Los números se desprenden del informe de EPH que realizó el Indec para 2014. Al compararse a nivel país, la situación regional es desfavorable, ya que en el total de los aglomerados urbanos de Argentina el 38% de la población económicamente activa no finalizó los estudios secundarios.
Cerca de la mitad de la población económicamente activa del conglomerado Trelew-Rawson no tiene la escuela secundaria terminada. Este es un dato actual que surge de las estadísticas oficiales del INDEC, y un tema que a pesar de su preponderante importancia, queda tapado por la coyuntura económica.
La educación es un elemento esencial para el crecimiento y desarrollo económico de una región, con beneficios individuales y sociales que impactan en diversos estamentos de una economía. Es por ello que es relevante tener en cuenta los datos del nivel educativo de la fuerza de trabajo de nuestra provincia y ponerlo en la discusión publica.
Muchos estudios empíricos ya han demostrado los efectos económicos positivos de la educación, por un lado sobre la distribución personal del ingreso y por otro las externalidades sobre la sociedad.
En el caso de las externalidades, es decir efectos positivos que genera en la economía de un país o provincia, se pueden mencionar el impacto sobre los procesos productivos, los cuales se hacen más eficientes con una población activa mas educada, pero también sobre cuestiones como menores tasas de criminalidad, menores costos para los sistemas de salud publica, o mejores decisiones de asignación de recursos, entre muchos impactos beneficiosos sobre el bienestar general y sobre el crecimiento y desarrollo económico a largo plazo.
Cuando miramos que sucede en nuestra región, analizando los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), correspondientes al aglomerado Trelew-Rawson, se halla que el 47% de la población económicamente activa (PEA), es decir los ocupados más los desocupados, tienen como máximo nivel educativo alcanzado, la secundaria incompleta. Peor es el panorama si vemos que este segmento de la PEA se compone de un 22% de trabajadores que ni siquiera iniciaron el nivel secundario y solo tienen educación primaria. El otro 25% tiene la escuela secundaria incompleta.
Del 53% que sí tiene finalizada la educación secundaria, el 16% tiene el más alto nivel educativo (estudios universitarios completos) y el restante 37% son personas con secundaria completa (26%), pero también con estudios superiores incompletos (11%).
Por supuesto que este problema es mas pronunciado aun entre los desocupados, allí 6 de cada 10 no tienen educación secundaria completa, es decir que solamente 4 de cada 10 personas que buscan trabajo tienen como piso la escuela secundaria finalizada.
Peor que el promedio
Si nos comparamos con el promedio país, la situación regional es más desfavorable, ya que en el total de los aglomerados urbanos de Argentina el 38% de la PEA es la que no tiene la secundaria completa. Por su parte, en el segmento con más alto nivel educativo, las diferencias también son pronunciadas, en el total país casi se duplica respecto al aglomerado Trelew-Rawson, el porcentaje de los que tienen estudios superiores o universitarios es 21% en el total país.
Comparando a los desocupados, la situación educativa también es más problemática en Trelew-Rawson que en el promedio país. Si bien en el total de los aglomerados urbanos del país el porcentaje de personas sin educación secundaria se eleva al 46%, es menor que el altísimo 61% de nuestro aglomerado.
Ahora, cuando se analiza la cuestión de género relacionada con estas variables, se destaca que la mujer en el mercado de trabajo local, tiene un mejor nivel educativo que los varones. Entre los varones de la población económicamente activa mas de la mitad (54%) no tiene el piso mínimo de secundaria completa, mientras que entre las mujeres este porcentaje se reduce al 38%.
En la otra parte de la fuerza laboral, la diferencia entre varones y mujeres se da en la cúspide de la pirámide educativa. Es así que, los varones con educación superior o universitaria representan el 11%, mientras que entre las mujeres esa participación se eleva al 22%.
Ahora cuando se estudian los datos dividiendo por sector publico o privado, el menor nivel educativo se verifica en el sector privado, allí un 55% de los ocupados son personas con bajo nivel educativo (secundario incompleto, primaria completa y primaria incompleta). En tanto que en el sector estatal, solo 3 de cada 10 empleados tienen bajo nivel educativo formal. Los 2 grupos tienen como característica común que un cuarto de la población tiene la educación secundaria completa como máximo nivel educativo alcanzado. Mientras que la principal diferencia se halla en el segmento de ocupados con educación superior o universitaria, en el sector estatal representan el 30%, mientras que en el privado representan solo el 10%.
Por su parte, los sectores de la construcción y el agropecuario, son las 2 ramas de actividad económica con mayor participación de trabajadores con bajo nivel educativo, tienen en el caso de la construcción 9 de cada 10 ocupados que como máximo nivel educativo tienen la secundaria incompleta o menos, en tanto que en el sector agropecuario son 8 de cada 10 los que están en la misma situación. En el sector transporte son 7 de cada 10 los ocupados con un bajo nivel educativo
En el sector comercio, que es la actividad privada del aglomerado con mayor cantidad de ocupados, la mitad (53%) es la de menor educación, mientras que en la industria, segundo sector privado con mayor cantidad de trabajadores, el 60% no termino el nivel secundario.
En el sector alojamientos y servicios gastronómicos mejoran algo los indicadores, allí el 46% no terminó la escuela secundaria y un 12% tiene estudios superiores. Otro sector con mejor nivel educativo es el de información y comunicaciones, en este los ocupados con bajo nivel educativo son el 33%, pero la mayoría se concentra en el segmento de secundaria completa como máximo nivel educativo alcanzado (54%).
Los sectores con trabajadores de mayor nivel educativo son el financiero y seguros, inmobiliarias y actividades profesionales, con tendencia a cero en el segmento de personas sin secundario y con los mayores porcentajes de ocupados con estudios superiores/universitarios.
Hoy nadie duda que la educación sea uno de los determinantes más importantes del crecimiento y desarrollo económico sostenible de una región, mucho más que la disponibilidad de recursos naturales. El hecho de que en una economía cuente con mano de obra con alto nivel educativo es condición necesaria, aunque no suficiente, para aprovechar de manera más eficiente el progreso tecnológico, generar y aplicar nuevos conocimientos, producir innovaciones o adaptarse rápidamente a los cambios, entre muchos beneficios que la educación produce sobre la población económicamente activa de una región.
Por ello es vital plantear esta problemática con datos concretos de cada región en particular y ponerlos por arriba de la información económica.#
* Economista del Instituto de Investigación GECSEA-Patagonia y docente de Economía Espacial y Regional, en la Facultad de Cs. Económicas de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
Comentá la nota