Y el show continuó en París: volvió a tocar la banda que sufrió en el Bataclan

Y el show continuó en París: volvió a tocar la banda que sufrió en el Bataclan

Con fuertes medidas de seguridad, Eagles of Death Metal se presentó en vivo en la ciudad por primera vez desde el ataque al teatro, en el que murieron 90 personas

Por Luisa Corradini

PARÍS - Las entradas se vendieron en menos de una hora. Los Eagles of Death Metal (EODM), que tocaban en el Bataclan la noche de los atentados en París, volvieron a actuar anoche en el Olympia, en un concierto que algunos calificaron de "terapia colectiva" y otros, de "peligroso apresuramiento".

El resultado fue una noche festiva, "con mucha energía, excelente música y una gran comunión entre los presentes", dijo Amaury Boudin, uno de los sobrevivientes, al término del concierto.

"La idea es terminar el concierto interrumpido aquel día", había declarado Jesse Hughes, el cantante y guitarrista del grupo californiano. Junto con sus compañeros del conjunto, Hughes actuaba en el Bataclan ante 1500 personas esa trágica noche del 13 de noviembre pasado, cuando tres terroristas armados de Kalashnikov y cinturones explosivos irrumpieron en la sala de conciertos decididos a matar y a morir.

El grupo sólo dejó de tocar durante unos pocos segundos para "dedicar un pensamiento" a las víctimas del 13 de noviembre y luego reanudó con un rock de ritmo febril, acompañado con entusiasmo por el público, que parecía más interesado en escuchar el concierto que en pensar en la noche del ataque.

Los sobrevivientes y familiares de las 90 víctimas recibieron entradas gratuitas, aunque no todos asistieron. "Para muchos, fue una decisión de último minuto", reconoció un miembro de la asociación Life for Paris, que agrupa a unos 500 sobrevivientes.

En todo caso, desde la recepción de las medidas de control, todo había sido previsto con anticipación. La policía instaló por la mañana un cordón de seguridad alrededor del teatro.

La prefectura de la capital realizó un "perímetro santuario" donde no hubo "ni estacionamiento ni peatones, excepto el público del concierto".

Por su parte, la Federación Nacional de Ayuda a las Víctimas (Inavem) y la Célula de Urgencias Médico-Psicológicas montaron en el teatro un impresionante dispositivo de acompañamiento con cerca de 30 personas para asistir a aquellos que no consiguieran superar el impacto de la emoción.

"Tres meses es un período muy corto. Hay riesgo de recaer [en el trauma]", había advertido por la mañana Carole Damiani, directora de la asociación Paris Aide aux Victimes.

Desde el 13 de noviembre, los EODM -como se denominan los músicos cuando se refieren al grupo- nunca dejan pasar una ocasión para manifestar su solidaridad con las víctimas. Decidieron así entregarles todas las regalías de su canción "I love you all the time".

No obstante, las declaraciones recurrentes de Jessie Hughes están bien lejos de esa ola de amor y fraternidad.

Apasionado lector de la Biblia y de revistas pornográficas, también defensor de larga data de la portación de armas, el cantante suele escandalizar al público europeo con sus posiciones extremas.

"Es necesario que todo el mundo esté armado. Todo el mundo debería tener un arma", declaró en una entrevista concedida al canal francés de noticias iTélé.

En Francia, la portación de armas está prohibida por la ley.

Comisión

Un día antes del concierto, sobrevivientes y familiares de las víctimas de los atentados se presentaron ante la Comisión de Investigación Parlamentaria, encargada de estudiar las eventuales fallas en el dispositivo de ayuda y de información.

Si bien todos reconocieron el coraje, la resolución y el profesionalismo de las fuerzas de intervención, algunos relatos sobre la búsqueda de familiares o los pedidos de ayuda telefónica durante el ataque se sitúan al límite de lo inverosímil.

Sophie Dias perdió a su padre delante del Estadio de Francia. El día que por fin pudo ir a identificar su cuerpo, una empleada del Instituto Médico Legal (IML) la tranquilizó mientras le decía: "No se preocupe: si no le mostramos la cabeza, podrá ver un pie".

Caroline Langlade relató, por su parte, las tres horas que pasó con unas 40 personas en un palco, con la puerta bloqueada por una heladera y un sofá, y un jihadista intentando forzar la puerta desde el exterior. Cuando después de interminables minutos pudo conectarse con una policía de Police Secours (urgencia policial), mantuvo el siguiente diálogo:

"-Somos 40 rehenes encerrados en un palco de Le Bataclan con un terrorista tratando de entrar.

"-Señora, deje de susurrar y hable más fuerte.

"-Imposible. Si lo hago se dará cuenta de que estamos aquí.

"-Entonces cuelgue porque está bloqueando una línea telefónica destinada a casos de urgencia."

La policía colgó el teléfono. "Tuve que llamar a mi madre a Nancy [en el este del país] para que ella llamara a la policía local y le comunicara nuestra situación."

La comisión parlamentaria resumirá los resultados de la investigación en un informe que será publicado en julio.

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