Por el frío, la tercera parte del consumo de gas es importado

Por el frío, la tercera parte del consumo de gas es importado

Sin embargo, el ministro Javier Iguacel promete que en octubre se reanudará la exportación a Chile sin aclarar volumen ni precio.

 

La mini ola polar, como llaman los meteorólogos a las bajas temperaturas que se verifican desde el sábado, muestra los límites de la producción de gas en el país y la necesidad de seguir importando el producto para cubrir la demanda. Según el último dato publicado por el Enargas, el viernes el 33% de la inyección en gasoductos provino de la importación.

Ese día, la demanda prioritaria, que es aquella que no se puede cortar como la residencial y comercial, fue de 79,3 millones de metros cúbicos, mientras se estimó que llegaría a 81,5 millones ayer y a 83,2 millones hoy. Con esos niveles previstos para los dos primeros días de la semana, desde el domingo a la noche se comunicó a las industrias que debían cortar el gas contratado como interrumpible aunque siguen disponiendo del suministro contratado en firme. Hay además, como todos los inviernos, cortes a las centrales térmicas que pueden reemplazar el gas por combustibles líquidos.

De este modo, se puede estimar que ayer y hoy la inyección total en gasoductos terminará siendo similar a la del viernes, cuando llegó a 158,7 millones de metros cúbicos. De ese volumen, 52,5 millones (o el 33%) son importados: 17,9 millones desde Bolivia, 10 millones del GNL importado que se regasifica en el buque apostado en Bahía Blanca, 20 millones del que se regasifica en Escobar y 4,6 millones provenientes de Chile.

Esto ocurre aun cuando hay indicios de que la actividad industrial se está por lo menos amesetando y mientras la producción local de gas aumentó un 3,8% en los cinco primeros meses del año, lo que representa un aumento promedio de 4,6 millones de metros cúbicos diarios.

Pero el incremento en la producción representa menos del 3% del volumen que se inyecta en estos días de bajas temperaturas. Por otra parte, el 70% del aumento se explica sólo por el desarrollo del área Fortín de Piedra de Tecpetrol (grupo Techint), una de las pocas empresas que entró dentro del plan estímulo para el gas no convencional que estableció el exministro Juan José Aranguren el año pasado.

Ese nuevo Plan Gas implica que el Estado pagará a la petrolera la diferencia entre el valor al que se venda el producto en el mercado (alrededor de u$s4,68 para la demanda residencial) y el precio estímulo fijado en u$s7,5. El interrogante es cómo hará el Gobierno para enfrentar ese subsidio en medio del recorte al déficit fiscal, y teniendo una demora en los pagos desde febrero, según reveló un informe publicado en La Mañana de Neuquén.

Para decirlo de otra manera, la producción de gas creció poco en relación a las necesidades y el aumento proviene de las áreas no convencionales a un precio subsidiado de u$s7,50. Y ahora además aparece otro problema: el ministro de Energía, Javier Iguacel, estuvo la semana pasada en Chile para avanzar en un acuerdo energético, y en declaraciones periodísticas en Buenos Aires, anunció que a partir de octubre se reanudará la exportación a ese país, sin obligación de reimportar posteriormente, y anticipó también que el gas a exportar provendrá mayormente de Fortín de Piedra.

El anuncio suscita otros interrogantes. En primer lugar, porque la Argentina necesita todos los meses del año importar gas de Bolivia, y en los días de mayor demanda de electricidad de verano también se requiere usar GNL para regasificar. De este modo, y sobre todo considerando que el contrato con Bolivia rige todo el año, el gas excedente para exportar a Chile sólo puede estar disponible en octubre-noviembre y marzo-abril y siempre dependiendo del clima.

En segundo lugar, no hay declaraciones sobre el precio al que se venderá a Chile, y aun cuando está previsto el intercambio de producto sin desembolso de divisas, el país trasandino difícilmente acepte un precio superior al que la Argentina le paga a Bolivia, que está hoy en el orden de u$s6. Como contracara, el gas que hoy se importa de Chile cuesta cerca de u$s10 porque ese país no tiene gas y regasifica GNL importado. 

Considerando la diferencia de valores, podría darse la paradoja de que la Argentina pague en invierno casi u$s10 por el gas chileno, le venda a Chile gas local a u$s6, y el Estado deba seguir afrontando la diferencia con el precio subsidiado de u$s7,5.

En síntesis, la Argentina sigue importando más de una tercera parte del gas que necesita en invierno, todo el año importa de Bolivia y en pleno verano también usa GNL importado. En ese contexto, los excedentes siguen siendo eventuales y escasos.

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