“En el pueblo no fue fácil que un negro esté al frente del Municipio”

“En el pueblo no fue fácil que un negro esté al frente del Municipio”

Juan Carlos Gasparini dialogó con diario Hoy y contó cómo una persona sin estudios puede realizar una buena gestión como jefe comunal. Un dirigente que se crió en las calles y no olvida sus orígenes.

Si me dicen Juan Carlos, casi que ni me conozco”, indicó el jefe comunal de Roque Pérez a este cronista. Es que allí, en su pueblo, a Juan Carlos Gasparini la gente lo conoce como “Chinchu”, porque su pasado en la calle lo llevó a pedir comida en un frigorífico, en el que el dueño le dijo que era flaco y largo como un chinchulín.

“Hace 10 años que estoy al frente del Municipio. Voy por mi último mandato si Dios quiere”, indicó el intendente, quien tiene una visión muy particular de lo que es la política, sobre la que cree firmemente que “es cosechar amigos”.

Consultado sobre su particular visión y su estilo alejado de la media de la casta política, Gasparini se diferenció e indicó: “Tengo sentido común. Yo gobierno como me trató la vida. Yo no tengo estudios, tengo primero inferior. Y lo primero que hice cuando asumí fueron cinco escuelas. Es importante que los chicos tengan dónde estudiar. Tenemos convenios con universidades, deportes, cultura, música, muchas bandas, una sala de grabación con 72 instrumentos y 15 profesores para estudiar música”.

En ese marco, recalcó: “Fui dando las cosas que hacían falta. No perseguí a aquellos que andan mal. Preferí tenderles una mano a los que andan falopeándose, porque sería un malparido si no los ayudo un poco en la vida. Yo estuve en la calle y vengo de un hogar golpeador. Me identificaron con eso y me alegra porque hay un montón de chicos que están trabajando, están contentos y han salido adelante”.

El intendente, que tiene a su hija

Bárbara cursando una carrera de grado en la ciudad de La Plata, considera que “en este mundo tenemos cabida todos. Yo no me peleo con los que tienen plata, porque ojalá hagan mucha y pongan empresas para que le den laburo a la gente para vivir dignamente”.

Sobre la cantidad de bonaerenses que han elegido locaciones como la suya para buscar un futuro diferente, resaltó que “lo que busca la gente acá es tranquilidad. Hay mucha gente que ha venido a invertir acá y el orgullo que tengo es que todos los chicos que se reciben de médicos vienen a trabajar a mi hospital”.

“Amo mi hospital, hemos invertido en salud porque me crié cerca del hospital y sé las necesidades que hay. Estamos trabajando haciendo una terapia y comprando un tomógrafo también”, disparó Gasparini.

El cariño que le profesan propios y extraños es mutuo y en ese marco aseguró: “Yo todo se lo debo al peronismo, que es inclusivo, es el único partido que puede hacer un intendente sin estudios. Es verdad. Hay días que me levanto y escribo con la B y otros con la V, pero todos me conocen así y todos me contestan, saben que soy yo y no hay otra alternativa”.

Pero la falta de estudios no lo inhabilitó para armar buenos equipos de trabajo y gestionar bien su administración, al punto que reconoce que “para tener un gobierno aceptable también tenés que rodearte de gente capaz. Muchas veces hay gente que no la quiere, pero a mí lo que me interesa son los resultados para el pueblo, que las obras de infraestructura, salud, deportes y educación se hagan bien. Por ahí no tenés funcionarios simpáticos, pero con la simpatía y con los alcahuetes no hacés nada. Cuanto más inteligente sos vos, mejor me va a ir a mi”.

Finalmente, cuenta que no todo ha sido fácil durante la década en la que le tocó gobernar. “A mí me costó mucho mantenerme, no fue fácil en el pueblo que un negro esté al frente del Municipio. Yo quería marcar un precedente: que un tipo como yo, criado en la calle, también puede hacer las cosas bien”. Sentenció sin dudar: “Quiero un pueblo de iguales”.

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