Con ventas estancadas y sin ATP, hay 400 estaciones de servicio en riesgo en Córdoba

Con ventas estancadas y sin ATP, hay 400 estaciones de servicio en riesgo en Córdoba

Dos de cada tres estaciones están trabajando con pérdidas operativas, según el estudio de Economic Trends para Cecha.

El presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos de la República Argentina (Cecha) y de la Federación de Expendedores de Combustibles y Afines de Córdoba (Fecac), Gabriel Bornoroni, encendió la alerta este viernes.

En el marco de una teleconferencia, afirmó que dos de cada tres estaciones de servicio que funcionan en Argentina están en riesgo de cerrar debido a la caída de la actividad como consecuencia de la pandemia de Covid-19 y de las medidas de aislamiento y distanciamiento social que reducen la circulación de personas.

A esto se sumó la decisión del Gobierno nacional de excluir al sector del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP).

“Una estación que vende por debajo de 292.000 litros mensuales, hoy no puede subsistir, porque está trabajando a pérdida. De las 5.015 registradas en todo el país, 3.300 están en esa situación”, afirmó Bornoroni.

Según un relevamiento realizado por la Confederación, las expendedoras emplean a unas 65 mil personas en total; esto significa que hay unas 40 mil que tendrían sus puestos de trabajo complicados.

En el caso específico de Córdoba, Bornoroni precisó que son 400 estaciones las que penden de un hilo, sobre 615 en total. Significa un horizonte laboral tormentoso para 5.300 operarios, dentro de un universo de 8.000 empleados en total en la provincia. 

Estos cálculos se apoyan en un modelo matemático elaborado por el economista Gastón Utrera, titular de la consultora Economic Trends que realiza monitores de indicadores para Cecha y para la Fecac.

Utrera afirmó que bajo las condiciones actuales, el 67,1 por ciento de las estaciones no alcanzan a cubrir su punto crítico; es decir, además de no cubrir siquiera sus costos, los empresarios tienen que conseguir dinero extra para no quedar en rojo. 

En el tercio restante, el 18 por ciento muestra riesgo medio: con su volumen de ventas logra evitar pérdidas operativas, pero no le alcanza para un margen mínimo de al menos tres por ciento que le permita cancelar otros gastos claves, como las amortizaciones.

Por último, solo el 14,9 por ciento tiene riesgo bajo: son las estaciones que todavía tienen un alto flujo de comercialización y que superan el punto de equilibrio.

Menos actividad

Las estadísticas oficiales muestran que el consumo de combustible, luego de la caída estrepitosa de comienzos de la pandemia, había comenzado a recuperarse. Pero esa curva se cortó.

Sobre 100 litros de combustible que se expendían en febrero, en abril se llegaron a vender solo 53, con un desplome de hasta 33,6 en las naftas y un mejor panorama (72,8) en el gasoil.

Los valores repuntaron en los meses siguientes, pero alcanzaron un techo en julio que se mantuvo hasta septiembre.

En la actualidad, las ventas están al 75 por ciento de las de siete meses atrás en el total de ambos carburantes: al 65 por ciento en las naftas, y 85 por ciento en el gasoil. 

El problema es que esta caída del 25 por ciento, si bien no parece tan fuerte en términos porcentuales, sí lo es si se la evalúa en valores reales, y más teniendo en cuenta que es un sector en el que normalmente los volúmenes crecen o se reducen en bajas proporciones.

En concreto, son 400 millones de litros menos por mes que los que se expendían a principios de año, que multiplicados por el precio de las naftas y del gasoil, significan una pérdida multimillonaria.

En este marco, Utrera advirtió que esta pareciera ser la “nueva normalidad” y significa un horizonte muy complicado para los empresarios de este sector. “Son volúmenes muy bajos que implican pérdidas operativas y cambian el horizonte temporal de las decisiones de negocio. Cuando empezó la pandemia, la expectativa es que durara poco y la mayoría se endeudó para poder continuar. Ahora no saben hasta cuándo llegará la necesidad de endeudarse”, evaluó. 

Sin asistencia

Como corolario de este escenario crítico, Bornoroni se quejó de la decisión del Gobierno nacional de dejar a las estaciones sin el apoyo del Programa ATP.

“Nos consideran un sector esencial, pero no crítico. Que nos excluyan de los ATP nos pone en una situación muy complicada”, indicó el estacionero cordobés.

Según los cálculos de Utrera, si en octubre el ATP estuviera disponible, el porcentaje de empresas en riesgo alto se reduciría al 51,7 por ciento; las en riesgo medio, a 21,3 por ciento; y las en riesgo bajo, a 27,1 por ciento. 

“Los ATP venían siendo una gran ayuda. Ahora los sacan, pero tenemos que seguir pagando todos los impuestos, nos siguen cobrando como si no hubiese pasado nada. Al menos deberían haber revisado las cargas impositivas, que es mayor que en el resto del mundo”, reclamó Bornoroni.

Ante este panorama, insistió en que es imposible garantizar que todas las estaciones de servicio lleguen a fin de año abiertas y con su personal en condiciones óptimas. Sobre este punto, estimó que enero será un mes bisagra: si allí no se alcanzan volúmenes similares a los del año pasado, muchas empresas ya no podrán continuar.

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