El Centro Cultural del Bicentenario estaría listo en tres años, según el Gobierno nacional. Desde PRO dicen que no se cumplió la ley.
Uno de los puntos de controversia es el respeto por el valor patrimonial del edificio. “Es un escándalo lo que están haciendo. Destruyeron uno de los monumentos históricos de la Ciudad para hacer un festejo caprichoso”, acusa el legislado porteño Patricio Di Stéfano, presidente de la Comisión de Patrimonio Histórico de la Legislatura porteña, y agrega: “Cualquier modificación debe ser aprobada por el Ministerio de Desarrollo Urbano porteño, lo que no ocurrió”.
Abel Fatala, subsecretario de Obras Públicas de la Nación, bajo la órbita del Ministerio de Planificación que conduce Julio De Vido, desmiente las acusaciones y asegura que se tomaron todos los recaudos para preservar el valor patrimonial del edificio y el mobiliario, y que para eso intervino la Dirección Nacional de Arquitectura. “Se discutió metro a metro cuál era la mejor forma de preservar el patrimonio e intervinieron los profesionales más capacitados en la materia”, asegura Fatala.
Otro de los aspectos conflictivos tiene que ver con las aprobaciones de planos. Mientras el Gobierno nacional sostiene que remite al Gobierno porteño los planos aprobados por la Comisión Nacional de Monumentos Históricos, y que esos planos cumplen con toda la normativa vigente, desde el Gobierno porteño dicen que las obras no fueron aprobadas por los organismos de la Ciudad.
“Lo que pasa es que la Comisión Nacional de Monumentos Históricos tiene mayoria kirchnerista. Ellos aprobaron el proyecto tal como se lo mandaron. Lo único que objetaron fue la cúpula vidriada, que se hizo igual”, asegura Distéfano. Por su parte, Fatala replica que sobre la cúpula sólo hubo un pedido de mayor información, que la Comisión es el órgano más importante de su tipo en el país, y que su idoneidad es inobjetable.
Desde la oposición objetan los plazos de la obra y afirman que con el tiempo trascurrido desde la licitación y el presupuesto destinado la remodelación debería estar más avanzada.
Las empresas constructoras Riva y Esuco, que forman una UTE (unión transitoria de empresas) a cargo de las obras, se negaron a brindar información sobre el avance de la reforma. Según el ingeniero Fatala, ya se desembolsó el 10 por ciento de los casi mil millones de pesos del presupuesto, y el avance ronda el 15 por ciento. El plazo previsto por los pliegos es de cuarenta meses desde el inicio de las obras, que comenzaron a principios del año pasado; por lo tanto, si todo sigue sin inconvenientes, la apertura del Centro Cultural será dentro de más de tres años.
Más de cien profesionales trabajaron en el diseño y actualmente más de 200 albañiles, obreros calificados y artesanos están afectados directamente, a los que hay que sumar los equipos técnicos especializados que supervisan las tareas.
El estudio de arquitectura B4FS, ganador del concurso de ideas, indicó que un sector del edificio ya está terminado y se encuentra operativo. Es la denominada Ala Sarmiento, que cuenta con grandes salones, como el Salón Eva Perón en el cuarto piso, el Salón del Correo en planta baja, el Salón de los Escudos y el Salón de Honor, en el segundo piso. Allí se desarrollan diversas actividades vinculadas al Poder Ejecutivo, y fue inaugurada por Cristina el 24 de mayo de 2010.
En la otra parte del edificio se construirá el Centro Cultural, que contará con un auditorio con capacidad para 2.200 personas, será sede de la Orquesta Sinfónica Nacional, y concentrará en un mismo edificio diversas actividades de la Secretaría de Cultura de la Nación que hoy se encuentran dispersas en distintas dependencias.
Monumento. El ex Correo Central funcionaba con una gran cantidad de muebles y objetos diseñados especialmente durante su construcción, equipamiento de enorme belleza y valor patrimonial y cultural.
La Comisión de Monumentos informó a PERFIL que ese mobiliario fue “inventariado de manera especial, y fue embalado y guardado en lo que se llama depósito de resguardo. Cuando la obra esté terminada se realizará una cuidadosa selección para determinar cuáles son los muebles que volverán al edificio”.
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