Las mentiras detrás del agua mineral de Cristiano Ronaldo

Las mentiras detrás del agua mineral de Cristiano Ronaldo

Los beneficios para la salud que vende URSU9, la marca de agua apadrinada por el futbolista, son más que dudosos: no es “antioxidante” y su alcalinidad no sirve para nada. Además, el vídeo promocional usa imágenes falsas, y el agua cuesta el doble que otra igual

 

Estamos demasiado acostumbrados a los desvaríos comerciales de los famosos: cuando menos te lo esperas surge un influencer o un advenedizo con mucho desparpajo —o cualquier combinación de estos perfiles— que usa su visibilidad para vendernos alguna maravilla comestible o bebible que solucionará todos o buena parte de nuestros males. Es tan habitual que lo asumimos como algo normal: lo contó aquí con todo lujo de detalles Beatriz Robles.

Conocidos son los desvaríos descacharrantes de Gwyneth Paltrow, el abrazo de Lionel Messi a las pseudociencias o los patrocinios poco educativos de algunos deportistas, por ejemplo, y ya que estamos, el de Herbalife con el propio Cristiano Ronaldo. Ahora Cristiano también promociona un agua con unas alegaciones de salud que muy probablemente estén al margen de la legalidad. Pero esta cuestión, quizá la más evidente, no es el único fiasco de URSU9. Vamos a verlos todos.

Ningún agua alcalina hace nada por tu salud

El argumento que ejerce de centrocampista en URSU9 es que se trata de un agua alcalina, es decir, que tiene un pH alcalino, por encima de siete (en este caso nueve). Así se puso de relieve en todos los medios que se hicieron eco del acto promocional, al que acudió el propio Cristiano Ronaldo, el dietista-nutricionista Aitor Sánchez y el encargado de la empresa embotelladora, Francisco Ferreira.

El tema de la alcalinidad de lo que comemos y bebemos se ha puesto de moda desde hace unos 10 años, con algunos picos periódicos de mayor impacto. Es cierto que hay algunos estudios centrados en los beneficios del consumo de agua alcalina, ya sea que se obtenga como un agua natural —a partir de un manantial o a través de una captación en un acuífero— o se alcalinice por electrólisis. Pero también es cierto que el nivel de evidencia científica y credibilidad de esos estudios está a la altura de cualquier tríptico electoralista.

Son muchas las personas que se sorprenden cuando les sugieres que hay estudios científicos que no sirven para nada, pero es cierto. Ya sea porque sus planteamientos metodológicos son deficientes, porque el diseño es inadecuado, porque existen importantes sesgos del patrocinador —sí, las empresas pueden encargar estudios “científicos”—, porque se retuerce la estadística o porque las conclusiones van más allá de los resultados. Existen más razones para dudar de la calidad de una publicación científica; por ejemplo, las presiones a la que están sometidos algunos investigadores. Una triste realidad que se resume con el famoso publish or perish (publica o perece).

Igual que lo que sucede en el terreno de la moda, la tecnología o la restauración, donde para un mismo objeto o servicio hay una amplia gama de calidades, con las publicaciones científicas pasa lo mismo. ¿Qué sucede con los estudios que bendicen el agua alcalina por sus efectos positivos sobre la salud? Que son de ese tipo de gama baja, o cuando menos dudosa.

En la presentación de URSU9, Aitor Sánchez habló de las aguas alcalinas como aguas “prometedoras”. Sin embargo, lo que se puede o no decir en el terreno de la salud sobre los efectos de un determinado alimento o nutriente está regulado en el reglamento RE 432/2012. Se trata de una lista positiva de alegaciones que pueden hacerse: si no están ahí, pues no pueden hacerse. A día de hoy, ese listado comprende 267 alegaciones que la Autoridad de Seguridad Alimentaria (EFSA) se ha encargado de evaluar y después, si es el caso, permitir, y sobre el agua alcalina no hay ni el más mínimo asomo de permiso.

