Menos agua, menos fertilizantes: el caso de éxito de los cítricos valencianos

Menos agua, menos fertilizantes: el caso de éxito de los cítricos valencianos

La tecnología para el uso eficiente de los recursos hídricos ha permitido a los agricultores de cítricos modernizarse y ser más sostenibles, reduciendo costes y siendo más competitivos.

La Comunidad Valenciana es famosa por sus tradicionales cultivos de cítricos, favorecidos por el terreno y el clima. Las naranjas, limones y mandarinas de la región cuentan con el reconocimiento de indicación geográfica protegida, otorgado por la Unión Europea, que garantiza tanto procedencia como calidad y forma de producir. A este sello se suman ahora nuevas técnicas y tecnologías que abrazan criterios medioambientales y de sostenibilidad.

La finca de La Reva es un punto de referencia en este sentido. Sus gestores se propusieron reducir el empleo de fertilizantes en sus aproximadamente 620 hectáreas, a la vez que hacían un uso más eficiente del agua de riego. Javier Pastor pertenece al Departamento Técnico de la empresa de la finca, Revacitrus, y explica que una de las primeras medidas adoptadas fue cambiar las líneas de goteros. “Con el sistema antiguo, variaba mucho el caudal que se utilizaba, en función de la presión. Gracias a los nuevos goteros, que incorporan tecnología antidrenante y autocompensante, se obtiene más eficiencia a la hora de regar y se dejan de perder muchos litros de agua con cada irrigación, pero también sirven para preservar el líquido que queda en las tuberías cuando no están funcionando”, explica. Esta agua que se queda en la manguera puede utilizarse en el siguiente riego porque no se pierde una gota.

Otra de las iniciativas adoptadas es la instalación de sensores de humedad, para medir la profundidad a la que demanda agua cada planta. Los sensores alertan de si el suelo se está secando o si el cultivo aún no ha consumido toda el agua disponible y, por tanto, regular el riego en función de las necesidades. Pastor subraya que, en el caso de los árboles cítricos, “solo hace falta que alcance los 40 o 50 centímetros bajo tierra”. “A una mayor profundidad se pierde, ya que el vegetal no la aprovecha”.

En lo que al empleo de fertilizantes se refiere, Javier Pastor señala que, en La Reva, “su uso está muy ligado, de nuevo, a la utilización de agua”, porque “se abona cada vez que se riega”. Esto significa que, “si se gana en eficiencia a la hora de regar, igualmente se ahorrará en fertilizantes”. De la misma forma, “si el agua no desciende de la profundidad que necesita realmente el árbol, el abono tampoco lo hará, ahorrando y evitando contaminar suelo y acuíferos”. Y el balance de estas prácticas ha sido muy positivo. Dividieron la finca en dos zonas: en una, la rutina habitual; en la otra, las prácticas sostenibles. Y han logrado producir lo mismo con importantes ahorros de agua, reducción del impacto ambiental, costes y aumento de competitividad.

676 millones de litros de agua

La Reva es una de las 37 explotaciones que se han sumado a la 'Guía Fanta de buenas prácticas sostenibles en el cultivo de cítricos' y al proyecto Cítricos Sostenibles, de Coca-Cola. Con la colaboración de la Universitat Jaume I de Castellón, además del estudio de ecoinnovación estratégica Inèdit y el Institute of Agrifood Research and Technology (IRTA) de la Generalitat de Cataluña, se busca que los productores de cítricos españoles pongan en marcha prácticas sostenibles de riego y fertilización. Buena parte de las que está desarrollando la finca de La Reva ha salido de esta guía de buenas prácticas.

 

 

 

Y los resultados hablan por sí solos: entre los años 2018 y 2019, las medidas implementadas permitieron ahorrar 676 millones de litros de agua en 750 hectáreas unidas al proyecto. Para lograrlo, los principales esfuerzos se centraron en instalar más de 1.300 kilómetros de sensores de humedad, así como los ya mencionados sistemas de riego con goteros antidrenantes y autocompensantes.

El programa también busca reducir el empleo de fertilizantes, ya que en numerosas ocasiones algunos agricultores “abonan mucho y a destiempo”, según destaca el director de Proyectos de Inèdit, Carles M. Gasol. “En estos casos, nos encontramos con suelos con un alto contenido en potasio y fósforo, mientras hay carencias de nutrientes en las hojas de la planta, donde deberían estar. Ante esta situación, lo que hacemos es recalcular las dosis de fertilizantes tras la analítica del suelo e instruir al productor para que las aplique en función de la etapa de desarrollo vegetal”, apunta.

Por su parte, Ana Gascón, directora de Responsabilidad Corporativa de Coca-Cola Iberia, añade que la iniciativa "permite disminuir las emisiones de CO₂ al usarse menos abonos e incrementar el valor de los cítricos al ser catalogados como sostenibles, lo que abre nuevos mercados a los agricultores". Al mismo tiempo, "se contribuye a mejorar la competitividad del producto final y ayudamos a preservar los empleos rurales". Para ello, se han impartido más de 4.100 horas de asesoramiento a horticultores.

Una deuda con la naturaleza

Además de poner su foco de atención en las plantaciones de cítricos, Coca-Cola también trabaja para proteger los recursos hídricos en otros ámbitos y entornos, ganaderos y agrícolas, del resto del país. Todo, para cumplir con su propósito de devolver a la naturaleza el equivalente al 100% del agua contenida en sus bebidas. Y parece que, hasta el momento, no solo lo consigue, sino que el balance es más que positivo: en 2019, consiguió reponer 3.782 millones de litros, gracias a todas las medidas puestas en marcha. En otras palabras, la compañía restituyó el 129% del recurso hídrico contenido en las bebidas que comercializó en toda España.

Uno de los programas más destacados en lo que a preservación de hábitats acuáticos se refiere es el desarrollado en el estuario del río Guadalquivir. Aquí, la empresa, en colaboración con la entidad medioambiental WWF España, ha puesto en marcha el proyecto ‘Misión posible: desafío Guadalquivir’, cuyo objetivo es mejorar la cantidad y la calidad del agua en la desembocadura del río mediante dos grandes intervenciones. Por un lado, se busca recuperar una marisma en Trebujena, en Cádiz, mientras que, por otra parte, se trabaja en hacer una utilización más eficiente en 15 fincas de la provincia de Sevilla.

De un modo similar, Coca-Cola impulsa en paralelo una innovadora forma de gestionar la tierra en la zona de Teruel, con el propósito de proteger ríos y acuíferos a través de la iniciativa ‘Plantando agua’. Esta medida gestionada por Ecoedes —y que cuenta con la asesoría científica de la Universidad de Zaragoza, la participación del Gobierno de Aragón, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de Barcelona— tiene en cuenta que la vegetación influye en la disponibilidad de líquido, pero no necesariamente con una repoblación indiscriminada. Para ello, se realiza una reforestación controlada en una zona afectada hace una década por un grave incendio. El fin es asegurar el suministro de ‘agua azul’ —es decir, la procedente de ríos y acuíferos—, a la par que se fomenta la ganadería para limpiar el monte.

Son dos ejemplos más de cómo la innovación y la eficiencia pueden ir de la mano para fomentar la sostenibilidad en la gestión de un recurso tan fundamental, máxime cuando el 90% del producto comercializado por la compañía es agua. Muestra de este compromiso y de su evolución es que, hace tan solo una década, Coca-Cola empleaba 2,17 litros de agua por cada litro de refresco fabricado; hace dos años, esta cifra había descendido hasta 1,83. El objetivo actual de la compañía es mejorar la eficiencia del uso en un 20% con respecto a ese dato.

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