Mauricio Macri se pasea por el lounge central del Centro de Convenciones con ojeras, pero de buen humor. Acaba de terminar una serie de reuniones con presidentes de multinacionales y se llevó no sólo promesas de inversiones millonarias, sino también una expresión generalizada de apoyo a su gestión entre la comunidad internacional de negocios.

Fue el caso de Coca-Cola. El CEO de la compañía, Muhtar Kent, prometió que invertirá US$ 1000 millones en la Argentina en los próximos cuatro años.

Además, se comprometió a "trabajar juntos" en un programa a favor del deporte y del desarrollo y la capacitación de las mujeres. "Están muy entusiasmados con el cambio y con ganas de reforzar la capacidad que tienen en la Argentina y las compras a proveedores, porque ellos se proveen de gran parte de la fruta y del limón en el país", dijo Macri. También los número uno de las petroleras Shell y Total le comunicaron la intención de aumentar sus inversiones en recursos no convencionales.

Shell tiene tres concesiones en la formación Vaca Muerta y, según dijo su CEO, Ben Van Beurden, incluso tiene previsto invitar a otros socios a invertir en el negocio.

"Piden sólo estabilidad en las reglas de juego y saber a cuánto van a vender el gas que produzcan en la Argentina para el mercado local", señaló Macri. Cuando LA NACION le consultó qué precio de gas se le ofrecerá, si libre o subsidiado por el Estado, respondió: "Está trabajando en eso ahora Aranguren (Juan José, ministro de Energía), en un momento en el que nadie sabe lo que vale el petróleo en el mundo. Cuando tengamos el marco regulatorio lo comunicaremos. Vamos a tener un precio único por los próximos años para que todo el mundo tenga certidumbre con respecto a las reglas de juego. La inversión viene con confianza".

Macri también tuvo un encuentro con el CEO de Dow, Andrew Liveris, que dijo que tienen previsto avanzar con inversiones en el polo petroquímico de Bahía Blanca, pero hizo foco en el acuerdo que la compañía tiene con YPF para la producción de shale gasen Vaca Muerta, proyecto para el que en diciembre pasado ya habían anunciado una inversión adicional de US$ 500 millones. Se estima que el desarrollo total podría demandar unos US$ 2500 millones.

En sus 15 minutos con Macri -estaba pautado que todas las reuniones fueran breves, en una mañana en la que el Presidente no tuvo respiro- el número uno de Mitsubishi, Yorihiko Kojima, también se comprometió a seguir invirtiendo en el país e invitó al mandatario a visitar la planta de la empresa en Japón. En la misma línea, la presidenta y accionista principal de la cerealera Louis-Dreyfus, Margarita Louis-Dreyfus, se comprometió a respaldar la gestión, en una reunión de la que no sólo participó Macri sino también la primera dama, Juliana Awada. Al tiempo que a la CEO de Facebook, Sheryl Sandberg, el Presidente le transmitió que el Ministerio de Modernización lanzará el plan piloto de la plataforma de red social interna facebook at work. "Están muy contentos con nosotros porque soy el primer presidente Facebook, nosotros hicimos todo en la campaña vía Facebook", dijo, con una sonrisa.

La nueva ley de comunicaciones que planea poner en marcha el Gobierno fue entretanto eje del diálogo que Macri tuvo con el presidente de Irlanda. "Vamos a intercambiar tecnología y nos van a dar apoyo en la ley que vamos a debatir ahora. Ellos están muy avanzados en todo lo que es tecnología, desarrollo de data e Internet", explicó.

Pero no sólo los empresarios extranjeros expresaron su respaldo a la gestión; también hubo tiempo con los empresarios nacionales presentes en Davos, que volverán a verse hoy con el Presidente en un desayuno organizado para todos los argentinos, además de algunos invitados.

En las reuniones bilaterales con funcionarios de otros países la delegación argentina también obtuvo buenas noticias. Tras la reunión entre Alfonso Prat-Gay y el secretario del Tesoro norteamericano, Jack Lew, ese organismo informó en un comunicado que liberaría todos los vetos que venía imponiendo desde 2011 en organismos multilaterales para que el país reciba nuevos créditos.

"A la luz de los progresos en asuntos clave y la positiva trayectoria económica, Estados Unidos pone fin a su política, en vigor desde 2011, de oponerse a la mayoría de los préstamos a la Argentina desde los bancos de desarrollo multilaterales, y considerará cada proyecto argentino por sus méritos propios", indicó el Tesoro. Esa política era aplicada en entidades como el BID y el Banco Mundial, ante la negativa de la Argentina de negociar con los tenedores de títulos en default, y en su momento también por las deudas impagas con el Club de París y el no reconocimiento de los laudos que había perdido por demandas de varias compañías multinacionales ante el Ciadi. Mejorar la relación con esos organismos es una de las prioridades del equipo económico, dado que el Gobierno depende del ingreso de inversiones para corregir gradualmente los desequilibrios macroeconómicos.