La Unión Cívica Radical, que desde comienzo de año se encuentra movilizada a partir del Nuevo Espacio Abierto (NEA), liderado por la intendente de Resistencia y que cuenta con el acompañamiento de los intendentes Alicia Azula de Barranqueras y Gerardo Cipolini de Sáenz Peña, es un claro ejemplo de ello.

Esta corriente interna, que surge del convencimiento de una nueva era de intendentes exitosos en reemplazo de viejas estructuras aparentemente obsoletas, comenzó a desacelerarse luego de un impulso inicial que logró despertar al movimiento interno mayoritario, que se encontraba en un largo letargo desde la derrota del 2007 y que apenas se desperezaba frente a cada acto eleccionario.

Es así como quedó en desventaja en el Foro de Intendentes de la Alianza, pese a contar con los municipios más populosos y mantener la presidencia en manos de la jefa comunal de Resistencia. Es así como su intento de conformar un Foro de Concejales fracasó ante el llamado del Comité Provincial que logró reunir a la amplia mayoría de ediles radicales, de los cuales el NEA prefirió mantenerse al margen. Y es así también, como fracasó el intento de conformar la Organización de Trabajadores Radicales (OTR), que finalmente fue desconocida por la conducción nacional y los órganos partidarios provinciales.

A todo esto, hay que agregar la escandalosa Convención Provincial realizada en Machagai en el mes de mayo, en la cual prefirió abandonar el recinto del Club Unión ante una nueva derrota, denunciando un supuesto fraude y el supuesto mal desempeño del veedor judicial, que llevó al Juez Federal de Resistencia ordenar a las nuevas autoridades que se abstengan de sesionar hasta tanto resuelva las denuncias presentadas. Resolución que estaría a punto de conocerse y que podría representar un nuevo revés para el incipiente espacio interno que hasta el momento ni siquiera habría completado los trámites como para ser reconocido como tal.

A todo esto habría que sumarle el alejamiento del bloque radical en la Cámara de Diputados del Chaco, de dos legisladores integrantes del NEA, que en su debut como bloque independiente habilitaron la votación del oficialismo de un proyecto que no contaba con el total apoyo de la Alianza Frente de Todos, generando más malestar aún entre las filas radicales.

Con todos estos antecedentes, más un número importante de incidentes que generaron el rechazo de la familia radical, Convergencia Social aceitó los mecanismos de su estructura y se dedicó a caminar la provincia como no se recuerda que lo haya hecho en la última década, despertando a la militancia aletargada y escuchando los reproches de quienes luego de la catarsis, se encolumnan convencidos de las posibilidades que ofrece el futuro. Sin mencionar los arrepentidos que en todos los niveles tienden puentes para un regreso luego de la frustración del nuevo movimiento.

Las internas abiertas, simultáneas y obligatorias serán quizás la prueba definitiva, para comprobar si el NEA es el futuro del radicalismo en el Chaco, como los anunciaron sus más fanáticos defensores, o si terminará siendo una corriente interna minoritaria en el centenario partido antes de desaparecer como otros movimientos.