El Papa, en su alocución previa al rezo mariano del Angelus en la Plaza de San Pedro, recordó la figura de la Virgen María, pura, como signo de esperanza, modelo de fe y recordatorio del poder transformador de la gracia. María, concebida sin pecado, es el primer destello de la salvación ofrecida por Dios a la humanidad. Así también los cristianos reciben esa gracia al momento del bautismo.