El problema latente de nuevas tomas

El problema latente de nuevas tomas

EL CIVISMO dialogó con los vecinos que se mudaron a las viviendas para inundados en el barrio Santa Marta. Tanto ellos como desde el Municipio admitieron que ya se registraron asentamientos en los sitios deshabitados. Las explicaciones que brindó a este medio la Dirección de Políticas Sociales, que recién actuaría en estos días.

El dilema de la frazada corta. Solucionaron treinta problemas. En días tendrán latiendo treinta problemas nuevos. Posible síntesis para lo que sucede en el barrio Santa Marta y en los terrenos o casuchas que dejaron los beneficiarios de las viviendas para inundados en diferentes puntos de la ciudad.

“Listo”. “Ya se mudaron”. “Ya consiguieron lo que pedían”. Frases que no dicen pero da a entender el tendal de funcionarios que desfiló para finalmente relocalizar a treinta familias afectadas por las inundaciones, con niños, que recibieron viviendas sociales construidas a la vera del barrio San Marta, en terrenos altos cercanos a las canchas de polo de Las Praderas.

La masiva mudanza se realizó sobre el filo del mes pasado y hoy ya comienzan a notarse hábitos propios de un barrio. Una canchita enfrente, que desaparecerá cuando se cumpla la promesa de más casas; una ventana que mutó en pequeño kiosquito; el vecino que tiene equipo de música con altos parlantes y cree que a toda la manzana le gusta su selección de canciones; alambrados devenidos en tendederos.

Todos contentos, a pesar de los puntos del acuerdo que selló el Municipio y el Instituto de la Vivienda de provincia que aún no se cumplen. “La empresa todavía está. Porque siguen ajustando cosas”, explicó a EL CIVISMO Carlos Romero, director de Políticas Sociales de la Municipalidad.

¿Cuáles serían esos ajustes? El recubrimiento de las viviendas con un material más resistente y aislante que el actual; veredas; un sistema mínimo de recolección de residuos; reemplazo de elementos (como termotanques que no funcionan).

Jesica llegó a su flamante casa el 1º de julio. Vivía en Las Margaritas y Madreselva, en el barrio San Jorge, con sus cinco chicos. “Estoy mucho mejor que como estaba. Arrancamos con problemas de pérdida de agua pero la empresa constructora enseguida lo acomodó”, dijo.

“Yo tenía dos habitaciones y la cocina. Acá tengo cuatro habitaciones y una la estoy usando de cocinita porque los más chiquitos no están acostumbrados a dormir solos. Además, nos dieron una cocinita eléctrica y no estoy acostumbrada a usarla. Entonces me traje mi cocina”, detalló la vecina.

“Cuesta acostumbrarse a nuevos vecinos –indicó- porque no nos conocemos todos. Pero me llevo bien. Cada uno en su casa, tratando de colaborar”.

Jesica guarda entre sus pertenencias un certificado otorgado por la Municipalidad en los años de gestión de Miguel Prince. Ahí le informaban sobre su inscripción para recibir una vivienda. Hoy mira el papelito y sonríe.

“Estoy muy contenta. Ahora llueve y puedo dormir igual. Aunque no puedo dejar de pensar en muchas familias que siguen en pésimas condiciones y que no se quieren mudar”, expresó la vecina.

“Cómo te vas a olvidar de las noches en que con la pileta de los chicos armamos una carpa para quedarnos y no perder en la inundación lo poco que teníamos”, contó.

Similar es el panorama de Brenda, quien también se mudó a la casa 19 con sus niños y celebra la mejora en sus condiciones de vida. “Ya la cocina es más grande que el rancho que tenía en el San Fermín”, dijo.

“El barrio es mucho más tranquilo. El cambio es muy grande. Sufrí todas las inundaciones porque estaba en El Trébol y Madreselva”, contó.

