Con un remate en San Isidro, PDVSA cerró su última estación de servicio

Con un remate en San Isidro, PDVSA cerró su última estación de servicio

Vendió su boca de expendio en una esquina anhelada por competidores y desarrolladores.

Llegó con la idea de comprar la red de estaciones de servicio Shell en el país. Se está yendo liquidando el último punto de venta que tenía, en San Isidro, en un remate en la que utilizó sociedades que puedan escapar a futuros embargos. La venezolana PDVSA desembarcó en 2005 con la intención de ser un jugador grande en el mercado de los combustibles locales. Lejos de lograrlo, se está despidiendo rodeada de problemas, impugnada para operar en el país y con deudas con ex ejecutivos. La compañía estrella del “gobierno bolivariano de Venezuela” estaba en el país a través de Petrolera del Cono Sur. Esa firma se formó con aporte de la uruguaya Ancap, que tenía estaciones en el país. En 2006 era una sociedad casi en partes iguales, pero en 2010 ya era completamente caribeña. 

Las banderas que usaron eran la de PDV Sur y Sol. Con el desplome de los precios del petróleo, las filiales de PDVSA comenzaron a perder gravitación. Sin embargo, su flujo de dólares fue abundante para dar lugar a múltiples investigaciones de corrupción por parte de la actuación de sus funcionarios en filiales extranjeras. Un gerente de la operación en Argentina habló de coimas a Enarsa, la petrolera estatal dirigida por funcionarios nombrados por el ex ministro de Planificación kirchnerista, Julio De Vido. Luego, fue cambiando su testimonio y aún se busca esclarecer qué sucedió. La casa matriz, en Caracas, le giró dinero a la filial local, aunque los montos fueron disminuyendo a medida que se profundizaba la crisis de la economía venezolana. Ese país enfrenta una contracción económica, hiperinflación y migración de sus ciudadanos inédita para cualquier territorio que no se encuentre en medio de una guerra civil. 

Además del acuerdo con Ancap, PDV Sur había alcanzado un convenio con Rhasa, que también le permitió sumar volumen de ventas. Eran las épocas en que todavía había proyectos de crecimiento y rotación de gerentes con el fin de lograr una operación de mayor dimensión. Entre 2013 y 2017, Petrolera del Cono Sur recibió cerca de US$ 90 millones, pero luego se le cortó el financiamiento. Cuando tuvo que vivir con su propio flujo de caja, la firma colapsó y empezó a desprenderse de estaciones. De las 150 que llegó a tener en su mejor momento, la filial local fue cediendo surtidores, como una forma de ir mitigando las pérdidas. Sus balances eran rojos y con patrimonio neto negativo, en lo que se vislumbraba como un patrón irreversible. En diciembre de 2018, PDVSA fue eliminada del “Registro de Empresas Petroleras - Sección Elaboradoras y/o Comercializadoras”, que determina las empresas que pueden despachar combustible en el país. 

Fue el tiro de gracia. Ya no cumplía con requisitos mínimos contables, ya que no contaba con capital y no presentaba balances ante la Comisión Nacional de Valores (CNV). Ya había cedido casi todas las estaciones. De las importantes, solo le quedaba una en San Isidro, con buenos volúmenes de facturación. A tal punto que algunos competidores (y desarrolladores inmobiliarios) le echaron el ojo porque la consideran atractiva. La venezolana habría conseguido algunos millones de dólares por esta transacción. La operación tiene sus complicaciones ya que PDVSA arrastra deudas con proveedores y ejecutivos. El dinero que consiguió puede ser afectado por embargos, según creen los acreedores de la petrolera. 

En 2005, PDVSA trató de dar su salto más significativo, que era la adquisición de la red de 600 estaciones de Shell en el país. Juan José Aranguren, ex titular de la petrolera angloholandesa en el país, confirmó que esa fue la razón por la que Shell fue tan presionada por el gobierno kirchnerista y organizaciones de piqueteros vinculadas al chavismo. Shell zafó de esa situación y sus surtidores terminaron en manos de la brasileña Raizen. En el mercado dicen que PDVSA nunca buscó montar una operación rentable, sino que se comportó como un músculo político del chavismo en distintos países. Esa estrategia se utilizó desde la Argentina hasta Nicaragua, pasando por Uruguay y Cuba. 

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