El regalo de la oportunidad

El regalo de la oportunidad

La coyuntura social exige de nosotros los mexicanos un esfuerzo constante de superación; el espacio y oportunidad que me brindó FEMSA, consolidó mi formación con experiencia, no sólo en lo profesional sino también en lo familiar, forjando en mí el entusiasmo para estar mejor preparado y enfrentar con éxito los retos y desafíos.

Hola, yo soy Pascual y te quiero compartir mi historia. Nací en Dañú, un pueblito perteneciente al estado de Hidalgo, pero llegué a San Juan del Río, Querétaro, a mis escasos 14 años acompañado de mi hermano. Desde ese momento, este ha sido mi hogar. Aún no lo sabía, pero en San Juan de Río cultivaría mis ilusiones y futuro, construiría una vida preparándome académicamente, formaría una familia y encontraría un trabajo que me apasionaría y seria mi pilar por el resto de mi vida.

Aquí continué con mis estudios y, llegado el momento, elegí cursar la carrera de Ingeniero Industrial. En junio de 1984, a 2 meses de terminar la carrera, ingresé cómo practicante a una de las empresas de FEMSA: Plásticos Técnicos Mexicanos, PTM.

En aquella época, en San Juan Del Río había sólo cuatro grandes empresas en las que todos los pasantes de ingenieria pretendíamos ingresar, y una de ellas era precisamente PTM. Que se me brindara la oportunidad de trabajar medio tiempo para poder concluir mi carrera y aprender al mismo tiempo, fue el primer gran reto, y al mismo tiempo, un regalo que me dio la empresa.

Al cabo de tan sólo tres meses como practicante, me ofrecieron una vacante en el departamento de ingeniería. Esta oportunidad la acepté comprometido y sintiendo gran orgullo por ser considerado, sin saber que sería el inicio de una trayectoria de 37 años en este gran grupo FEMSA. Siempre me he considerado muy afortunado.

Aún recuerdo con alegría y tesón mi primer puesto como Analista de métodos y procedimientos, en donde mi tarea era determinar los ciclos estándar para la operación y realizar los manuales Operativos.

Sin embargo, más que las funciones que realizaba, recuerdo el sentimiento inigualable de enfrentarme a nuevos retos y de la importancia de estar innovando constantemente para lograr hacer las cosas con eficacia y eficiencia.

La innovación es un arte que se aprende preguntándonos cómo se hacen las cosas, para qué se hacen, adentrándose al detalle y viendo siempre más allá de lo que nos toca hacer.

Y fue justo así como logramos implementar un nuevo método de trabajo que elevó considerablemente la producción, y cuyos resultados me motivaron a seguir enfocado en mi crecimiento.

Siempre he tenido muy claro el poder que tiene levantar la mano, arriesgarse y buscar nuevos retos, por ello decidí postularme para pasar de Ingeniería a Operaciones como Supervisor y después como Jefe de turno. Soy de la idea de que nunca debemos dejar de aprender, y para eso es indispensable conocer otras áreas y ser flexible, pero, sobre todo, nunca dejar pasar las oportunidades que se nos presentan.

Una de las oportunidades más grandes que FEMSA me puso enfrente fue cuando la empresa me invita a participar en un proyecto en Argentina.

Se trataba de un proyecto de “quince días” que me brindaría la oportunidad de desarrollar una visión global del negocio, ya que FEMSA acababa de adquirir la operación de Coca-Cola en dicho país y era necesario revisar los activos fijos de refrigeración, construir y posicionar el nombre de REPARE fuera de México, y capacitar a los colaboradores para dar inicio a la operación de REPARE Argentina.

Esos “quince días” se volvieron seis años fuera de mi país para residir en Argentina. La estancia fuera de México sumó a mi experiencia y reforzó mi liderazgo con el equipo directivo de Coca – Cola FEMSA en Argentina, además que desarrolló en mí una amplia visión para generar estrategias y proponer acciones que contribuían al negocio, abriendo Centros de Servicio Terceros de Refrigeración para brindar el soporte al servicio posventa de nuestros enfriadores comercializados en Brasil, Chile y Uruguay.

Fue muy alentador darme cuenta cómo FEMSA valoró mi compromiso y disponibilidad en temas de movilidad, y cómo verdaderamente fue recíproco, ya que la empresa se comprometió conmigo y me brindó todo el apoyo que mi familia y yo necesitábamos para esa nueva aventura.

En esos seis años que se fueron tan rápido, no sólo mi familia creció con la llegada de mi segunda hija… yo también crecí. Estando allá, comprendí más que nunca la necesidad de capacitarme, de seguirme preparando, de ser humilde y de tener siempre la maleta en la mano para seguir tus pasiones y tus sueños.

Al regresar a mi país natal México en el año 2001, y con la experiencia adquirida, me incorporé a las operaciones de REPARE México, haciendo equipo con mi jefe Jesús Rodríguez, proyectando y expandiendo la cobertura de REPARE en puntos estratégicos del país y, en paralelo, contribuyendo en el cimiento de las estrategias de crecimiento en servicio de REPARE en otros países, entre ellos Brasil, Colombia y Venezuela. Posteriormente, se me encomendó la tarea de coordinar la operación integral, comprobando una vez mas que siempre hay nuevos retos que afrontar para aquellos que los buscan con ahínco y constancia.

Hoy, como Gerente de Operaciones Bajío, continúo trabajando en mi preparación, pero, sobre todo, promoviendo el desarrollo de mis colaboradores.

Porque así somos en FEMSA, trabajamos en equipo, con honestidad y respeto, poniendo siempre por delante nuestros valores, ya que son los pilares sobre los que construimos nuestra vida profesional, y también personal.

Lo veo en casa, con mis hijas profesionistas, una con carrera en Psicología y otra en Negocios Internacionales; cada una, desde su ramo, promulgan también estos valores FEMSA, son responsables en sus trabajos y comprometidas con nuestra comunidad.

Permeado de la filosofía FEMSA, continué formándome académicamente y me di la oportunidad de ampliar mis conocimientos estudiando Administración y Finanzas, formación que me ha permitido tener una visión profesional más completa, aportando mejores soluciones a la empresa que confió en mi.

¿Cómo no sentirme orgulloso y afortunado de pertenecer a FEMSA? Esta empresa que es como mi segunda casa, que me ha dado todo lo que tengo, y no me refiero sólo a cosas materiales sino a satisfacciones, experiencias profesionales dentro y fuera del país, y que hoy, 37 años después, sigue retándome y regalándome lo más preciado que a una persona se le puede dar: la oportunidad de reinventarse día con día.

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