Nuevos vagones del subte A: Un tren parado y problemas con la frecuencia, en el debut

Nuevos vagones del subte A: Un tren parado y problemas con la frecuencia, en el debut
Por Romina Smith Silvia Gómez

A la mañana una formación quedó detenida y evacuaron a los pasajeros. Y a la tarde, llegó a pasar un tren cada 10 minutos. Tanto Macri como la empresa dijeron que al servicio aún le falta ajuste.

Pocos pasajeros a la mañana como si la reapertura adelantada unos días no hubiera trascendido. Una formación que por fallas mecánicas se detuvo y la evacuación se realizó con pasajeros caminando por las vías. Trenes llenísimos y con algunas demoras ya por la tarde. Y elogios a los nuevos vagones por su comodidad y el funcionamiento del aire acondicionado. Postales del primer día a pleno de la renovada línea A, que llegó tras un cierre que se prolongó 54 días y una larga disputa política entre Ciudad y Nación que se consumió todo el 2012.

Sin dudas, la noticia que trascendió a la reapertura fue el tren que quedó parado a las 10.30 saliendo de la estación Perú hacia Plaza de Mayo. Metrovías lo atribuyó a que “se activaron las protecciones de la formación”. En definitiva una falla mecánica de las que hay a diario pero que ayer –obviamente– tuvo mayor relevancia por tratarse de coches nuevos y en sus primeras horas en las vías.

Las personas que viajaban en esa formación debieron caminar por las vías para poder salir y llegar hasta la estación. El incidente provocó demoras y que el recorrido quedara limitado durante poco menos de una hora entre la cabecera de Carabobo y Piedras. A las 11.10, después de retirar la formación dañada, la línea volvió a funcionar en todo su recorrido. Mauricio Macri calificó al incidente como “menor” y lo atribuyó a “ajustes que pueden realizarse con la línea abierta”. Por la noche, fuentes de Metrovías evaluaron como favorable la jornada y en sintonía con el jefe de Gobierno dijeron que al servicio “le falta ajuste”.

Antes del desperfecto, la hora pico había tenido menos pasajeros que lo habitual porque según dijeron los empleados muchos usuarios no estaban enterados de la reapertura.

Clarín realizó el viaje en hora pico desde Carabobo a Plaza de Mayo, que se cumplió en 27 minutos y una frecuencia entre los trenes de cinco minutos, como se había prometido y con algunos problemas menores: coches que todavía andaban sin aire acondicionado (por la tarde ya no hubo fallas) y en algunos casos también problemas en las grabaciones que anunciaban las estaciones a destiempo.

Entre los pasajeros hubo opiniones a favor, y en contra, y también desconfianza. “Es más silencioso, el aire acondicionado está muy bien, espero que lo mantengan ”, comentó Paula Albil, que ayer hizo el recorrido entre Miserere y Piedras. Otros, estaban conformes porque las estaciones se veían más limpias. “Estaban en estado de abandono”, comentó Mariano Rizzo, pasajero de la A y vecino de Caballito. Pero otros pasajeros se inclinaron por reclamar lo que falta. “Algunas escaleras mecánicas no funcionan, y las otras líneas siguen en estado deplorable y falta seguridad, no se ve un policía”, se quejó Liliana Guercio. Silvina Herrera pidió que se acelere la apertura de las estaciones Flores y San Pedrito. “Ya figuran en los carteles de los coches nuevos, tienen que habilitarlas”, reclamó.

Los empleados también tenían quejas. Según uno de los guardas de Plaza de Mayo, en las boleterías faltan comodidades y “a veces hasta sillas”. Para ellos el servicio recién empezará a funcionar a pleno cuando se sumen más formaciones. “Hoy son 12 y son necesarias 18 ó 20 para que la gente viaje bien”, explicaron.

Por la tarde, en plena hora pico de regreso, comenzaron las demoras. La frecuencia entre trenes llegó a estirarse a 10 minutos. Y quedó en evidencia porque los vagones relucientes desbordaban de gente. Muchos optaban por tomar las viejas formaciones Fiat que conviven con las nuevas. No tienen aire acondicionado, pero por lo menos partían más vacías.

A las 18.05 salió una formación desde Plaza de Mayo y casi que no cabía un alfiler. Tanto es así que el conductor habló por los parlantes y advirtió que no podía arrancar porque estaban obstruyendo las puertas. En la estación Lima (en donde hace combinación con la Línea C) un pasajero intentó desalentar a los que amagaban a subir a los empujones: “No suban que no hay aire”, mintió.

La formación siguió su marcha y la nota la dio la locutora grabada, que anunciaba las estaciones a destiempo. Ya en Río de Janeiro el coche se descomprimió y la gente pudo “despegarse” de su compañero de ruta. “Con más frecuencias, la línea A va a ser un lujo ”, se esperanzó un usuario, debajo de la rejilla del aire acondicionado, que al menos hizo más llevadero el viaje de 27 minutos entre Plaza de Mayo y Carabobo.

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