Sin embargo, todas admitieron que había una caja fuerte en la oficina contigua al despacho privado donde se guardaban pasaportes, dinero para viáticos y documentos. ¿Por qué entonces el dinero apareció en el placard del baño? Para la Fiscalía, ese dato es un indicio sobre el origen supuestamente ilícito del mismo.

María Teresa Barco llegó a la oficina aquel 5 de junio 2007 cuando todo estaba por terminar. Pronto se hizo cargo de la situación y contó los dólares. Luego fue la encargada de entregarle todo el dinero en mano a Miceli. Según su relato ante el tribunal, la ex ministra “no dijo nada” cuando recibió la bolsa. “¿Usted no le preguntó nada?”, quiso saber uno de los jueces.

“Las secretarias no preguntan”, respondió tajante la ex secretaria. “No había un clima de que pasaba algo, fue minimizado el tema. Con la ministra yo no lo hablé hasta que salió la nota de Lanata. Esa noche era el cierre de campaña de Filmus. Todos coincidimos que era un disparate”, recordó María Pía Santarelli, quien actualmente trabaja en Madres de Plaza de Mayo.

Otro punto de coincidencia entre los testigos se dio cuando los jueces y el fiscal preguntaron sobre el acta original. Las secretarias, de distintas maneras, aseguraron que se hizo una fotocopia y que el original se lo llevó la Policía.

Pero el oficial de la Brigada de Explosivos que la redactó ya había declarado el martes que en realidad se imprimieron dos originales y que todos los testigos las firmaron. Miceli está acusada, entre otras cosas, de hacer desaparecer el acta.