La imagen de las calles, avenidas y barrios de esta ciudad con la mayor presencia en la historia de fuerzas de seguridad contrasta con la que se percibe en las localidades vecinas de la costa, donde los patrulleros parecen verse sólo en la puerta de las comisarías.

En los balnearios vecinos, además, los policías siempre son pocos para cubrir áreas amplias en las que la frondosa vegetación que rodea a las casas suma otra complicación a la tarea de dar seguridad y prevenir delitos.

El inédito despliegue en el principal centro turístico del país comenzó hace 35 días e implicó el arribo de 800 uniformados en concepto de refuerzo. A la par se cumplió uno de los objetivos: se desarticuló y detuvo a parte de la banda acusada de haber cometido aquí tres secuestros, el último hace 40 días.

Aun así, los refuerzos no parecen alcanzar. Las denuncias por robos disminuyeron, pero los casos existentes preocupan y mucho.

El martes último, un almacenero mató a un menor de 16 años cuando éste salía de asaltar a su madre, que en esos momentos estaba al frente del comercio.

El miércoles un colectivero fue apuñalado por dos jóvenes que intentaron asaltarlo en jurisdicción del puerto. Un colega, que lo llevó hasta una clínica en otro ómnibus porque el personal de Prefectura sólo se limitaba a pedir una ambulancia, logró salvarle la vida.

Los locales desvalijados durante la madrugada, con vidrieras destrozadas, son ahora la modalidad más repetida.

La presencia de los efectivos federales está garantizada, al menos por la autorización de viáticos, hasta el próximo 31. La fecha sirvió de argumento para quienes insisten que este desembarco de uniformados estuvo relacionado sólo con la proximidad de las elecciones.

El secretario de Gobierno municipal, Marcelo Artime, se mostró confiado con que los refuerzos de prefectura se queden y su presencia sea un enlace con el inicio del Operativo Sol..