Obama celebra el acuerdo y en Irán crecen las dudas

Obama celebra el acuerdo y en Irán crecen las dudas

Acuerdo nuclear.Es un pacto “histórico” reiteró ayer el norteamericano, coincidiendo con su colega iraní. Pero la prensa persa cuestiona que se desbarate el plan nuclear ¿Quién ganó?, preguntan.

El trabajoso acuerdo logrado entre las seis potencias mundiales y el gobierno iraní sobre el programa nuclear persa fue presentado por sus principales artífices, Washington y Teherán, como un logro histórico que bajará las tensiones y consolidará la paz. Pero los sectores opositores de EE.UU. e Irán salieron a descalificarlo, en ambos casos con miradas muy similares, escépticas y oportunistas caracterizándolo de derrota diplomática.

El presidente estadounidense, Barack Obama, aprovechó su programa radial de los sábados para enfrentar las críticas. Señaló que se trata de un “acuerdo histórico”, que hará un mundo “más seguro”. “Si Irán hace trampa, el mundo lo sabrá. Si vemos algo sucio realizaremos inspecciones”, explicó.

El mandatario dirigió sus palabras a la oposición republicana, pero también a Israel, su socio, que rechaza cualquier acercamiento al país persa. “Este acuerdo no se basa en la confianza, se basa en verificaciones sin precedentes”, dijo el mandatario. Y agregó: “El éxito no está garantizado, pero tenemos la oportunidad histórica de prevenir las armas nucleares en Irán y de hacerlo pacíficamente. Es, por lejos, la mejor opción para EE.UU., para nuestros aliados y para el mundo”.

Su par iraní, Hassan Rohani, también enfático en este tema. “Cumpliremos con nuestras promesas”, les dijo a sus sensibles vecinos de la región. Los iraníes, afirmó, “permanecerán fieles y apegados a las promesas, no buscan engañar a nadie”. Pero también le habló a la gente, acuciada por la crisis económica que provocan las sanciones: “Queríamos que además de las centrifugadoras, también la rueda de la economía volviera a girar”.

La población iraní salió a festejar el acuerdo en las calles, con caravanas de autos y banderas. Pero la prensa opositora se declaró ayer escéptica sobre los resultados obtenidos en las maratónicas negociaciones en Lausana. “¿Quién es el verdadero ganador?”, se preguntaba con suspicacia en su portada el diario conservador Irán News.

Votan-Emrooz, un diario cercano al ex presidente el ultranacionalista Mahmud Ahmadinejad, afirmó que “hay una gran diferencia entre lo que se da y lo que se recibe en el acuerdo de Lausana”, poniendo el acento en que el perdedor es Irán. A este coro de críticas se unió el periódico ultra conservador Kayhan, cuyo título en la edición de ayer era: “La cancelación de las sanciones tras la aplicación del acuerdo es un truco de los Estados Unidos”.

Como muchas cosas en este estado teocrático, el que tiene la palabra final es la autoridad máxima, el guía supremo, el ayatolah Ali Jamenei, quien prefirió guardar silencio por el momento. Con astucia, ayer Rohani hizo nuevas declaraciones donde puntualizó que los consejos del ayatolah al equipo de negociaciones iraníes en Lausana fueron fundamentales para poder alcanzar “resultados significativos”.

Como un espejo invertido, en Estados Unidos los republicanos reaccionaron de la misma manera que los conservadores iraníes, aunque en este caso remarcando el peligro que significa Irán para el mundo. “Es un error histórico”, dijeron. Ahora el mayor problema para la Casa Blanca es si un gran número de demócratas se suma a los republicanos y apoyan la ley que permite al Congreso rechazar el acuerdo. Si los votos llegan a los dos tercios, el Presidente no podrá vetar la ley. (Ver pgna 31).

El pacto logrado en Lausana entre Irán y las seis grandes potencias mundiales –Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania– es preliminar. Ahora se elaborará un acuerdo final con detalles técnicos formales que debe ser firmado a más tardar el 30 de junio próximo.

Según lo acordado, Irán reducirá drásticamente su capacidad nuclear y desaparecen las posibilidades de producir un arma atómica. Entre los puntos principales, figuran los siguientes:

De 19.000 centrifugadoras que actualmente tiene Irán, sólo podrá conservar 6.000.

El país persa se compromete a no enriquecer uranio durante 15 años y a eliminar casi por completo sus reservas de uranio enriquecido.

Deberá reconvertir dos de sus instalaciones más polémicas, la subterránea de Fordo y la planta de agua pesada de Arak.

Por un período de 25 años la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) realizará inspecciones en Irán en toda la cadena de gestión del uranio.

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