Alimentarse saludablemente es un 17 por ciento más caro que el costo de una canasta básica

Un estudio exhibe que para cumplir con las metas nutricionales adecuadas, los consumidores deberían gastar un 17,3 por ciento más que el costo de la canasta básica alimentaria medida por el Indec.

Este jueves, el Indec da a conocer el costo de la Canasta Básica Alimentaria (CBA) de julio. Pero ya la cifra del mes anterior dejó un escenario sombrío. En junio hubo un aumento del 4,6 por ciento en relación a mayo, con lo que un grupo familiar compuesto por dos adultos y dos menores necesitó contar con ingresos por 46.525,30 pesos para no caer en la indigencia. Esto, además, implicó que el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) de 45.540 pesos fue insuficiente para acceder a esta CBA. Pero la situación es aún más compleja si se busca acceder a una alimentación nutritiva y saludable, pues para alcanzar la misma, estos grupos familiares deberían haber destinado un 17,3 por ciento más que el costo de una CBA.

El dato corresponde al Observatorio para el Desarrollo Provincial (ODeP), una ONG conformada por profesionales de diferentes disciplinas que se desempeñan tanto en el sector público como privado, quienes desde hace dos años evalúan tanto los componentes como los precios de las canastas alimentarias, para elaborar una Canasta Alimentaria Saludable (CAS).

 

De acuerdo a su último informe, una familia tipo de dos adultos y dos niños debió destinar en junio 54.568 pesos para adquirir la misma, en lugar de los 46.525 pesos de la elaborada por el INDEC, es decir un 19 por ciento más que el SMVT.

 

Una de las razones de esta brecha es que en la CAS aumenta la participación de la carne, que fue el componente con un mayor aumento interanual, con un 90,9 por ciento, es decir muy por encima de la suba de frutas y verduras, que con 54.2 por ciento volvió a mostrar aumentos tras tres meses consecutivos de baja de precios; de los lácteos, que subieron un 61,8 por ciento, y de los panificados, que aumentaron un 69,4 por ciento interanual.  

De esta forma, el informe agregó que la variación interanual de la CAS, que suma un aumento del 36,3 por ciento en el primer semestre del año y acumuló un incremento interanual del 67,5 por ciento para junio, se mantiene por encima de la suba interanual de precios para junio, que fue del 64 por ciento a nivel general, y del 63,7 por ciento para la CBA.

Posiblemente, el único elemento positivo que deriva del informe es el hecho de que para el mes de junio, la brecha entre la CAS y la CBA, del 17,3 por ciento, exhibió el nivel más bajo en lo que va del año, debido a que esta diferencia fue de entre el 21,9 y 25,1 entre enero y marzo, y del 19,6 y 17,4 en abril y mayo, respectivamente.

Según especifican desde el ODeP, la CAS se basa en las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) del Ministerio de Salud, por lo que posee 26 por ciento menos de calorías y se disminuye la incidencia de los denominados productos ultraprocesados en un 90 por ciento. Así, los productos posen un 40 por ciento menos de azúcares y 50 por ciento menos de sal, mientras que el arroz se reduce en un 62,5 por ciento, los fideos secos en un 74,14 por ciento, y el pan blanco en un 64 por ciento, además de excluirse las galletitas, los fiambres, las mantecas, las bebidas azucaradas, los aderezos y condimentos, los concentrados y las bebidas alcohólicas, mientras que aumentan la cantidad de verduras en un 109 por ciento y de frutas en un 142 por ciento, así como la participación del pollo en un 29 por ciento y de las carnes y del pescado en un 42 por ciento.

Consultados oportunamente por la incidencia económica o cultural en el mantenimiento de una mala nutrición, los autores del informe señalaron a El Destape que “la disponibilidad de recursos es un factor que influye en el cambio de hábitos de consumo hacia una alimentación más saludable”, pues, sostuvieron que “la voluntad de llevar adelante ese cambio no es una cuestión económica, pero un ingreso con bajo poder adquisitivo restringe aún más esas posibilidades, de forma que una dieta sana no es una opción para quienes no superan la línea de indigencia”.

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