Manual para achicar porciones

Manual para achicar porciones
El Ministerio de Salud de la Nación presentará un manual para quioscos saludables. Más de la mitad de la población argentina está excedida de peso y el 18 por ciento es obeso. Los quioscos son claves para avanzar sobre un problema también cultural.
En la Argentina, la instalación de “quioscos saludables” en las escuelas enfrenta, aunque parezca mentira, la oposición de muchos padres: es que los fondos procedentes de los quioscos suelen ir a las cooperadoras escolares, y los papás que las integran llegan a temer que las ventas bajen. El ejemplo da idea de cómo el problema de la obesidad sólo puede encararse en el nivel de la sociedad en su conjunto. Claro que, si los chicos prefieren los “postrecitos”, ello no es ajeno a que éstos “han ganado en valor social gracias a estrategias de marketing”, según explicó a este diario el titular de Enfermedades No Trasmisibles del Ministerio de Salud. La cartera sanitaria anunció que publicará un manual para quioscos saludables, con requerimientos como: sólo expender alfajores simples y no “grandotes”; vender galletitas en porciones individuales y gaseosas sin calorías e incluir frutas. El funcionario advierte que la obesidad y el sobrepeso siguen en aumento en el país, por encima del 53,4 por ciento que se registró, ya hace cuatro años, en la última encuesta de factores de riesgo. Y “esta problemática va más allá de las posibilidades del sector salud”, sostiene.

“En las próximas semanas daremos a conocer el Manual para Quioscos Saludables, que preparamos con apoyo del Ministerio de Educación y de las sociedades científicas vinculadas con la nutrición –precisó Sebastián Laspiur, director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud de Nación–. Se trata de recomendar a los establecimientos educativos qué productos ofrecer, cuáles no y cuáles sí pero bajo determinadas condiciones. Por ejemplo, las galletitas deben ser vendidas en porciones individuales y no, como sucede ahora, en paquetes que contienen diez o quince porciones. Se permiten las bebidas gaseosas, pero que sean ‘cero’ y en el envase más pequeño. Los alfajores deben ser simples, no triples. Los alimentos no deben tener grasas trans; los snacks no deben tener sal agregada y deben ofrecerse en envases individuales. El quiosco debe ofrecer frutas, incluidas las de estación. En fin, esperamos que las provincias adhieran a este manual; hay más de seis que legislaron ya sobre este tema. También hemos asesorado para la presentación de un proyecto de ley nacional de quioscos saludables.”

“De todos modos, lo más importante es que se tome cada vez mayor conciencia pública sobre el problema del sobrepeso: ésa es la plataforma para que la sociedad acepte y reclame regulaciones. Por ejemplo, a veces los propios padres, a través de las cooperadoras, se oponen a los quioscos saludables porque temen que bajen las ventas y así disminuya el ingreso –comentó Laspiur–. La Ley Nacional 26.396, de Obesidad, promulgada en 2008, todavía no fue reglamentada, pese a que el Ministerio de Salud elevó el proyecto correspondiente. De todos modos, ya se aplican medidas requeridas por la ley, como la cobertura de cirugía bariátrica para pacientes con obesidad mórbida.” Pero “todavía no hemos podido avanzar en el diálogo con los supermercados, que pueden tener una acción importante para alentar el consumo de frutas y verduras y disminuir el tamaño de las porciones de los alimentos”.

Entretanto, “en la Argentina, toda la población está sujeta a condiciones ‘obesogénicas’ –destacó Laspiur–. Las nuevas tecnologías llevan a que tanto la forma de trabajar como la forma de recrearse hayan migrado hacia el sedentarismo; han ganado terreno las comidas procesadas, que suelen ser más ricas en calorías y tienen menos poder de saciedad; hoy se llama comida casera a abrir una lata de salsa y mezclarla con un paquete de fideos. Bajó el consumo de frutas y verduras, y en muchos casos desapareció la ‘fruta del hogar’, que siempre estaba presente en las casas. Las gaseosas azucaradas han usurpado el rol del agua en la hidratación cotidiana. Esto pasa en muchos lugares del mundo y también acá”.

Para el funcionario, “esta problemática va más allá de las posibilidades del sector salud. Necesitamos cambios profundos, tanto en el Estado como en la sociedad civil. Un ejemplo es la reducción del tamaño de las porciones de los alimentos: hay alfajores que se promocionan precisamente por superar el tamaño de la porción individual. Prácticamente se ha perdido la comercialización de galletitas en paquetitos individuales, los envases de gaseosas se hicieron más grandes. La demanda de frutas y verduras ha disminuido; productos como los ‘postrecitos’ han ganado en valor social a partir de estrategias de marketing. Claro que nada de esto desmiente la importancia de las decisiones individuales que la gente toma cotidianamente con respecto a su alimentación y su salud en general”.

Los últimos datos estadísticos provienen de la Segunda Encuesta Nacional Factores de Riesgo para Enfermedades No Trasmisibles, de 2009, según la cual el 53,4 por ciento de la población tiene sobrepeso u obesidad; esta última, que era del 14,6 en 2005, llegó al 18 por ciento. Según la encuesta, “se incrementó significativamente la inactividad física”, se registró “una reducción en el consujo de fruta y verduras”, “la prevalencia de diabetes se incrementó a 9,6 por ciento” y no hay indicios de que la tendencia se haya revertido.

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