Otro aspecto interesante en este asunto alcalinizador es que los actuales y más básicos conocimientos de fisiología sirven para dar al traste con cualquier posible beneficio propuesto. Es decir, con lo que actualmente se sabe, los efectos del agua alcalina que proponen algunos no es que no sean ciertos, es que son imposibles, como se explica extensamente en este artículo.

Agua antioxidante, otro sinsentido

De nuevo más alegaciones de salud, en esta ocasión respecto a los presuntos beneficios de URSU9 por su capacidad antioxidante. Otra alegación clara y directa sobre la salud sin el soporte en la normativa y, es más, que empata con la credibilidad curativa de las lágrimas de unicornio.

En la Universidad San Jorge tenemos un taller para cuando niños y adolescentes vienen a conocer nuestras instalaciones. En este taller vamos al laboratorio y planteamos un pequeño ensayo clínico: medir la capacidad antioxidante de distintas sustancias. Para ello usamos DPPH —no pongo el nombre de verdad porque marea— para medir lo antioxidantes que son tres sustancias: el té verde, que preparamos, in situ, en el laboratorio con las típicas bolsitas; una dilución de jugo de limón (que también exprimimos ahí mismo) y el agua.

La medición se obtiene en el momento que los estudiantes añaden el DPPH a cada una de estas soluciones y el resultado se miden en función del cambio de color de una forma más o menos intensa. Si usamos agua destilada, el poder antioxidante del agua es cero y muy próxima a cero con cualquier otra agua, ya sea de grifo, envasada, tenga este pH o aquel otro. Tanto es así que en este sencillo experimento el agua se utiliza como control porque carece de actividad antioxidante. Pan comido.

Cuenta la leyenda…

El nombre del agua en cuestión, URSU9, viene, según sus propietarios, del nombre del municipio en el que se hace la captación: El Oso, en Ávila (Ursu en latín es oso), y lo del nueve viene de la alcalinidad. Los responsables de marketing han creído que sería buena idea inventarse el origen del nombre del municipio, y explican que proviene de cuando hace más de 400 años venían los osos —poco menos que de peregrinación como cuando se va a Lourdes— a beber sus aguas.

La historia es bonita y creíble, pero resulta ser una patraña inventada. Con muy pocas dudas, el nombre de El Oso procede de una derivación secular de lutosus, palabra en latín que se traduce como ‘barroso’ o ‘lodoso’. El entorno de la captación del agua se presta más a eso —es una estepa cerealista con alguna que otra laguna— que al de un bosque caducifolio poblado de osos, sean o no amorosos, como confirma el Breve diccionario de topónimos españoles de Emilio Nieto Ballester. También lo han corroborado fuentes consultadas en el Ayuntamiento de El Oso.

Las imágenes también son falsas

Sin dejar a un lado el lema “imaginación al poder”, llama la atención la falta de coherencia a la hora de construir el vídeo promocional del agua URSU9, con imágenes que en nada se parecen al lugar donde se realiza la captación. Te sugiero que pongas en Google Maps “El Oso, Ávila” y que luego las compares con las imágenes de ese vídeo, sin dejar de prestar atención a su narrativa. No tienen nada que ver.

Resulta que el bucólico paraje de prístinas aguas fluyendo de una cascada se encuentra en Portugal, en concreto en la Serra do Açor, que parece el bosque natal de Legolas. La cascada tiene nombre: Cascata da Fraga da Pena, y pertenece al municipio de Arganil. A pesar de que múltiples usuarios de Instagram se han dado cuenta del trampantojo, y de que se lo han hecho ver en la cuenta de URSU9, estos han reaccionado como quien oye llover. Ni disculpas, ni explicaciones, ni rectificaciones.

Puedes comprarla a precio de ganga

Es cierto que no tendrá la imagen de un viril oso furioso en la etiqueta, ni el glamour de Georgina (quien bebe URSU9 por albercas). Tampoco tendrá a ningún dietista-nutricionista de prestigio avalando sus asombrosas propiedades, pero si te interesa, puedes comprar la misma agua que sale de la captación URSU9 de Ávila en la cadena Auchan de Portugal a mitad de precio. ¿La misma agua alcalina de Cristiano, URSU9, se vende también con marca de distribuidor? Pues sí: esta es la ficha técnica de comercialización de la distribuidora Auchan para sus proveedores. En botellas de 1,5 litros, en Auchan sale a 0,26 €/litro. La misma agua, pero con más glam, URSU9 en El Corte Inglés, a 0,51 €/litro.

