El Tribunal de Juicio Oral condenó a Carlos Ramón Daniel Olivera, por el delito de “homicidio simple”, en relación al crimen de Alicia Muñoz Muriche de 50 años, mujer que recibió 35 puñaladas. Asimismo el tribunal aportó todas las testimoniales para seguir en instrucción la investigación contra la hija de la víctima y tres personas más, por su presunta implicación como instigadores del crimen.
El Tribunal de Juicio Oral condenó ayer al mediodía a Carlos Ramón Daniel Olivera de 23 años, a la pena de 14 años de prisión de cumplimiento efectivo, por el delito de homicidio simple, en relación al crimen de Alicia Muñoz Muriche de 50 años, producido el pasado 23 de enero en la localidad de Tolhuin.
Olivera se encontraba sumamente complicado como autor del crimen de la mujer que recibió 35 puñaladas, por lo que el próximo 16 de diciembre se estarán conociendo los fundamentos del fallo del tribunal.
Serias sospechas sobre la hija
Asimismo el tribunal en la lectura del fallo envió todas las actuaciones de este juicio al juzgado de instrucción de Primera Nominación, a cargo del Dr. Eduardo López, en relación a la causa que instruye contra cuatro personas sospechadas de haber instigado el crimen.
La principal sospechosa es Turnelda Irene Reynoso Muñoz, hija de la víctima, de la cual hay varios indicios y testimonios que la sindican como presunta responsable ideológica del crimen. Asimismo en esa causa también aparecen como sospechosos Pablo Cellario. un transexual mas conocido como “Marilin”, Ramón Dos Santos quien es pareja de Reynoso Muñoz, y un cuarto sujeto identificado como Damián Villarroel.
Pruebas incriminantes
El proceso dejó a la luz numerosos elementos de la causa que echan al menos un manto de duda sobre el actuar de la hija de la víctima, tras el crimen ocurrido en el local que se encuentra en el mismo predio donde vive.
Mas allá de que el imputado señaló que se le ofreció dinero de parte de Reynoso Muñoz para “hacerse cargo” del crimen, esto es considerado un acto de defensa que puede tener dudosa credibilidad, pero son indudables los mensajes de texto que se enviaron Olivera y la mujer en las horas posteriores al homicidio.
Incluso en uno de ellos Reynoso Muñoz le pidió que se quedara “tranquilo” que “lo iban a proteger”, en una situación cuando menos llamativa.
Asimismo se sumaron diversos testimonios dando cuenta de la mala relación entre madre e hija, sobre todo por la ambición de esta última de hacerse cargo de los locales que la víctima regenteaba.
Finalmente no son menores dos detalles objetivos que implican a la mujer seriamente en la muerte de su madre: la presencia de ADN de Olivera en el baño de la casa de Reynoso Muñoz, donde se presume que fue a lavarse las manchas de sangre, y finalmente la aparición del arma homicida en el entretecho de la casa de esta misma mujer.
Otro detalle sugestivo es que el cuchillo apareció en este entretecho recién en un allanamiento del 10 de febrero, varias semanas después del crimen, cuando ese lugar había sido revisado en forma minuciosa en un procedimiento anterior, a pocos días de cometido el asesinato.
Comentá la nota