El nuevo modelo financiero bonaerense: más del doble de deuda y el 66% dolarizada

El nuevo modelo financiero bonaerense: más del doble de deuda y el 66% dolarizada

Una gestión noventista ordena las cuentas provinciales y su déficit endémico a fuerza de más endeudamiento en moneda foránea. Los contribuyentes pagarán compromisos hasta al menos dentro de 11 años.

La deuda pública de la provincia de Buenos Aires crecerá 225% en dos años si se cumple a rajatabla el programa de endeudamiento que la gobernadora María Eugenia Vidal ejecuta a través de su ministro de Economía, Hernán Lacunza. Con urgencias de caja para pagar sueldos y poner en marcha obras para movilizar la alicaída actividad económica, y con la meta puesta en las elecciones 2017 en un contexto de estanflación (recesión + inflación alta), la deuda provincial pasará de los $120.000 millones que había el 10 de diciembre de 2015 a $270.000 millones para fines de 2017.

El nuevo endeudamiento incluido en el proyecto de Presupuesto del próximo ejercicio, que este martes será defendido por Lacunza en un plenario de comisiones de las dos cámaras de Legislatura, reitera la cifra sellada en enero pasado en una álgida sesión en la Cámara de Diputados: $60.000 millones. A eso se suman otras colocaciones en pesos y dólares vía Letes y Bonos provinciales por otros $24.000 millones y US$672 millones para obras puntuales, para totalizar unos 94.000 millones al tipo de cambio de hoy.

El ministro salió a relativizar el peso de la deuda. Dijo que se “licuará” por efecto de la inflación, una solución real pero indeseada que desnuda el escenario que espera la administración PRO para el próximo año: inflación alta.

De todas formas, la respuesta del ministro esconde una realidad que admiten oficialistas y opositores sobre la composición de esa deuda. El nuevo plan de emisión modificó su perfil para llevar a que dos tercios de la misma estén nominados en dólares, con lo que el argumento de un efecto favorable de la inflación sobre ese pasivo contable choca con el encarecimiento que significará la depreciación de la moneda nacional.

Lacunza señaló que "todo el déficit actual de la Provincia se explica por inversiones en obras. Si no hubiera inversión sólo se tomaría nueva deuda para pagar la deuda pendiente, que estamos renovando a mejores tasas". Pero el déficit real y endémico en las cuentas públicas provinciales ya ascendió a $22.000 millones en 2015; mientras que para 2016 se proyecta en $29.000 millones (aunque restaría contabilizar un posible bono de fin de año a estatales que Vidal por ahora niega) y unos $35.000 millones para 2017, según admiten fuentes del oficialismo.

NOVENTISMO. Por eso, el perfil del endeudamiento se asemeja bastante al aplicado por la administración menemista en los ´90: bajo el escudo de obtener mejores tasas, el perfil vira a una deuda creciente y mayor en moneda extranjera. Ése fue el pilar ficticio que sostuvo el Plan de Convertibilidad queDomingo Felipe Cavallo y Carlos Menem instauraron en 1991 mediante una ley del Congreso.

Antes de la administración Vidal, el esquema comandado por el equipo del ex motonauta Daniel Scioli tampoco resolvió el problema, ya que no sólo el déficit creció, sino que terminó endeudándose a tasas de dos dígitos en dólares, con una economía más cerrada, cepo mediante y sin acceso a mercados internacionales.

Pero el cambio y la gestión market friendly del nuevo esquema económico provincial no mejora las cuentas públicas. En todo caso, profundiza su perfil inviable y dependiente del salvataje nacional y externo. La subordinación a la administración nacional para pagar gasto corriente se plasma en los $34.600 millones de aportes del Tesoro nacional que se plantean en el Presupuesto 2017. Si a eso se suman las colocaciones de deuda, la situación es aún más crítica.

Lacunza esgrime como fundamento que, en términos reales, el déficit fiscal no se incrementa: representa el 0,35% del Producto Bruto Geográfico (PBG), mientras que el total de la deuda representó en diciembre de 2015 un 7% del PBG y en Economía esperan que sea igual porcentual para 2016 y se incremente al 8% en 2017.

El debate sobre el Presupuesto sólo desnudará las falencias fiscales de una provincia que sintió como pocas el “operativo sinceramiento” y la inflación que sobrevino después, que cerrará alrededor del 38% para los tecnócratas, pero que será muy superior al 40% en la economía real y aún mayor del 50% para los sectores más postergados, allí donde el impacto en productos básicos golpea en la línea de flotación a los que viven menos que al día.

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