Las protestas y el poder de las redes sociales

Las protestas y el poder de las redes sociales
Todo fenómeno tiene un origen, pero por mucho que se busque al autor del 13-S, la respuesta está en las redes y en el hastío social.
Toda la ingeniería K está puesta al servicio de una explicación que delate al autor intelectual de la tremenda manifestación que realizaron argentinos “bien vestidos” el pasado jueves 13. En casi todas las provincias se unieron al son de las cacerolas, cansados de la inseguridad, la inflación (y las mentiras sobre la inflación), la corrupción, la soberbia, el amigo-enemigo, el cepo al dólar, el poder abusivo de la AFIP y el afán kirchnerista de perpetuarse en el poder. El “vamos por todo” hizo que los cansados e impotentes salieran a protestar en todo el país. En Salta, la cita coincidió con El Milagro y, sin embargo, al menos 1.500 personas cantaron el himno en la plaza de la Legistatura. Cipayos, gorilas, oligarcas y vende patria, fueron los epítetos más dulces que dedicaron los seguidores de Cristina a sus compatriotas en discenso. De esperar, D’Elía los acusó de “golpistas” y hasta los llamó “gusanos”. La protesta fue un azote que dejó moretones en el poder. Aunque sigan buscándole el pelo al huevo, fue organizada a través de las redes sociales utilizando más de 50 páginas de Facebook y Twitter. El hashtag #Cacerolazo fue el más utilizado.

El Cipayo

Las investigaciones sobre el origen del cacerolazo conducen sin otra esperanza a las redes. Fogonearon la convocatoria cientos de comunidades entre las que se destacan “Yo no voté a la Kretina”, “Argentinos indignados”, “El Anti K”, “No más K Unamos nuestros votos”, “Frente Unión Contra K- FUCK” y “El Cipayo”. Aseguran que esta última es comandada por un tal Luciano o Lucho Bugallo, un empresario vinculado al polo y a la equitación. ¿Quién dice que no pueda convertirse en un férreo dirigente de la oposición? En Linkedin, Bugallo se define como un militante político con aspiraciones.

No sobra decir que si no hubiera sido por Canal 13 y por TN, la movilización no se hubiera visto en las pantallas de TV. A la misma hora de los cacerolazos, la presidente Cristina Fernández encabezaba un acto en San Juan y desde los medios afines al oficialismo la noticia fue relativizada. C5N puso al aire al encuestador Artemio López quien minimizó el fenómeno; Télam publicó una foto a las 21.38. Y como no podía ser de otro modo, los panelistas de 678 dijeron que la organización del cacerolazo estuvo dirigida por Magnetto. “Son las cacerolas de Clarin”, tiró sin la periodista Sandra Russo.

Las declaraciones de funcionarios fueron lamentables. No faltó quién dijera que “eran tan pocos que ni siquiera pisaron el césped de la plaza”. Con su audaz y genial ironía, Reymundo Roberts, columnista de La Nación, escribió: “Eran pocos, pero iban y venían para dar la impresión de que eran más. Y como tienen plata, contrataron empresas especializadas en delivery de manifestantes: te llevan gente donde vos le pidas.... Esta marchita de cuarta lo que se merece es una respuesta ejemplificadora. Una gran marcha K. Sí, confrontemos, midamos fuerzas: militantes a sueldo contra espontáneos; todos nuestros canales contra TN; Puerto Madero contra Barrio Norte...Señora, tenemos que darles su merecido... No dejemos que nos ganen la calle. Contraataquemos. Porque yo estuve ahí, señora, y se lo puedo asegurar: eran poquísimos y no representaban a nadie, pero parecían millones y es taban enojados. Muy enojados”.

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