La madre de Arruga dijo que escuchó a su hijo denunciar a un policía

La madre de Luciano Arruga, el adolescente que desapareció cuatro meses después de haber sido detenido en 2008 en el destacamento de Lomas del Mirador y cuyo cuerpo recién fue encontrado en 2014, declaró que escuchó cómo su hijo denunció a un policía por haberle "pegado".

Se trata de Mónica Alegre, quien fue una de las testigos de la primera audiencia del juicio que comenzó este lunes en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de La Matanza por las torturas que sufrió su hijo durante la detención y que tiene como único imputado al ex oficial principal Julio Diego Torales (35).

La mujer respondió preguntas del fiscal José Luis Longobardi, de los abogados Maximiliano Medina y María Dinard, del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), de Juan Manuel Combi, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) La Matanza, y de los defensores, Gastón Jordanes y Juan Grimberg.

Según el testimonio de la madre, el 22 de septiembre de 2008 alrededor de las 11.30 efectivos que llegaron en un patrullero le avisaron que su hijo estaba detenido en el destacamento de Lomas del Mirador "por un robo".

"Cuando fui a buscarlo me atendió Torales y me dijo que no podía verlo porque estaba incomunicado", recordó la mujer para luego explicar que dejó "pasar las horas" hasta que cerca de las 14 arribó al lugar su hija, Vanesa Orieta.

De acuerdo al relato, cuando la hermana llegó al destacamento y comenzó a pedir que lo liberen, Luciano gritó: "Me están matando a palos, no me peguen más".

"Mi hija se fue a trabajar y a mi me dijeron que si quería sacarlo tenía que llevar la partida de nacimiento. Yo no tengo estudios ni sé de leyes, por eso me fui a buscar eso porque lo único que quería era que lo liberen", expresó Mónica.

La mujer contó que recién alrededor de las 19 "lo trajeron" a Luciano, quien lloraba e insultaba a Torales y le recriminaba que le había "pegado" mientras otros dos efectivos lo sostenían.

"Yo le decía que se calle y me dijo 'sos una ortiba, sos igual que ellos, a vos no te pegaron ni te obligaron a comer un sandwich con gargajos", recordó.

Según Mónica, después de esa situación "iba más seguido a lo de su hermana" porque se volvió "como más cuidadoso y con miedo", por lo que ella le recomendó que "cruce de vereda" si veía un patrullero.

Dijo que, meses antes de este hecho, su hijo "tuvo un ofrecimiento para robar para la Policía" y comenzaron a hostigarlo.

"Luciano me dijo que cuidara a sus hermanos cuando él se fuera -alusión a su propia muerte- y que le prometiera que (a su cuerpo) lo iba a envolver con su camiseta de River", contó la madre de la víctima, quien lloró en varios pasajes de su testimonio respecto al miedo que tenía su hijo.

En tanto, el segundo testimonio fue el de Zulma Robles, madre de Torales, quien aseguró que "lo trataron como a un delincuente o un asesino" y que para él "no hubo derechos humanos" ya que le negaron "todo".

"La Policía jamás se acercó y el gobernador (Daniel Scioli) nunca me recibió. Mi hijo es buena persona, no creo en nada de lo que dijeron", indicó la mujer, mientras Torales lloraba.

Por su parte, Juan Gabriel Apud, amigo de Luciano, declaró ante el TOC 3 que a la víctima lo "detuvieron varias veces por averiguación de antecedentes o porque salía a trabajar con el carro", pero en septiembre de 2008 "lo golpearon".

"Al otro día de la detención me contó que lo llevaron como sospechoso de robar a un alumno de un colegio. Tenía un golpe en el pómulo, en la espalda tenía rayas violetas, como si fuese la marca del bastón que usa la Policía", afirmó.

De acuerdo a su testimonio, a Luciano "lo tiraron al piso, lo escupieron" y después de eso "no quería salir con el carro a cartonear" porque los policías no los dejaban "laburar".

En tanto, Rocío Gallegos, amiga de la hermana de la víctima, quienes en ese entonces vivían juntas, también dijo que Luciano le contó que le habían "pegado".

La joven señaló que al día siguiente del hecho Vanesa llamó al destacamento y habló con Torales, a quien le recriminó que le haya dicho a su hermano que "iban a violarlo".

"Luciano le dijo que la Policía no lo dejaba caminar por la cuadra de su casa y venía más seguido a dormir. Con el tiempo me di cuenta que estaba pidiendo ayuda", recordó con lágrimas en los ojos.

También testificó la médica Mariana Fontela, quien revisó a Luciano cuando lo detuvieron y constató que no tenía lesiones al ingresar al destacamento.

Por su parte, el médico Gabriel González, quien trabajaba en la guardia del Policlínico San Justo cuando Luciano fue llevado por su hermana tras ser liberado comprobó que presentaba un "traumatismo simple" en el rostro, aunque aclaró que pudo haber tenido otras lesiones no visibles.

Tras las primeras testimoniales, los jueces Diana Volpicina, Gustavo Navarrine, y Liliana Logroño pasaron esta tarde a un cuarto intermedio hasta mañana a las 9 cuando se reanudará el debate.

Los familiares de Luciano fueron acompañados por distintas organizaciones sociales y políticas como el Frente de Izquierda, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi) y el Partido Comunista de La Matanza, entre otras.

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