Puricelli fue citado a Olivos y tuvo que explicar el estado de la flota

Puricelli fue citado a Olivos y tuvo que explicar el estado de la flota
Dijo que está “en condiciones adecuadas” al responder a un informe que dice que sólo 16 barcos pueden navegar.
Arturo Antonio Puricelli vive tiempos convulsionados. Es extraño para un ministro de Defensa de un país que no tiene hipótesis de conflicto en puerta. Pero es así.

Primero fue la retención durante más de dos meses de la Fragata Libertad en Ghana de la que se tuvo que hacer responsable por orden de la Presidenta. Y justo cuando parecía superado aquel entuerto con el retorno del buque escuela a la Argentina, otro buque emblema de la Armada, el Santísima Trinidad, se fue a pique en mientras estaba amarrado en Puerto Belgrano.

Ayer por la tarde la Presidenta citó a Puricelli a Olivos. Nada informó la Casa Rosada de lo conversado en ese encuentro como en los otros que Cristina Kirchner mantuvo ayer en la residencia presidencial con sus ministros. Tampoco en la cartera de Defensa brindaron información.

Por la mañana, Puricelli había reconocido por radio que ya había conversado con la Presidenta sobre el hundimiento del Santísima Trinidad pero se excusó de dar más detalles: “Lo que hablo con la Presidenta no lo comento en los medios”.

Puricelli ya había reconocido anteayer que se le “caía la cara de vergüenza” de tener que explicarle a la Presidenta que “se hundió un buque amarrado en el Puerto”.

El santacruceño había denunciado “negligencia o sabotaje” y pedido al jefe de la Armada, Daniel Martín, que acelere el sumario interno y le entregue un informe con “una explicación sólida” de lo que sucedió para poder aplicar “sanciones”. Es probable que Puricelli haya conversado ayer con la Presidenta de las conclusiones de ese informe y analizado los pasos a seguir.

De acuerdo a una foto que una fuente militar acercó a Clarín, el buque ya lucía escorado el 22 de diciembre pasado en la base de Puerto Belgrano, lo que diluiría la hipótesis del sabotaje (Ver “Santísima...”).

El ministro de Defensa buscó desmentir el informe preliminar del diputado radical Julio Martínez publicado ayer por Clarín que alerta que de los 60 buques de la Armada sólo 16 están en condiciones de navegar, e incluso estos presentan diversos problemas.

“Nuestra flota está en las condiciones adecuadas a las posibilidades que hoy tenemos”, expresó Puricelli en radio El Mundo, en una frase que deja más dudas que certezas ya que no agregó mayores precisiones.

“Este fue el único gobierno que tuvo política de Defensa del 83 a la fecha”, consideró y advirtió que las críticas a su tarea “corren por cuenta y orden de los que hablan sin saber”.

Respecto a esas críticas, el diputado Fernando “Pino” Solanas tuvo que salir aclarar que sus dichos del miércoles (ver “Pasar ...”) pero calificó al ministro de “impresentable” y recordó que desde la comisión de Defensa de la Cámara Baja viene “denunciando y sosteniendo la disminución sustantiva del presupuesto, que ha dejado indefensa a la Argentina”.

Solanas, Martínez y Federico Pinedo (PRO) anticiparon que en marzo, cuando comiencen las sesiones ordinarias, solicitarán la comparecencia de Puricelli en el Congreso para que brinde explicaciones sobre el estado de la flota y el hundimiento del Santísima Trinidad.

El destructor misilístico fue nave insignia en la guerra de Malvinas. De su cubierta desembarcaron los primeros marinos argentinos que pusieron pie en las islas. Pero desde 1989 estaba fuera de servicio y sus piezas eran utilizadas para reparar otro destructor, el Hércules.

Puricelli es un de los ministros que conoce a los Kirchner desde hace más tiempo. De hecho, fue el que llevó a Néstor y Cristina a la función pública cuando era gobernador de Santa Cruz en los albores de la recuperada democracia. Luego fue rival político, hasta reconstruyeron la relación en los últimos años y Cristina lo designó al frente de Fabricaciones Militares y luego de la cartera de Defensa.

Había quedado en la cuerda floja con el traspié de la Fragata en el África. Puricelli le presentó entonces la renuncia a la Presidenta, pero Cristina prefirió mantenerlo en su puesto.

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