En el PRO asumen que necesitan duplicar sus fiscales para cubrir el conurbano

En el PRO asumen que necesitan duplicar sus fiscales para cubrir el conurbano

Garantizan presencia en el 60% de las mesas y quieren llegar al 100%. Los distritos donde no tienen nada.

Mauricio Macri sólo tiene una obsesión: fiscalizar lo mejor posible el conurbano bonaerense para quedar cerca de Daniel Scioli, de quien hoy está a unos puntos en cualquier encuesta.

A diferencia del norte del país, otra zona conflictiva, en el conurbano los radicales ya no tienen peso y los viejos caudillos que podían aportar algo de logística están de brazos caídos porque no pudieron meterse en las listas.

 

 

 

O sea que la fiscalización dependerá de la escasa miltancia propia del PRO, los acuerdos de Emilio Monzó en algunos distritos y los voluntarios.

 

 

 

Los entendidos sobre la dinámica del conurbano, donde votan casi 8 millones de personas, los voluntarios no soportarán la presión en las zonas hostiles y es mejor ni llevarlos.

 

 

 

“Tenemos cubierta el 60% de las mesas. Lo ideal sería tener un fiscal en cada una y un 20% de reserva para prevenirnos de ausencias. O sea, nos falta el doble”, admitió a LPO uno de los armadores de Cambiemos en la provincia.

 

 

 

El experimentado dirigente asegura que la zona descubierta es lo que se llama segundo y tercer cordón del conurbano, sobre todo en la zona norte. “En La Matanza, que hay un millón de votantes, dependemos de lo que logre Miguel Saredi. Y tenemos poco y nada en San Martín, José C. Paz, Moreno, Merlo y Malvinas Argentinas. Es mucho”, admitió.

 

 

 

En esos distritos ya se habla de poner todas las fichas en fiscales generales, o sea, controlar el escrutinio y sólo de reojo la jornada electoral. De ahí el miedo al robo de boletas.

 

 

 

“Alguien se va a tener que hacer cargo de la pelea con Carglino”, vociferan algunos macristas, en referencia al intendente de Malvinas Argentinas que estuvo en el PRO hasta el cierre de listas.

 

 

 

Una esperanza es que los intendentes oficialistas de la región que tengan internas protejan las boletas del PRO. Pero nadie puede fiarse de eso.

 

 

 

Los conocedores de la región aseguran que Macri sí creen quien le cuide la boleta en Morón (está Ramiro Tagliaferro, esposo de Vidal), Tres de Febrero, San Isidro, San Fernando, Pilar y Hurlingham.

El precandidato a intendente de Almirante Brown por Cambiemos, Carlos Regazzoni, advirtió que “existe el fantasma del fraude, que está revoloteando”, ya que de cara a las elecciones bonaerenses “son muchos los entendidos en la materia que están diciendo que hay muchas sospechas de fraude. Me genera mucha preocupación el fraude. Miedo no le tengo nada, pero esto hay que encararlo con osadía y decisión”, expresó.  

 

 

 

En el sur del conurbano las cosas también están repartidas. Monzó logró acercar a varios heridos del Frente Renovador como el quilmeño Eduardo “Rulo” Schiavo, candidato a senador provincial.

 

 

 

Ninguneado por Massa, Schiavo no se fue sólo. Ricardo Giacobbe bajó su candidatura en Berazategui y si bien no competirá en el PRO aportará su estructura de fiscales para proteger al votante de Macri.

Quilmes y Berazategui fueron dos de los distritos donde en 2007 Elisa Carrió se quedó sin boletas bien temprano. A Macri no le ocurrirá.

 

 

 

En Florencio Varela si pegó el salto completo Dardo Ottonelo, ahora candidato a intendente de Cambiemos. No quiso librar la interna con Daniel Sizuela, de Gastronómicos, quien quedó como único candidato del Frente Renovador.

 

 

 

En Lomas de Zamora Macri tendrá el respaldo de Osvaldo Mércuri, candidato al Parlasur. Y en Lanús su ministro de Hacienda Néstor Grindetti supo armar su estructura de militancia, una rareza en el PRO.

 

 

 

El resto de la tercera tampoco está bien cubierto. Nadie sabe cuantas escuelas se cubrirán en Esteban Echeverría, Avellaneda, Almirante Brown, San Vicente y Ezeiza. Ese es el punteo que se está haciendo ahora en las reuniones de Cambiemos. Y que tanto preocupa.

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