El Gobierno intentó este martes neutralizar la manifestación que, bajo la consigna “Para que no te pase”, realizaron en la plaza del Congreso las víctimas de la violencia. Lo hizo con una conferencia de prensa que encabezó, dos horas antes de la convocatoria, el propio presidente Mauricio Macri.

En esa presentación, desplegó la misma estrategia que viene utilizando el gobierno de la provincia de Buenos Aires a través de los ministros de Seguridad y Justicia, Cristian Ritondo y Gustavo Ferrari: el jefe de Estado se sumó al reclamo y descargó responsabilidades a la Justicia, a la que le pidió “agilidad” y que sea “fuerte, independiente, transparente y moderna" en su actuación frente al delito.

Además, el ministro de Justicia, Germán Garavano, aprovechó para volver a cargar contra la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, a la que viene reclamándole le renuncia desde el mes de diciembre y a la que acusó de no colaborar con el Gobierno.

EL RECLAMO DEL DOLOR. “No basta con el anuncio del Presidente. Si salió dos horas antes a decir todo eso, es porque le jode que nosotros estemos acá”, bramó la mujer, con la cara hinchada de tanto llorar. En sus manos tenía la pancarta con la cara de su hijo, la frase “Todos somos  Diego” y la palabra Justicia en letras negras. “La convocatoria no es contra ningún gobierno”, aclaró, para cumplir con el acuerdo de la convocatoria “Para que no te pase”, una iniciativa impulsada por un grupo de familiares que perdieron a alguno de sus seres queridos en crímenes y accidentes evitables y que resolvieron organizar una protesta de víctimas contra la impunidad, la injusticia y la inseguridad.

Luego de las 19, la marcha superaba las dos mil personas, que consensuaron un texto que fue leído por los periodistas Luis Novaresio y Lorena Maciel. "Durante años, quienes estamos presentes podemos dar testimonio, las víctimas han sido abandonadas a su suerte", señalaron, luego de aclarar que la protesta es "a favor de la vida y de quienes hasta hoy no han sufrido hechos violentos y evitables".

Entre las columnas, había familiares provenientes de distintos puntos del país, que llegaron a la Plaza de los Dos Congresos a partir de esfuerzos propios y de la coordinación de Gladys Cabezas, hermana del reportero gráfico José Luis Cabezas, asesinado en 1997; María Luján Rey, madre de Lucas Menghini, que falleció en la tragedia ferroviaria de Once, y Nilda Gómez, cuyo hijo integra la lista de 194 víctimas que murieron en el boliche República de Cromañón. La lista de organizaciones superó la decena de familiares, pero todos estaban notoriamente atravesados por el dolor de cada uno, que cargaba la foto de su familiar ausente con la misma impotencia que provoca la inexplicable pérdida.

En el medio de la marcha, se pudo divisar a Juan Carlos Blumberg, padre de Axel, que fue asesinado en un secuestro, en el medio de un intento fallido de rescate que terminó con su vida. El hombre, visiblemente conmovido, fue rodeado de ovaciones cuando apareció, pero procuró mantener un perfil bajo ante la presencia de los demás familiares.

Entre los oradores, también intervino Carolina Píparo, que vivió en carne propia una salidera bancaria en 2010 y perdió a su hijo en gestación. “Estamos acá para decir 'basta' a una forma de vivir que habíamos naturalizado; merecemos vivir mejor y eso es lo que estamos buscando”, gritó conmovida, luego de hablar con los medios y aclarar que ningún funcionario del Poder Judicial se había comunicado con ellos. “Sería bueno que nos llamen mañana después de esto”, opinó la mujer, tan adolorida como los demás asistentes que, en reserva, reconocían que volver a marchar en nombre de sus seres queridos les provocaba “revivir un duelo que no ha terminado”.

EL PROBLEMA ES LA JUSTICIA. A pesar de los intentos de los familiares por no hablar del Gobierno, la conferencia de prensa que encabezó Macri dos horas antes impidió que los organizadores pudieran cumplir con su objetivo de no antagonizar con la administración de Cambiemos.

En su alocución, el jefe de Estado buscó apoyar la marcha para correrse del foco de conflicto.  Acompañado por el titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, y decenas de jueces, le pidió “agilidad” a la Justicia y castigó a Gils Carbó, a quien acusó de negarse a colaborar. El mandatario llamó a "modernizar la Justicia donde el ciudadano demanda por respuestas y donde vemos en los medios todos los temas que están relacionados con la inseguridad”.

Para la mayoría de los familiares consultados, la conferencia no fue oportuna.

El Presidente reclamó una "justicia fuerte, independiente, transparente y moderna" porque "lo que hace confiable a un país es la calidad de sus dirigentes y respetar las reglas de juego, la Constitución Nacional". En ese marco, "la justicia tiene un rol central", dijo.

El ministro Garavano no sólo cuestionó a Gils Carbó porque "no asistió a la firma de un convenio" a pesar de que "había sido convocada", sino que acusó a la titular del Ministerio Público de "no" colaborar con las medidas que impulsa el Gobierno, a la vez que reclamó a "los fiscales cumplir con su rol de defender y acompañar a las víctimas" de delitos.

"Lamentablemente, en nuestro país generamos soluciones muchas veces porque aquellas instituciones que deben cumplir con una tarea no la cumplen, entonces surgen la imprescriptibilidad de los hechos de corrupción porque la Justicia no logra juzgar a tiempo los casos de corrupción, surge la necesidad de asesorar y darles abogados a las víctimas porque los fiscales no cumplen con su tarea", abundó Garavano en declaraciones a la prensa acreditada en Casa Rosada.

En ese contexto, el ministro señaló que, "más allá de agregar estas herramientas, lo importante es tomar conciencia de que cada actor institucional tiene que cumplir su misión; tienen los recursos y tienen que acompañar a la víctima; el sistema de justicia tiene que acompañar a las víctimas respetando los derechos de los victimarios".