El Riachuelo, un desafío ambiental

El Riachuelo, un desafío ambiental

Sanear la cuenca no solo beneficiará directamente a quienes viven en la ribera, también incentivará con fuerza el turismo y el deporte

En una tarde primaveral, el 5 del corriente mes más de 300 remeros se dieron cita en el Riachuelo. Unas 80 embarcaciones entre botes y kayacs completaron el trayecto de 12 kilómetros entre Puerto Madero y la Vuelta de Rocha, cercana al Puente Pueyrredón y a Caminito. Desde 2006, como cada año, buscan concientizar sobre la importancia de sanear el río y promover su navegabilidad más allá de entre Cinco Bocas y Barraca Peña donde ya es posible. Un espectáculo que debería ser parte del paisaje urbano cotidiano.

La XII Remada por el Riachuelo contó, como siempre, con el impulso de la Fundación x La Boca, institución creada por empresarios, vecinos y artistas para promover el desarrollo y la integración del pintoresco barrio. Su presidente, Oscar Andreani, destacó que no estamos condenados a darle la espalda al frente costero y que hay muchos ejemplos exitosos de ciudades que revirtieron situaciones similares. Acompañaron la iniciativa la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar), el Ministerio de Espacio Público porteño y la Federación Metropolitana de Remo.

enar de barcos abandonados o hundidos ya fueron retirados. También, buena parte de la basura, aunque el agua contaminada presenta valores de oxígeno inferiores a 1 miligramo por litro, lo cual no permite la vida. A la vista, no hay más caños clandestinos descargando desechos. Unas 30 plantas de tratamiento de cuero serán progresivamente trasladadas al Parque Industrial Curtidor en construcción en Lanús.

Con excepción de la Villa 21-24, hay menos asentamientos costeros y el 34% de las familias ya fue relocalizado. Una Planta de tratamiento de efluentes líquidos industriales está en construcción para lidiar con los contaminantes que, en un 30%, son de origen industrial. Catamaranes del Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana barren constantemente la zona y los desechos van a un contenedor flotante de residuos. El antiguo Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, de 1914, fue restaurado. Lamentablemente, el proyecto de iluminación del puente sigue a la espera de ejecución. Desde hace dos años, el Ministerio de Turismo de la Nación cuenta con la partida, pero diferentes organismos no han dado su autorización. Iluminarlo estimularía el turismo y pondría en valor la isla Maciel y la ribera de Avellaneda hasta el puente Azul. De igual modo, la ciudad con la ribera porteña, a fin de complementar este paseo con la calle Caminito. La Boca tiene un potencial turístico y gastronómico impensado. Resta que las autoridades lo interpreten.

Como el mayor contaminante siguen siendo los líquidos cloacales, hasta tanto AySA no termine las obras del Sistema Riachuelo, no habrá solución para los cinco millones de habitantes de la cuenca. Más de la mitad carente de cloacas.

El uso del río se encuentra judicializado y se requieren permisos para navegarlo, atribución exclusiva de personal de Prefectura, del Gobierno, de Acumar y de los botes que unen la Capital con la Isla Maciel. El 2 del mes próximo tendrá lugar una audiencia pública.

Ojalá que la navegabilidad regulada deportiva sea pronto una realidad en el tramo en cuestión y que la mejora de las condiciones ambientales del Riachuelo no se detenga, para beneficio de la comunidad.

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