Las ocultas segundas intenciones de Cano que el votante ignora

Las ocultas segundas intenciones de Cano que el votante ignora

La otra cuestión, en caso de llegar, es tanto o más difícil: mantenerse en el poder con un gobierno nacional que puede no ser afín.

TUCUMÁN -  En relación a la candidatura de José Cano (Acuerdo por el Bicentenario) ayer hablábamos de que, en política como en otros ámbitos de la vida, “billetera mata galán” y que hay cosas que no debe saber el electorado, como por ejemplo quién banca las campañas políticas cuando el candidato no es gobierno.  Esa duda tiene todo el sentido común del vecino que consciente o inconscientemente dispara el comentario en las veredas tucumanas de que “algo no huele bien” en estas nuevas ensaladas de oferta electoral.

En este sentido podemos distinguir dos aspectos en la estrategia de Cano. Uno relacionado a “llegar al poder” y ser efectivamente el gobernador de Tucumán.  Pero la otra cuestión, en caso de llegar, es tanto o más difícil: “mantenerse en el poder” con un gobierno nacional que puede o no ser afín.  Si su fuerza tuviera un revés a nivel país, cosa que está dentro de los cálculos, operadores de Cano ya abrieron conversaciones paralelas con el sciolismo por las dudas el exmotonauta gane en primera vuelta. Hombre prevenido vale por dos.

Así que, a las dudas sobre quién está detrás o banca la campaña del radical José Cano y su socio el intendente Domingo “El Colorado” Amaya, se agregan versiones de pactos y preacuerdos electorales gane quien gane  De ser así, la campaña opositora del Acuerdo por el Bicentenario sería una puesta en escena para luego alinearse lo antes posible al oficialismo nacional dejando de lado, por inservible, la ideología y la ideas que se venden y se promueven en esta instancia de ascenso político.  Por eso es que Cano se cuida cuando habla del candidato del FPV, Daniel Scioli.

El lógico. Si se quiere hacer una “buena gestión” provincial no se puede gobernar con el Poder central en contra y sin recursos nacionales. El problema de Cano y Amaya es que la alianza Acuerdo por el Bicentenario no puede blanquearlo al electorado ahora, puesto que la elección podría ser entendida como una estafa masiva pues los votaran precisamente por ser opositores. No obstante esto no les preocupa, ese es un problema de explicación posterior al acto eleccionario y una vez ya en Casa de Gobierno. Para la otra parte de la estrategia veremos qué inventamos.    

¿Sorpresa con las “segundas intenciones” de Cano? No, en realidad es lo que está pasando en casi todas las universidades del país con reserva de germen radical y que busca sobrevivir. Franjista que, por mantenerse en el poder, abrieron sus puertas a movimientos como La Cámpora que, aunque aparezcan en cargos menores, co-gobiernan espacios que eran exclusivos de Franja Morada. En la Universidad de Tucumán (UNT) los camporitas tienen un pie dentro y en la Universidad de Catamarca (UNCa) preparan, junto al rector de extracción radical Flavio Fama, el desembarco para el 2016, tras las elecciones de este año. Por eso le decimos que no se sorprenda.    

Asimismo siendo Cano un diputado nacional sabe perfectamente quien es quien en Buenos Aires. Tiene roces y encuentros casuales, fortuitos, sin querer queriendo, con futuros funcionarios y dirigentes sciolistas. No es raro, son políticos que, si no ganan, al menos quieren reposicionarse de cara al 2019.

El “doble juego” de Cano tiene que ver con un futuro hipotético y necesidades económicas que imagina en su mente el dirigente radical que encabeza el Acuerdo por el Bicentenario mientras sueña ser gobernador. Si se le diera, descubriremos recién entonces la verdadera versión del canismo, pero ya reconvertido al sciolismo, algo que ningún votante siquiera sospecha cuando escucha hoy los discursos de campaña de la supuesta “oposición” al oficialismo gobernante.

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