Líderes religiosos preocupados por la violencia y la inseguridad de Rosario

Líderes religiosos preocupados por la violencia y la inseguridad de Rosario
Miembros de distintos credos se congregaron ayer en la sede del Arzobispado local para analizar la coyuntura de la ciudad. Hoy se reunirán con la intendenta Fein y próximamente con Bonfatti.

Miembros de la Iglesia Católica, la Apostólica Ortodoxa San Jorge, la Anglicana San Bartolomé, la Evangélica Metodista y la Luterana de Rosario se congregaron en un encuentro en el que se mostraron preocupados por "la violencia e inseguridad" que castigan a la ciudad, abordaron el "flagelo del narcotráfico" y analizaron el linchamiento mortal de un joven en barrio Azcuénaga. Según destacaron, los miembros de las comunidades barriales les remarcaron "el crecimiento de los delitos vinculados a muchas causas, entre ellas, el narcotráfico" y pusieron de relevancia "la desprotección que sienten en las calles, y que llegan a causar reacciones violentas en una sociedad, en cierta manera, cansada".

"La grave situación de violencia e inseguridad manifiesta una cultura opuesta a la vida y en los últimos días produjo reacciones inesperadas, más allá de la defensa propia, de fuerte represalia y desquite que no se justifican", explicó el anfitrión de la reunión, monseñor José Luis Mollaghan, en referencia a la muerte de David Moreira, en barrio Azcuénaga, a manos de la irracionalidad de un grupo de ciudadanos.

La reunión fue el prólogo al encuentro que hoy, a las 8.30, tendrán los religiosos con la intendenta Mónica Fein y otras credos de la ciudad. También elevarán sus inquietudes al gobernador Antonio Bonfatti.

La situación que se padece en los lugares más pobres de la ciudad, el flagelo de la droga en las poblaciones más vulnerables y el deseo de que todos puedan vivir "con tranquilidad en el hogar, compartir una charla en la vereda y que se pueda caminar con seguridad por las calles", fueron los ejes fuertes del convite que realizó Mollaghan.

La reunión se realizó anteayer en la sede del Arzobispado de Rosario, donde los religiosos analizaron testimonios de la gente de sus comunidades en los barrios. "Ellos hablan de crecimiento de los delitos vinculados a muchas causas, entre ellas, al narcotráfico; y destacan la desprotección que tienen en las calles, que llega a causar reacciones violentas en una sociedad, en cierta manera, cansada", comentaron los religiosos.

Desprotegidos. Para el responsable de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa San Jorge, padre Alejandro Saba, "la sensación de desprotección está retrotrayendo a la sociedad a épocas antiguas, a lo que en las últimas semanas lamentablemente se conoció como justicia por mano propia". En su opinión, al actual desgaste social condujeron años de falta de trabajo, de valores y de un "facilismo preocupante, donde pareciera que todo lo que queremos lo podemos tomar del otro sin ningún tipo de consecuencia".

"Hay una liviandad hacia el delito que pareciera que nadie tiene temor a lo que significa romper el orden social. Cuando ese pacto se rompe, sucede lo que estamos viviendo", argumentó Saba.

Para la pastora de la Iglesia Anglicana San Bartolomé, Mónica Tompkins, el encuentro fue una muestra de la "preocupación por la situación, tratando de buscar qué podemos hacer nosotros en un tema que no se soluciona de un día para otro y que tiene mucho que ver con la educación".

A los 91 años, el obispo emérito de la Iglesia Evangélica Metodista de Rosario, Federico Pagura, destacó la importancia del encuentro ecuménico. "Intercambiamos experiencias sobre situaciones actuales en Rosario y la provincia, escuchamos las vividas en las distintas parroquias, después consideramos problemas éticos y sociales, incluyendo violencias extremas, consecuencia del tráfico de drogas, la inseguridad y el temor", describió el obispo reconocido a nivel internacional por su accionar a favor de los Derechos Humanos.

Fue justamente Pagura quien dejó sentado los desafíos de la reunión: profundizar y ampliar las relaciones ecuménicas y la necesidad de actualizarse como dirigentes religiosos sobre las amenazas que se ciernen. "Hablé sobre la crisis de civilización que atravesamos y que implica grandes peligros para la humanidad, hay que buscar otro mundo posible como viene augurando el Foro Social de Porto Alegre", relató.

"En otras palabras, nos preocupa la dimensión global de estos problemas, así como los efectos locales que puedan advertirse", sintetizó y dijo que el encuentro realizado le permite soñar "con una navidad ecuménica en todos los barrios de la ciudad, una nota de esperanza y un llamado a la transformación y a la nueva vida", enfatizó.

"Ecuménicamente estamos buscando cómo trabajar juntos frente a la profunda crisis que atravesamos a nivel local, pero también como humanidad", fundamentaron los portavoces de las comunidades cristianas, de las que también participó el pastor de la iglesia luterana, Santiago Bauer, así como representantes de la feligresía presbiteriana.

Para los religiosos cristianos, a contraluz del momento que se vive, "también convergen fuerzas morales y espirituales de otros credos y prácticas que se hacen muy presentes en el tejido social del que formamos parte", sintetizaron.

Encuentro judeo-cristiano

El arzobispo José Luis Mollaghan se reunió con el rabino Daniel Dolinsky, autoridades de la Kehilá y miembros de la comunidad judía. El encuentro incluyó la reflexión sobre la necesidad de alcanzar una sociedad más justa, solidaria y segura y una convicción ineludible: “La violencia siempre aumenta la violencia, jamás buscar represalias por propias manos” en clara alusión a la espiral incontenible que pone en marcha las actitudes por fuera de la razón y la ética.

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