuando se decidió a aceptar el ofrecimiento se entrevistó en Salta con Maurín y Sardiña. “Estaba el dueño del local, Sardiña, para venir a trabajar al local que tenía en La Pampa, Victorica. Hablamos para trabajar de copera. Me habló otra chica que estaba con él. Para servir copas y que de esas copas yo iba tener un porcentaje de plata”, dijo.
Le compraron el pasaje de micro de Salta a Santa Rosa. “Me vino a buscar él (Sardiña) en un auto con otro chico a Santa Rosa para ir a Victorica”, completó. “Llegué a una casa y había otras chicas. Fuimos a hacer los trámites de la libreta sanitaria y a los dos días empecé a trabajar”, dijo.
LVJ contó que las otras mujeres le comentaron que “era habitual que vayan muchos hombres. Si vos querés, podés hacer salidas con ellos porque eso te genera más plata”. Ante una pregunta del fiscal Jorge Bonvehí qué significaban esas “salidas”, la mujer respondió: “Era para tener sexo con los hombres”.
Dijo que “empezamos a trabajar así. Yo estuve dos meses porque le tuve que devolver la plata del pasaje que él me había pagado. Volvía a Salta y regresó otros dos meses”. LVJ dijo que le tenía que dar el dinero de las copas y el sexo al dueño del local y que ella tenía un porcentaje de esto.
La mujer detalló el funcionamiento del local. Dijo que además del salón, donde estaban la barra y las mesas, había dos habitaciones con un baño. Los turnos con los hombres eran de 15 minutos, media hora o una hora. “Distinto importe según el tiempo”, aseguró. Dijo que con una luz en el interior de la habitación avisaban cuando el turno terminaba. Las luces la manejaban desde la barra. “La tarifa la ponía el dueño, Walter. El tiempo era marcado por las luces. Eso se manipulaba desde la barra. Lo manejaba Walter, Pato (Martínez), Lima”, comentó.
Durante el testimonio, LVJ mencionó la presencia de Sardiña y Martínez como dueños de Shampoo y que Lima hacías la veces de “cajero y estaba en la barra. Estaba a cargo del local cuando no estaban los dueños”, afirmó.
Sobre Pato Martínez, dijo que “ella iba a vernos a la casa, o estaba en el local también. Estaba (a cargo) cuando no estaba Walter, o el otro señor, en la barra. Cumplía la misma función que Walter. En la casa nos andaba vigilando. Si tal chica salió, si alguna salía fuera de horario. Iba a preguntar”.
“Nosotros no teníamos manejo de la plata. Si queríamos algo le teníamos que pedir a él (Sardiña). Yo te junto la plata cuando te quieras ir, me dijo. Nunca disponíamos de la plata”, aseguró.
Contó que el trabajo en el cabaré era todos los días. “No había descanso semanal, todos los días”, dijo. “No me sentía bien haciendo eso, es como que lo dejábamos a un lado porque si nos sentíamos mal no podíamos trabajar”, reconoció.
“Me sentí engañada. Él (por Sardiña), primero fue de una forma con nosotras, y después se comportó de otra”. Dijo que fue a radicar una denuncia a la Policía, que derivó en el operativo del Poder Judicial, porque los dueños “no me querían dar la plata que había ganado”.
Más testimonios
Otra de las mujeres que declaró fue JEL, de 27 años y de Santa Rosa, porque su documento fue hallado en el local durante el allanamiento realizado por la Policía. La mujer brindó un confuso testimonio sin detalles. Dijo que “eso era un cabaré antes” y que ella trabajó “hace diez años, desde cuando tenía 16 o 17 años”. Contó que le retuvieron el DNI. “Nunca me lo devolvieron. Lo fui a buscar y no me lo dieron”, dijo.
Confirmó que trabajó en el cabaré y dijo que lo hizo solo de copera. “En el local se mantenían relaciones sexuales. Había dos o tres piezas, siempre en el mismo local. Eramos seis chicas”, dijo.
Además de mencionar a Sardiña y Martínez como los dueños, JEL dijo que “trabajaba Lima, nos cuidaba a nosotras. Se encargaba de la barra y de cobrar cuando no estaban Walter y Pato”.
MED de 26 años viajó de Salta para declarar en el juicio. Su testimonio confirmó algunos datos que brindó la otra chica salteña, aunque se guardó los detalles. En su caso cambió el método de reclutación: fue a través de un aviso en un diario de Salta que vio una amiga. “Una amiga me propuso que vaya. Ahí lo conocí a Walter, en Salta. Me explicó un poquito lo que era y viajé. Ahí la conocí a Pato y Lima”, comentó.
Cuando el fiscal y los jueces la quisieron interrogar para que dé detalles, la joven apeló a un “no me acuerdo”. “Yo cerré un capítulo en mi vida, no me acuerdo y no me quiero acordar”, afirmó. “La verdad que no es un momento grato, dejé una hija en Salta. No estoy bien”, completó.
Dijo que llegó de Salta en colectivo. “Walter me pagó el pasaje y se lo tenía que devolver con el trabajo”. Dijo que el trabajo consistía en hacer copas
Sobre las tareas que hacían en el cabaré, MED dijo “hacer copas. Iban tipos, los hacía consumir y ahí te quedaba un porcentaje. Consultada si tenía sexo con los clientes, la mujer lo negó. “Si hicieron algo las otras chicas, no sé la verdad... no sé lo que iban a hacer al reservado”.
También mencionó que vivía en una casa que le daba Sardiña junto a otras chicas. Dijo que le tenían que pedir dinero para comer. Comprometió a Lima: “Era encargado. Servía los tragos, se encargaba de cerrar el local, mantener el orden. Estaba todos los días”.
El último testimonio que se escuchó fue de MMM, una mujer de General Pico. Dijo que se puso en contacto con los dueños “por un número de teléfono que me dio una chica que había trabajado ahí”. Explicó que iba de jueves a sábados a Victorica.
“El trabajo consistía en hacer copas con las personas que iban al local”, dijo. Comentó que “había un reservado. Ahí ibas con la copa más cara que había. El trabajo de una era tomar (la copa) lo más rápido posible para consumir otra”.
- ¿Alguna de las otras chicas tenían sexo con los clientes?, le preguntó el juez.
- No sabría decirles.
Para la jornada de ayer estaban citadas a declarar otras cuatro mujeres que no concurrieron. Una de las chicas “se negó rotundamente a colaborar” y no atendió el teléfono. Otra, no pudo ser ubicada y otras dos que son oriundas de Paraguay habrían regresado a su país.
El testimonio que brindaron en la instrucción de la causa fue incorporado al juicio. Durante la jornada de hoy se escucharán los alegatos de las partes.
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