Los dos ex jueces destituidos y acusados de cometer delitos de lesa humanidad serán procesados junto a otras 38 imputados en un megajuicio que comenzará el próximo 17 de febrero.
La noticia circuló rápidamente este lunes por los pasillos de los tribunales federales. Ese día, los ex magistrados volverán a pisar una sala de debate pero ya no como jueces sino como acusados.
Romano está acusado de haber sido partícipe primario en 103 delitos de lesa humanidad, mientras que Miret está acusado de en poco más de 30 hechos. Ambos por omitir investigar, en sus roles de fiscal y juez delitos como privaciones ilegítimas de la libertad, desapariciones, robos y torturas.
Junto a ellos, habrá más de 35 acusados, entre los que se encuentran los ex jueces Rolando Evaristo Carrizo, Guillermo Max Petra Recabarren y Gabriel Guzzo.
Desde la Justicia Federal confirmaron esta megacausa, la más grande en toda la historia de Mendoza y aseguraron que en el caso de Guzzo, su participación estaría en duda por razones de salud, pero que eso se confirmará recién en el debate.
Durante el debate, que está previsto que dure varios meses, pasarán más de 200 testigos.
La resolución de la fecha lleva la firma de los jueces Alberto Fourcade, Alejandro Piña y Juan Antonio González Macías.
Un juicio esperado
Esta megacausa era esperada por los organismos de derechos humanos y de la fiscalía que la pidieron apenas se confirmó que Romano sería extraditado desde Chile, adonde se había fugado poco antes de ser suspendido de su rol como magistrado en la Justicia Federal, donde llegó a ser el hombre más poderoso de los tribunales.
La idea de la fiscalía y la querella era que el debate comenzara el 11 de noviembre pasado, cuando debía empezar el juicio contra Enrique Blas Gómez Saa, pero en aquel momento los miembros del tribunal prefirieron esperar ya que Romano había presentado un recurso contra el juez González Macías y este debía resolverse.
Con esto ya concretado, en contra de lo pedido por Romano, el TOF 1, decidió disponer la fecha de debate.
Teniendo en cuenta la magnitud del juicio, el tribunal tiene pensado solicitarle a la Corte Suprema, el salón que esta posee en los tribunales locales, ya que serán muchos los acusados, pero también los asistentes, tanto del lado de las víctimas como de los acusados.
Mientras tanto, y hasta llegue el debate, Romano deberá aguardar en su calabozo de San Felipe.
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