La política de Obama hacia la isla divide a los exiliados cubanos

La política de Obama hacia la isla divide a los exiliados cubanos

Las relaciones entre Cuba y EE.UU.

Los que salieron antes de la revolución están en contra. En cambio los más jóvenes aprueban el deshielo.

Los exiliados cubanos están divididos cuando se trata de juzgar el giro que el presidente estadounidense Barack Obama dio hace 15 meses a la política de Washington hacia Cuba.

El exilio histórico, formado fundamentalmente por quienes salieron de Cuba al principio de la Revolución cubana, y los congresistas y senadores de origen cubano, se oponen tajantemente al diálogo con La Habana. Pero las nuevas oleadas de exiliados y las nuevas generaciones de cubanoamericanos nacidos en Estados Unidos aprueban la política de Obama.

"La nueva política hacia Cuba impulsada por su Administración ha legitimado al régimen de los Castro. Más aun, los legitima sin recibir nada a cambio", escribieron esta semana en una carta abierta al presidente estadounidense los integrantes del Foro por los Derechos y las Libertades y la Asamblea de la Resistencia Cubana, que agrupa a organizaciones de derechos humanos dentro y fuera de la isla.

"A los que visitan Cuba como si nuestro país fuera un zoológico exótico sin reparar en la cruda realidad que atraviesa la sociedad cubana, les recordamos lo que (el filósofo británico) Edmund Burke dijo una vez: 'La única cosa necesaria para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada'", le dicen a Obama en su carta los activistas.

El senador demócrata Bob Menéndez, de origen cubano, consideró que con el viaje a La Habana Obama "ha cruzado su propia línea roja", ya que dijo con anterioridad que no iría a isla al menos que hubiera mejoras palpables en materia de derechos humanos. Organizaciones internacionales denuncian desde hace años numerosos arrestos temporales de activistas en Cuba, a menudo para evitar reuniones opositoras.

También se opone Orlando Gutiérrez, líder del Directorio Democrático Cubano. "Las cárceles siguen llenas de presos políticos, no hay una amnistía general, hay una represión brutal en las calles y el régimen no ha hecho ningún tipo de apertura respecto a los derechos humanos", dice.

El opositor cree que "Obama no debería viajar a Cuba. Una visita incondicional a Cuba, en la cual el régimen no ha hecho ninguna apertura de derechos humanos, es darle un espaldarazo simbólico a este régimen", asegura recordando la vieja posición del exilio anticastrista.

Algo diferente sucede con los nuevos exiliados y las recientes generaciones de cubanoamericanos nacidos en Estados Unidos. Lejanos a las batallas ideológicas de sus padres, muchos aprueban el giro en la política de Washington hacia Cuba tras el evidente fracaso de la política de aislamiento.

El 56%o de los cubanoamericanos apoyan la reanudación de relaciones diplomáticas con Cuba y el 53% se muestra a favor de levantar el embargo de Estados Unidos a la isla, según una encuesta publicada por Bendixen & Amandi Internacional.

La opinión varía en función de la edad y de la fecha de llegada de los exiliados a Cuba. Mientras aquellos que llegaron en los años 60 -la mayoría de ellos nacidos en Cuba- se oponen al levantamiento del embargo, los nacidos en Estados Unidos se inclinan más por "tender una rama de olivo", según la encuestadora.

Entre aquellos que llegaron a Estados Unidos antes de 1980, el 54% se opone a reconocer a Cuba. En cambio, el 59% de los que llegaron después de 1980 está a favor.

Tomás Bilbao, experto en Cuba, y Felice Gorordo, fundador de la organización juvenil Raíces de Esperanza, consideran que la división de opiniones dentro del exilio no es sólo generacional. Bilbao opina que el medio millón de viajes que hacen anualmente cubanoamericanos a la isla y el envío de remesas han contribuido al aumento del apoyo dentro del exilio a la nueva política de Obama.

Gorordo pone de ejemplo a su propia madre. Cuando él le dijo por primera vez que quería ir a Cuba ella no lo entendió. Quince años después de abandonar la isla sin intención de volver y viendo el trabajo que hacia su hijo para ayudar a jóvenes cubanos, sin embargo, su madre decidió regresar a Cuba.

"Hace dos años le diagnosticaron cáncer de páncreas y nos hicimos la promesa de que íbamos a acelerar esos planes porque no sabíamos qué iba a pasar. Fuimos en septiembre. Para ella fue un viaje transformador", narra Gorordo.

"Fue un viaje agridulce porque murió dos meses después. Nuestro gran pesar fue: ¿por qué no fuimos antes?, explica Gorordo. "Mi madre es sólo un ejemplo, pero creo que hay una tendencia en aumento dentro de la comunidad cubana en Miami de gente de su generación que creen que es hora de cambiar, de intentar un nuevo enfoque con Cuba", considera.

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