Un negocio multimillonario de tierras en torno al futuro Dique Potrero de las Tablas se escondería detrás del proyecto del legislador alperovichista Sisto Terán para desafectar del Sistema de Protección del Patrimonio a amplias zonas de Lules, San Javier, San Pablo y Yerba Buena.
El proyecto Potrero de las Tablas, a muy pocos kilómetros de San Miguel de Tucumán, hacia al oeste, detrás de las verdes sierras de San Javier, tendrá un enorme impacto inmobiliario sobre una amplia zona, que es precisamente a la que apunta el proyecto de Terán.
Es una región que solamente cuenta como capital con sus bellezas naturales, con extensas tierras inexplotadas. Por ahora, no tiene buenos accesos, ni electricidad, ni sistemas para suministrar agua.
El inminente anuncio del ministro de Planificación, Julio De Vido, sobre la probable construcción del esperado dique en la zona de Potrero de las Tablas, cambiaría todo el panorama.
El legislador Terán, que tiene una preciosa casa colgada de la montaña en Villa Nougués, siempre sabe hacia dónde apuntar para ganar mucho dinero.
Hace años, en esa zona se proyectó un imponente country, en tierras del ex ingenio San Pablo, que contaba con un interesante padrón de tierras que abarcaba desde la zona del Fin del Mundo (primera curva del camino a Villa Nougués) hasta las viejas casonas engarzadas en el cerro y más allá, hasta las despreciadas (hasta entonces) tierras de Potrero de las Tablas.
Algunos dicen que todo el plan del country ya fue aprobado hace tiempo por la Dirección de Catastro de la Provincia.
Por ese entonces las tierras quedaron en manos de una sociedad llamada Puente SRL, y luego pasaron a empresarios con buenos vínculos con el poder.
Las casas de Villa Nougués no entraron en el trato, porque en muchos casos tienen sus propios padrones y escrituras.
La idea era avanzar con el loteo del country. Pero entonces empezó a tomar fuerza la idea de que, algún día, el dique podía hacerse realidad y toda esa región iba a quedar bajo el agua.
Si se inundaba, no se podían vender terrenos. Todo el plan de lotear quedó en el olvido.
Ya nadie piensa en nada de eso. Ahora esperan el dique para llenarse de dinero. El negocio pasó a buscar una suculenta indemnización del Estado por la expropiación de tierras que hasta ahora tenían escaso valor.
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