El ángulo muerto de las energías limpias: el reto del reciclaje se dispara en el sector

El ángulo muerto de las energías limpias: el reto del reciclaje se dispara en el sector

De aquí a diez años se desinstalarán en España unas 20.000 palas de aerogeneradores. Y a partir del 2030 se retirarán unas 80.000 toneladas de placas solares que llegan al final de su vida útil.

Las energías limpias también tienen su lado sucio: los equipos que se desinstalan cuando llegan al final de su vida útil y deben ser tratados como residuos reciclables. Eso, además de tener un coste evidente, exige de un sistema reglado que afecta de lleno a los productores o importadores de placas solares, y a los propietarios de parques eólicos.

La Asociación Europa de Energía Eólica (Win Europe) se ha comprometido a que desde el año 2025 no se enviará a vertedero ninguna pala que quede fuera de uso. Eso ya es una realidad en España. Hoy por hoy, ninguna va a vertedero, porque son muy pocas las que se retiran, dada la edad media de los parques eólicos de

 nuestro país. Y las que se desinstalan acaban vendiéndose a países dispuestos a reinstalarlas. Este mercado se concentra en África, América Latina y Europa del Este.

Pero este escenario va a cambiar muy sustancialmente a partir de ahora. En España, el gran despegue de la energía eólica se produjo en los años 90. Teniendo en cuenta que la vida útil media de los aerogeneradores es de entre 20 y 25 años, es ahora cuando se va a producir la primera gran oleada de retirada de equipos.

Parques obsoletos

De aquí a diez años, la patronal española del sector, la Asociación Empresarial Eólica (AEE), calcula que se van a desinstalar en nuestro país del orden de 20.000 palas de aerogeneradores. Y, de diez años en adelante, las necesidades de reciclaje aumentarán, dado el gran despegue que acumula la aerogeneración. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) prevé que, de aquí a 2030, España prácticamente duplique la potencia eólica instalada: alcanzar los 50.000 megavatios (Mw), frente a los 27.500 actuales. Y, en paralelo, en este próximo decenio hay que digerir los miles de aerogeneradores que se van a desinstalar en España. La patronal del sector tiene asumido que el mercado de segunda mano no podrá dar salida a tanto equipo. Así que habrá que impulsar el reciclaje industrial.

Técnicamente es un reto evidente, pero en el agregado global de los residuos es muy pequeño. En cantidad, el peso de esas 20.000 palas es menos del 1% de lo que pesa la enorme cantidad de plásticos que se ponen en circulación cada año en España, y de los que solo se acaban reciclando la mitad, según explican desde la AEE.

Vendidas a países menos desarrollados

Hoy por hoy, en el campo de las palas de aerogeneradores, las infraestructuras de reciclaje son muy incipientes en España. Se limita aún al plano de los proyectos piloto o de escasa envergadura. Necesita ganar escala, porque todavía se ve frenada por esa espiral que acompaña generalmente a toda innovación comercial de alto componente tecnológico: quienes quieren operar en el negocio del reciclaje no tienen suficiente demanda como para que les salga rentable invertir en unas tecnologías que todavía son muy caras; y quienes desinstalan esos equipos prefieren venderlos de segunda mano antes que llevarlos a plantas de reciclaje que son escasas y muy caras o, en su defecto, alargar al máximo la vida útil del aerogenerador.

«El reto para los próximos años es escalar la tecnología del reciclaje de equipos de aerogeneración, para que llegue sea comercialmente viable», explica Tomás Romagosa, director técnico de la patronal eólica española. Está convencido de que así va a ser, por una doble vía. De una parte, porque «en los próximos años estas tecnologías de reciclaje van a ser más eficientes en costes y, por otra parte, porque la oleada de desinstalaciones que se va a producir va a generar un volumen de trabajo para esas plantas de reciclado que abaratarán el precio que cobran por su servicios».

Proyectos de plantas de reciclaje de palas eólicas

Actualmente hay varias iniciativas de plantas de reciclaje de aerogeneradores en España. Endesa acaba de anunciar un proyecto para construir un centro de reciclado de palas de aerogenerador en Compostilla (León), con una inversión prevista de 8 millones de euros. Por su parte, la firma Reciclalia trabaja en otro proyecto en Soria y tiene una planta piloto en Toledo. Reciclalia es una compañía de referencia en Europa en el desarrollo de la pirolisis aplicada al reciclaje de palas de aerogeneradores. Y, otro ejemplo más al respecto, Siemens Gamesa también está inmersa en un proyecto de reciclaje en Navarra.

