En el medio de la cosecha ya inquietan los números de 2015

Por Cristian Mira

En el medio de la cosecha, con lotes encharcados por las lluvias, hay productores que ya están pensando en la campaña 2014/15. Saben que será la última que sembrarán con un gobierno poco amigable para la producción agropecuaria, por lo cual deberán prestarle atención a los números.

Uno de los problemas que vislumbran es el del financiamiento comercial. Según explicó un asesor de productores, las ofertas de tasa cero para la compra de insumos que estaban vigentes en la campaña pasada no aparecerán en este ciclo. "Algunas empresas lo hacen contra la entrega de mercadería y otras aplican tasas de interés del 15 por ciento", explica.

Tras la devaluación de enero y la suba del costo del financiamiento impuesto por el Banco Central, las decisiones de gasto e inversión comenzaron a postergarse, explicó el asesor. Esto lo corroboran las empresas de insumos. "Hasta ahora vendimos un 30 por ciento menos que el año pasado", informaban esta semana en una compañía. Los fabricantes de maquinaria agrícola también lo comprobaron con una caída del 40% en sus ventas en el primer trimestre de este año respecto del mismo período de 2013. En este descenso hay que computar que este año no está vigente el crédito del Bicentenario del Banco Nación.

"En términos nominales el precio de los granos es superior a 2013, pero el poder de compra es igual o peor que el año pasado", explicaba este mismo asesor. Para su argumentación tomaba como base el incremento de los combustibles, fletes y los principales insumos.

Esta línea ascendente de suba de costos, que se agrega a la elevada presión impositiva, golpea con mayor virulencia a quienes trabajan fuera de la zona núcleo.

Las trabas al comercio son otro factor que afecta a la planificación de la campaña . Lo puntualizó con un énfasis inédito para la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, cuando su presidente, Ricardo Marra, que destacó anteayer en el cocktail por el 160 aniversario de la entidad que "contar con licencias automáticas de exportación y con registros de exportación abiertos todo el año sin restricciones y en un marco competitivo serían señales clave", para favorecer el desarrollo del agro. De esa manera, se permitirá a "todos los integrantes de las cadenas aprovechar las oportunidades de demanda internacional y revitalizando los canales de comercialización y financiación productiva", sostuvo.

Hay una cautela en la toma de decisiones que también se verifica en la ganadería. El Gobierno no da señales de favorecer la recuperación de las exportaciones, pese a que el propio Ministerio de Agricultura se había manifestado por recuperar un 20% de la producción de carne para el mercado externo como llegó a ocupar en 2005. Para muchos productores esta sería la principal señal para adoptar tecnología. Advierten que la salida exportadora traccionaría a toda la producción ganadera y que esto no derivaría en el encarecimiento o desabastecimiento del mercado interno.

"La ganadería está en un equilibrio inestable", señaló el sitio del internet valorcarne.com al analizar los datos de la faena de abril del mes pasado que muestran una caída de 4% respecto de igual mes de 2013. Esto indicaría que no hay en marcha un proceso de liquidación de vientres, pero, según el informe, tampoco se vislumbra un proceso de retención. En marzo, añade el informe, el stock vacuno, registró una suba de 1,1% al llegar a 51,5 millones de cabezas. No obstante, aún se está lejos de incentivar la producción de novillos gordos que demanda el mercado externo.

No sólo la cadena vacuna crecería con una visión más amplia del negocio, otras carnes, como la aviar, mejorarían su performance si se atendiera a todos los eslabones de la cadena.

Si bien la avicultura registró tasas de crecimiento, que por ejemplo, mostraron que se duplicó en diez años el consumo de kilo de pollo en promedio por habitante, la situación de los productores integrados es crítica.

Según un documento de la Cámara Argentina de Productores Integrados de Pollos (Capip) en los últimos ocho meses el pollo faenado a salida de planta tuvo un aumento del 80% mientras que el aumento promedio al productor fue de 15%. Estiman que el precio mínimo que deberían recibir los productores integrados es de entre 2,7 y 2,8 pesos por pollo mientras que hoy perciben entre $ 1,4 y $ 2,20.

Los productores integrados advierten que su esquema está en riesgo y que si no hay un nuevo marco de relación con la industria faenadora comenzarán a cerrarse granjas.

La industria también advierte que tiene problemas pese al crecimiento que tuvo en años recientes. Uno de ellos es la dificultad para importar equipos y productos veterinarios. "En el mundo hay cuatro empresas que fabrican clasificadoras de aves no se puede reemplazarlas con producción nacional en poco tiempo", se quejaba un industrial de la avicultura. La "sustitución de importaciones" que pregona el Gobierno, cuando es forzosa, provoca cuellos de botella que afectan la producción.

RESUMEN

1500 Millones

Son los dólares que invirtió la industria de biodiésel en la instalación de plantas.

LA FRASE

Ernesto Ambrosetti

Economista/SRA

"Diez años atrás estábamos por delante de Brasil, Uruguay y Paraguay"

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