En la madeja, Macri, Gutiérrez y Quiroga

En la madeja, Macri, Gutiérrez y Quiroga

La puja política, si bien disimulada por las circunstancias post electorales, sigue vigente en Neuquén, focalizada, como siempre en los últimos años, entre el gobierno provincial y el municipal capitalino, las dos expresiones más relevantes de la representación ciudadana, en función de la cantidad de ciudadanos que delegan sus decisiones políticas.

Esta competencia, no muy visible para el gran público, reconoce en primer lugar la relación con el gobierno de Mauricio Macri, que es buscada ansiosamente, y parcialmente lograda, con algunos funcionarios más que con otros, y con resultados dispares todavía, aunque prometedores para los dos sectores que se agazapan en cada uno de los estamentos del Estado neuquino.

Hay que decir que Horacio Quiroga, el tetra-intendente capitalino, se zambulló en la pileta macrista con mucha decisión durante su campaña del año pasado. Pero el MPN, que vio inmediatamente la posibilidad de un balotaje y un resultado adverso en ese escenario para Daniel Scioli, manejó sus variantes para no quedar afuera del agua, y tuvo su costado PRO simultáneamente con su pegatina (algunas veces excesiva) con el Frente para la Victoria.

En este tiempo singular, cuando el Frente para la Victoria se desangra lentamente, el MPN dejó atrás ese inicial alineamiento, y Jorge Sapag, ahora funcionario de Omar Gutiérrez, ocupa un discreto segundo o tercer plano en la coyuntura más importante para el gobierno provincial en cuanto a lo que puede conseguir del nacional.

Quiroga, por su lado, entra a los despachos de la Casa Rosada como nunca lo pudo hacer durante la vigencia de Cristina Fernández. Así, consiguió en pocos días cuestiones (como la apertura de la calle Lanín) que el kirchnerismo había negado, sumido en su propia omnipotencia, a pesar de promesas formuladas desde el Frente para la Victoria local. Y se apresta a motorizar viejas consignas, como el traslado de la U9, que implicarían transformaciones espectaculares.

Otros mega-proyectos, como el traslado al Oeste de la sede de gobierno municipal, se aprestan a iniciarse, esta vez bajo un reaseguro de compromiso de financiamiento distinto, que aleje del riesgo osado que en principio implicó su anuncio de campaña, cuando lo que se pretendía era ganar antes que cualquier otra cosa, incluida la prudencia en el manejo de los dineros públicos, de lo que el quiroguismo siempre ha alardeado, sin que le faltara razón, en líneas generales.

Gutiérrez, lo sabe bien Quiroga, no tiene dificultades con el elenco ministerial nacional. Juan José Aranguren y Rogelio Frigerio tiene fluido diálogo con el Gobernador. Cuando es necesario, desde el mismo PRO neuquino, a veces con disgusto del propio Intendente, se colabora con el mandatario provincial. La instrucción nacional es clara en este sentido: los gobernadores serán aliados, pues el Presidente los necesita. No se los conquistará con malas artes, sino con razones elementales que Cristina Fernández hizo posible utilizar, en función del desprecio que repartió tanto como su natural carisma: cuando se coquetea tanto con el amor como con el odio, se pierde el fiel de la balanza en una danza loca e imprevisible.

La prueba de amor que necesita Gutiérrez obtener de Macri no es difícil de conseguir en el contexto. Es el precio promedio de 5,80 dólares para el gas. El primer paso ya lo dio Aranguren, bendecido por el Presidente, sincerando las tarifas. El costo político lo pagará el gobierno nacional, inflación incluida. El provincial neuquino sólo puede ser beneficiado, aumentando regalías y propiciando más inversiones para explotar mayor cantidad de pozos, tanto convencionales como no convencionales, pues el gas será negocio en la propia Argentina.

El otro paso que dará Macri también es beneficioso para Neuquén. El probable acuerdo con los holdouts, iniciado con una oferta de pagar los 9 mil millones de dólares que se les adeuda con 25 por ciento de quita, implicará un nuevo escenario, propicio para el país, en los mercados internacionales. En ese contexto, Neuquén podrá colocar los bonos que esperan todavía mejores condiciones, y Gutiérrez podrá resolver, si esto se da, el financiamiento para el déficit de todo el año, más la base que necesita para sellar un nuevo acuerdo con los gremios estatales, con los que comenzará una lenta negociación el 15 de este mes.

A estos factores macro, Gutiérrez le agrega como prenda de negociación con los sindicatos al Instituto de Seguridad Social, aquejado por un déficit nacido de su caja de jubilaciones. Para el Gobernador, la posibilidad de aumentar aportes jubilatorios para resolver ese déficit estructural, debe ser consensuada con los gremios. ¿Esta es la oportunidad, esta la coyuntura apropiada? Hay quienes marcan distancia precautoria frente a la inicial seguridad afirmativa. Por ejemplo, el vicegobernador y presidente de la Legislatura, Rolando Figueroa, quien –se dice- está de acuerdo con resolver el tema, pero sin apuro, porque tal vez, en ese apuro, se pierdan o resignen cuestiones importantes a futuro para el MPN.

A casi dos meses de la asunción de los gobiernos, hay todavía una gran madeja en las que todos tienen la punta de algún hilo. Esa gran madeja política nacional podrá desatarse o quedar enredada, y esto dependerá no solo del gobierno de Macri, que en definitiva tiene la punta de un hilo, y todavía no sabe si es o no el principal, el más largo, o solo uno más, que discurre en medio del ovillo, todavía escondido, todavía confuso.

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