Niños refugiados sirios, explotados por grandes marcas de ropa europeas

Niños refugiados sirios, explotados por grandes marcas de ropa europeas

Las empresas se defienden. Una investigación de la BBC asegura que en Turquía hay menores de edad trabajando sin derechos ni contrato alguno en talleres que fabrican ropa para grandes marcas como Zara, Marks & Spencer, Mango y Asos.

“Turquía es el mejor ejemplo de cómo el mundo tiene que tratar a los refugiados”. Cuando pronunció esas palabras, en un viaje a Turquía, el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk no pretendía ser irónico. Sólo lanzar un alago a una Turquía de la que Europa depende para que no vuelvan a llegar miles de refugiados cada día como en los momentos más dramáticos de 2015.

Pero los informes y los escándalos se suceden y las revelaciones muestran que Turquía no es ese paraíso para refugiados que loa Tusk.

El último caso afecta a también a los niños. Una investigación del programa “Panorama” de la británica BBC asegura que hay menores de edad trabajando sin derechos ni contrato alguno en talleres que fabrican ropa para grandes marcas europeas como Zara, Marks & Spencer, Mango y Asos.

Refugiados sirios –también niños- cosen ropa en talleres clandestinos que la entregan a los proveedores oficiales de las grandes marcas de ropa. Al no tener conocimiento de esas cadenas de subcontrataciones, las marcas europeas se lavan las manos.

Turquía, que ya era un gran productor textil donde producían muchas de las mayores marcas de ropa de Europa, ha aumentado la producción en los últimos años y según el programa de la BBC, en parte gracias a la explotación de los refugiados. Más de 2,5 millones de sirios viven en el país y menos del 10% tienen permiso de trabajo.

El programa, realizado con la ayuda de cámaras ocultas y titulado “Los refugiados que hacen nuestra ropa”, muestra a refugiados trabajando con productos químicos peligrosos sin la mínima medida de seguridad. En un taller de Estambul encontraron a niños refugiados sirios trabajando junto a niños turcos de no más de 10 años.

Las marcas europeas se defienden del escándalo asegurando que no son propietarias de los talleres, sino que fueron engañadas por sus proveedores en Turquía. Un representante de Marks & Spencer dijo en el programa que las acusaciones “son muy graves”, pero que no encontró ni un refugiado sirio trabajando en los talleres de sus proveedores en Turquía.

Los periodistas de BBC encontraron a siete en un solo taller –entre ellos adolescentes de 15 años-, en el que cobraban miserias por debajo del salario mínimo legal turco. Los refugiados contaron que “si pasa algo a un sirio, lo tiran como si fuera una prenda de ropa”.

Las empresas aseguran que no controlaban las condiciones laborales de los talleres contratados por sus proveedores en Turquía. La española Zara, una de las potencias mundiales del comercio de ropa, dijo al programa que sus controles son efectivos. La otra española señalada, Mango, dice que sólo encontró pequeños problemas de seguridad.

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