Los aerogeneradores son reciclables de forma prácticamente íntegra. El hormigón y el acero con el que están hechas las cimentaciones, las torres y las cabinas se tratan con métodos ampliamente desarrollados. Lo mismo para reaprovechar los componentes mecánicos y eléctricos que alojan las cabinas donde se aloja el generador, el transformador o el eje de rotación. Lo más complejo es reciclar las palas, para extraer y reutilizar las fibras de carbono y de vidrio con los que están hechas. Hay dos métodos para ello: o bien mecánico, troceando y desmenuzando las palas; o bien térmico, por pirólisis.

Reciclaje de las placas solares

En el caso de las placas fotovoltaicas, la técnica del reciclaje permite reaprovechar entre el 85 y el 90% de sus materiales. Hace años que la legislación obliga con detalle cómo deben retirarse estos equipos y que deben reciclarse un mínimo del 80% de sus componentes. En este caso, quienes tienen que pagar el coste de reciclar son quienes fabrican o importan los equipos. Es lo que se identifica genéricamente como ‘productor’, que a estos efectos «es el primero que pone la placa en el mercado español». Por eso puede ser o bien el fabricante o el importador.

Por ello, identificar al ‘productor’ es esencial para financiar el reciclaje en este sector. Las placas que se venden hoy, a través de esa tasa, pagan el reciclaje de las placas que se instalaron antaño y que ahora llegan al final de su vida útil. En último término, por tanto, es un coste que acaba abonando el comprador de cada nueva placa que se instala en España.

El sistema está claro, pero queda mucho para que sea realmente efectivo. En esencia, porque «todavía no se identifica con nitidez a todo el que es ‘productor’ y, por tanto, no contribuyen todos los que tienen obligación legal de hacerlo», explica Gonzalo Torralbo, director comercial y de relaciones institucionales de Recyclia, entidad que agrupa a productores comprometidos con la financiación del reciclaje de las placas solares. Recyclia-Asimelec es un agente de referencia en España en este campo, en el que se van a multiplicar las necesidades a corto y medio plazo, conforme vayan quedando obsoletas las instalaciones que se hicieron hace entre 20 y 30 años, cuando empezó el despegue de la fotovoltaica en nuestro país.

En 2019, había en España una potencia instalada en parques fotovoltaicos de unos 4.500 Mw, parques que en su mayoría se construyeron entre 2006 y 2008. Dentro de cinco años empezará la oleada de desinstalación, al llegar al fin de su vida útil. Eso hará que, en un quinquenio, podrían demandar su reciclado unas 80.000 toneladas de placas solares. Y las necesidades se dispararán mucho más a futuro, porque «el sector de la fotovoltaica se está expandiendo con intensidad en España, a un ritmo de casi 3.000 Mw más cada año de potencia instalada», explica Gonzalo Torralbo. El objetivo que se han marcado las autoridades españolas es quintuplicar la potencia fotovoltaica de España de aquí al año 2030: pasar de los 7.000 Mw actuales a 37.000 Mw de potencia fotovoltaica instalada.

Costes crecientes

Hoy por hoy, como aún no se ha producido la primera oleada de obsolescencia, el reciclado anual de placas fotovoltaicas está por debajo de las 1.000 toneladas.

Ahora, por tanto, la financiación del reciclaje de estos equipos tiene un coste reducido. Pero a medio plazo se va a multiplicar. De ahí la importancia de que España perfeccione el control para identificar a todos los ‘productores’ que introducen en el mercado español las placas solares, para que paguen. El reto no es menor, porque, hoy por hoy, «más del 50% de los paneles fotovoltaicos que se instalan en España no cumplen con esta normativa, porque no se identifica quién es el primero que lo ha puesto en el mercado y, por tanto, quién tiene que pagar una porción para financiar el reciclaje», explica Torralbo.

Ahora, el coste de reciclar los equipos que se retiran en España sale por algo más de 200.000 euros al año. Cuando empiece la primera gran oleada de retiradas, superará ampliamente los 3 millones. Con la tecnología actual, el coste medio de reciclar una tonelada de paneles fotovoltaicos ronda los 200 euros. Permite reaprovechar la inmensa mayoría de los materiales: el cristal –su componente principal–, el aluminio y los componentes de las células solares y sus circuitos (silicio, plata, cobre…).

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