Los malabares de Macri tras la denuncia de Bolivia para no hablar de golpe de Estado y la crítica a Alberto Fernández

Los malabares de Macri tras la denuncia de Bolivia para no hablar de golpe de Estado y la crítica a Alberto Fernández

El ex mandatario habló dos días después de que las autoridades del país vecino denunciaran que su administración envió municiones en apoyo a las fuerzas sediciosas que destituyeron a Evo Morales.

Dos días después de que las autoridades de Bolivia denunciaran y dieran a conocer de forma pública que la administración de Mauricio Macri envió un arsenal militar para apoyar a las fuerzas sediciosas que en 2019 destituyeron a Evo Morales, el ex presidente rompió el silencio. Además, aprovechó la publicación de su carta para criticar a Alberto Fernández, quien le pidió disculpas en nombre del Estado argentino a los ciudadanos del país vecino.

El mismo día en el que María Eugenia Vidal ofició su precandidatura en la Ciudad y en línea con las esquivas argumentaciones de quien fuera su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, el ex primer mandatario publicó una carta desde Europa en la que insistió con las denuncias de fraude con la que las Fuerzas Armadas justificaron el derrocamiento del por entonces presidente democrático boliviano, se negó a reconocer que hubo un golpe de Estado y, de paso, criticó al actual presidente.

"Repudio la carta que escribió el presidente", es el título de la misiva digital que Macri compartió desde su cuenta en Facebook

A partir de la denuncia intempestiva que funcionarios bolivianos dieron a conocer el jueves pasado, quiero desmentir de manera rotunda la veracidad de esas acusaciones y, al mismo tiempo, repudiar la carta que el presidente Alberto Fernández envió a las autoridades bolivianas expresando “dolor y vergüenza” sobre esos hechos falsos en los que quieren involucrarme. En un solo acto Alberto Fernández logró devaluar su palabra y su firma.

Para conocimiento de la opinión pública, aclaro que en noviembre de 2019, tras las denuncias de fraude y la posterior renuncia de Evo Morales y en línea con la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea, la Argentina prestó ayuda humanitaria. Dimos asilo en la embajada argentina a funcionarios de Evo Morales e incluso sus familias, junto a periodistas argentinos asignados en ese país.

Los propios protagonistas locales, tanto el ex embajador argentino Normando Álvarez García como el ex comandante general de la Fuerza Aérea boliviana, desmintieron la denuncia de conspiración y la autenticidad de la prueba que se presenta con apariencia documental. Todo lo dicho es falso. Todo es mentira.

Sin embargo, estas acusaciones sin sustento nos sumergen otra vez en la dinámica alienante y paranoica de un gobierno débil que busca ocultar la realidad que lo acecha. El caso sirve otra vez para agredir la integridad de las fuerzas de seguridad al crear sospechas sobre ellas.

Es una desgracia para todos los argentinos tener un presidente que carece de credibilidad; que dice algo y que al poco tiempo se conoce que es mentira, que en todas sus declaraciones trata de falsear, engañar, esconder, que nunca cumple y siempre tiene excusas para echarle la culpa a otros.

Uso la palabra desgracia con un sentido muy concreto, y específicamente para recordar la desgracia que produjo la suma de mentiras pronunciadas por Alberto Fernández y su gobierno durante la pandemia. Esta persecución de la que soy objeto es justamente un nuevo intento de desviar la atención del fracaso en el manejo de la pandemia, del fracaso económico y del fracaso de la gestión de las vacunas. Al respecto, el gobierno puede dar muchas explicaciones sobre por qué no tuvimos a tiempo las vacunas que teníamos que tener, pero sin importar lo que diga, todos sabemos que miente. Sabemos que no quiso traer vacunas norteamericanas y postergó la salud pública por razones ideológicas. Esa decisión militante costó el trabajo y la vida de miles de argentinos.

Este gobierno ha defraudado la confianza de los argentinos. Espero que en las elecciones de octubre sea derrotado ampliamente para acotar el daño incalculable que está cometiendo.

Dejen de mentir.

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