Los Qom ahora amenazan con armar un partido político

Los Qom ahora amenazan con armar un partido político

“El único que nos recibe es Fresneda pero es medio boludo”, dijeron a LPO en el campamento en la 9 de julio.

La comunidad qom, que ayer sufrió la muerte de un chico de 14 años por desnutrición, está analizando dar el salto a la política junto al resto de las comunidades indígenas del país.

Esta tarde, en el campamento montado en la avenida 9 de julio y Avenida de Mayo se hablaba de la logística para que todas las comunidades indígenas que habitan en territorio argentino puedan viajar a Jujuy para estar en el “Segundo Parlamento Indígena”.

 

Allí, según dijeron a LPO desde el acampe de la 9 de julio, se hablará de unificar las comunidades indígenas de todo el país y no descartan armar un espacio político.

 

Es que en el acampe “Qopiwini” -una sigla que agrupa las iniciales de las comunidades Qom, Wichí, Pilagá y Nivaclé de Formosa, aunque también conviven mapuches- no reciben respuestas a sus reclamos por parte del Gobierno nacional.

En el campamento, montado desde febrero, están juntando firmas para que Cristina Kirchner reciba a los referentes de las cuatro comunidades. El principal reclamo que tienen es que gobierno formoseño de Gildo Insfrán les quitó más de tres cuartas partes de su territorio.

 

“Fresneda es el único que nos recibe pero es medio boludo”, dijo a LPO uno de los acampantes que participa de las reuniones, en relación al secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda. El gobierno de Macri les dio tres baños químicos y cada tanto manda una ambulancia para hacer controles médicos.

 

“Nos vamos a quedar”, dijo a LPO Jorgelina Díaz, la menor de los cuatro hijos de Félix Díaz, el cacique líder de la comunidad Qom “La Primavera”. Y recordó que la Policía Federal intentó desalojar el campamento en la madrugada del primero de julio.

 

La resistencia

 

En el campamento Qopiwini viven unas 30 personas y han llegado a convivir unas 60. Díaz dijo a LPO que sobreviven por las donaciones que hace la gente y que la comida suele ser un problema.

 

Es que no sólo sufrió la falta de comida un bebé que nació durante el acampe, sino que el resto de la comunidad no está acostumbrada a ingerir la cantidad de carne que se come en Buenos Aires. “En Formosa comemos mucha harina”, señaló la hija del cacique.

El otro problema grave es el frío y la lluvia. Cuando hay heladas, los acampantes hacen fogatas, pero cuando llueve las filtraciones de las precarias carpas hacen que se les mojen los colchones y la ropa, que cuelgan luego de los árboles o del monumento de la plazoleta para que se sequen.

 

Las enfermedades también fueron un conflicto en estos siete meses y a Félix Díaz estuvieron cerca de internarlo. Cada tanto reciben las donaciones de medicamentos y la atención médica de enfermeros voluntarios que se acercan a las carpas.

 

Al mismo tiempo que reciben donaciones de la gente, los acampantes también sufren a diario la discriminación. “Pasa gente en autos y en motos y nos gritan `indios de mierda’, sobre todo cuando vuelven de bailar”, dijo Jorgelina y agregó que “al principio los hermanos se ponían muy mal pero ahora ya nos acostumbramos”.

 

Juan, que nació en Bajo Flores pero tiene ancestros indígenas y se acerca todas las semanas al campamento para ayudar, dijo a LPO que el riesgo de la desaparición de las comunidades indígenas se da tanto por la quita de las tierras como por el “ataque” al lenguaje ancestral de las comunidades indígenas.

 

La hija del cacique dijo a LPO que en el campamento hablan en las lenguas indígenas que se siguen trasmitiendo de generación en generación para mantener viva la cultura ancestral.

 

Las tradiciones indígenas, en tanto, se ven amenazadas según Juan por el avance de las construcciones en Formosa. “Un wichí se hacía hombre cuando conseguía una mujer y traía un buen animal del monte, pero ahora tiene que saltar tapiales y alambrados”, advirtió.

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