Por mucho que ahorres en Auchan sigue siendo un disparate, el que supone beber agua envasada. La del grifo, que hace lo mismo que la de Ronaldo, cuesta por término medio en España 1,91 €/m3, es decir, 1,91 euros los 1.000 litros. Mil litros de URSU9 costarían 260 euros si los compras en Portugal (a precio Auchan) y 510 euros si los compras con la lustrosa etiqueta en España.

¿Tienes dudas sobre la validez sanitaria del agua del grifo? Cada año, el Ministerio de Sanidad emite un Informe Técnico sobre Calidad del Agua de Consumo Humano en España, este es el último disponible. No es fácil encontrar resúmenes de este tipo de informes, pero en este de 2014, el tecnólogo de alimentos Mario Sánchez nos hizo saber que, en España, fueron aptas para el consumo humano el 99,5% de las aguas analizadas.

Pero hay otro coste peor que el económico

Es el coste medioambiental que supone generar tanto plástico y, además, solo reciclar el 20%. Es lo que indican las cifras más conservadoras de nuestra realidad recicladora. El agua embotellada, que contiene un recurso prácticamente idéntico que la que sale por el grifo, es un elemento que influye de forma notable al mal asunto que tenemos con los plásticos: sobre este problema ha divulgado el propio Aitor Sánchez en numerosas ocasiones.

He analizado URSU9 y no es tan alcalina como dice ser

Adquirí cuatro botellas de 0,5 litros de URSU9 en el supermercado y tras realizar las correspondientes mediciones resultó que la lectura de mayor pH fue 8,62, no 9, como se anuncia. Parecerá peccata minuta, pero es una diferencia significativa tratándose de la escala de pH, ya que los valores que usamos se corresponden en realidad con los de una escala logarítmica, no lineal, de forma que, por ejemplo, el que algo tenga pH 6 supone ser 10 veces más alcalino que si tuviera pH 5, y 100 veces más alcalino que algo con pH 4. Por tanto, pH 8,62 frente a pH 9 —una diferencia de 0,38— implica una alcalinidad entre tres y cuatro veces menor que la anunciada. Si trasladamos esa misma diferencia a una fluctuación de nuestro pH sanguíneo, que ha de mantenerse de manera impepinable entre 7,35 y 7,45, significaría un riesgo vital importante.

No te asustes, que al fin y al cabo se trata de agua para beber y que va a pasar por nuestro estómago y en lo que se refiere a las implicaciones que pueda tener sobre la salud beber agua con pH 8,62 es lo mismo que con pH 9. ¿Por qué? Porque, como hemos comentado, el pH del agua que bebemos no afecta a nuestra salud: en la normativa del agua, ya sea del grifo o envasada, se consideran aptas para el consumo, en relación al pH, las que caigan dentro del rango 4,5-10.

Dar de beber al sediento

Al final, y volviendo al principio, si lo que te interesa es tomar una decisión práctica para esto de la hidratación, ya sea durante la práctica deportiva, para las comidas o para poner en tu mesilla de noche, el consejo que tienes que retener en tu memoria es que el agua del grifo es la mejor opción. Siempre.

Sobre lo de los dos litros diarios que se recomiendan, hasta el punto de que un día terminarán por aparecer en algún artículo de la Constitución, no hagas ni caso: bebe cuando tengas sed y elige agua, tanta cuanta quieras y no otra cosa (lo contamos en este post). Por último, recuerda algo que me hicieron ver días atrás en Twitter cuando este tema saltó a la palestra: cuando se necesita de un famoso para promocionar un producto que dice tener propiedades curativas o es el propio famoso quien lo promociona, significa que no funciona. Más claro, agua.

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