“La escuela nos queda más lejos, pero la verdad que es lo de menos. Salimos un rato antes y listo”, dijo la mamá, que le puso un freno al lavado de ropa para atender las demandas periodísticas. 

NUEVAS TOMAS

Hoy, en la nueva urbanización, los problemas son propios de la dinámica de un barrio. Y hay promesas frescas de remediarlos. El conflicto en serio comienza a crecer en los mismos espacios que quedaron deshabitados. Previsible.

Según confirmaron vecinos y admitieron desde la Municipalidad, hay terrenos o viviendas precarias que no fueron demolidas ante el éxodo, como se prometió, y ya se concretaron nuevas ocupaciones.

“A nosotros, como a todos, nos dijeron que entreguemos cualquier constancia de la propiedad del lugar. Y que de inmediato la Municipalidad iba a hacer los lugares inhabitables. Que le iban a meter pozos y seguridad para que nadie se vuelva a meter. Pero eso no pasó”, admitió Jesica.

Tanto los vecinos como los dirigentes sociales que acompañaron a los beneficiarios en todas las gestiones, aseguraron a este medio que de inmediato se le avisó de la situación a Romero. La explicación fue parecida a la que recibió este medio: “la mudanza fue en días de lluvia y no pudimos trabajar con las máquinas como queríamos”.

“Eso generó que no todos los espacios que se dejaron se pudieran demoler. Las máquinas patinaban sobre el barro. Sabemos que hubo quienes levantaron chapas sobre espacios libres”, precisó Romero.

El funcionario dijo que “hoy (por el jueves) me reuní con el Instituto de la Vivienda y tenemos el pedido formal de Provincia para intervenir. Además estamos radicando las denuncias necesarias para contar con los espacios libres o desalojar si hace falta. Esa zona no se puede habitar porque es inundable y eso ya lo sabemos todos. Pero de 30 espacios liberados, calculo que serán 4 en los que tenemos este problema”.

- Ocurre que mientras hablamos no sería descabellado pensar en nuevas ocupaciones.

- “Sí, por eso en estos días registramos las situaciones de ocupación y entramos con fuerza desde lo legal para impedir nuevos asentamientos. El pedido necesario ya está, porque lo hace Provincia que es quien recibe la tierra o el uso de la tierra. Ahora nos pidió Viviendas de Provincia que intervengamos para que los espacios sigan libres. Haremos rotura del terreno, con pozos y además sumaremos cartelería con los detalles de la liberación de esos lotes. Habrá que sumar la vigilancia policial o de custodia”.

- ¿No se dispuso de vigilancia inmediata?

- “Ocurre que no se puede sustanciar una vigilancia policial sin denuncia. Y el que está, será sacado. La Policía no lo hará. Iremos con las herramientas legales. Además, con la información de que aquel que se instala no recibirá en el futuro una vivienda, porque es lo que también circula en los barrios”, dijo Romero.   

 - ¿Cuál será el uso o la acción duradera para terminar con el peligro latente de asentamientos?

- “Lo duradero vendrá cuando se desaloje el bloque concreto de esos barrios. No podemos hacer obras por lote. La idea es que ante la mudanza completa la obra hidráulica en el río tome los metros de costa que necesite para despejar. Y en el resto se piensa construir plaza o paseos”.

“El tema de la toma de tierras es muy delicado en todos lados. Acá se necesitaba un pedido de Provincia para poder avanzar sin problemas de jurisdicción. El censo ya se hizo y no hay margen para nuevos beneficiarios. Esto tiene que quedar claro”, concluyó el funcionario. 

Veredas

Romero dijo desconocer cuándo se solucionará el problema de la recolección de residuos, que hoy pasa a dos cuadras de la nueva urbanización. Quedó en averiguarlo. Sin embargo, reiteró la promesa de Provincia de construir veredas. “Se harán. Me lo confirmaron hoy. Solo que dijeron que harán esa obra cuando los equipos estén trabajando en el revestimiento de las casas, algo que también está pendiente”.

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