Legisladores proponen extender el Plan Biocombustibles hasta 2030 y elevar progresivamente el corte

Legisladores proponen extender el Plan Biocombustibles hasta 2030 y elevar progresivamente el corte

14 Diputados de distintos partidos políticos presentaron un Proyecto de Ley con el fin de consolidar y fortalecer la participación del biodiesel y bioetanol en la matriz energética nacional.

Diputados de distintas facciones políticas y diversas regiones del país, presentaron el “Plan Nacional de Biocombustibles – Argentina 2030”, un Proyecto de Ley que tiene como objetivo consolidar y fortalecer la participación del biodiesel y bioetanol en la matriz energética nacional.

Entre sus conceptos más relevantes, se destaca la incorporación progresiva  de bioetanol en las naftas en los siguientes porcentajes de mezcla mínima obligatoria en volumen:

a) 15 por ciento, a partir del 1º de julio de 2019;

b) 17,5 por ciento, a partir del 1º de diciembre de 2020;

c) 20por ciento, a partir del 1º de diciembre de 2021.

“Dichos porcentajes de mezcla regirán hasta tanto se desarrollen e introduzcan al mercado, automotores que soporten el consumo de bioetanol en estado puro o en porcentaje superior al veinte 20 por ciento”, establece la iniciativa.

EL TEXTO DEL PROYECTO

Los regímenes de promoción de biocombustibles a partir del año 2006 han sido verdaderamente virtuoso desde todo punto de vista y deben repotenciarse para profundizar la diversificación de la matriz energética abriendo un mayor espacio a la participación de las energías renovables provenientes de biomasa en dicho proceso, principalmente de cultivos industriales que han demostrado alta eficiencia en el balance energético o ganancia neta de energía.

Nadie puede dudar de los beneficiosos efectos que trajeron las leyes 26.093 y 26.334 en términos de inversión en instalación de plantas industriales, generación de puestos de trabajo de alta calificación, agregación de valor a los cultivos utilizados como insumos, mejoría de precios que evitaron quebrantos en la producción de aquellos, a los que deben agregarse otros que los trascienden y plantean recurrentemente mayores y nuevos desafíos con miras a posicionar a nuestro país en un lugar destacado en el elenco de naciones genuinamente comprometidas con la reducción de gases de efecto invernadero y el cumplimiento de las metas asumidas en el Acuerdo de París sobre Cambio Climático.

La búsqueda de acuerdos sectoriales estratégicos entre los actores de las cadenas de valor vinculadas a la producción de biocombustibles es el camino al que convoca el presente proyecto de ley, con el propósito de lograr materializar los objetivos trazados en su artículo 2°, y que tiene como premisa general la necesidad de ampliar el uso del bioetanol y el biodiesel a través de la implementación de programas que promuevan la fabricación y adquisición de automotores que funcionen al ciento por ciento o con porcentajes de mezcla con combustibles de fuente mineral sustancialmente mayores que los que rigen actualmente. Las posibilidades técnicas existen y son de acceso posible para nuestra sociedad si se sostienen en el tiempo las políticas que impulsen su desarrollo y aplicación.

El sector sucro-alcoholero no es ajeno a la situación crítica por la que atraviesan en general diversas cadenas de producción de bienes en nuestro país, principalmente las economías regionales. Tampoco tiene capacidad ni posibilidad de soportar precios de quebranto.

Es por ello que se torna indispensable pero sobre todo urgente repotenciar con instrumentos apropiados, que gocen de la estabilidad y continuidad propia de una genuina política de estado y permitan transitar el sendero de ampliación y diversificación de la matriz energética, a las fuentes renovables provenientes de biomasa, como la caña de azúcar y otras, con la certidumbre que sólo la ley y su recta aplicación pueden garantizar.

El compromiso asumido por los actores de la producción ha sido claro y contundente, una apuesta firme por la producción, materializada en grandes y sostenidas inversiones, no solo en plantas industriales sino también en ampliación de áreas de cultivo, que motorizan y dinamizan a muchas actividades proveedoras de insumos y servicios que dependen de la suerte de la producción.

El potencial de expansión de los biocombustibles es enorme para nuestro país, ya que tiene tanto los recursos naturales suficientes y disponibles sin comprometer la seguridad alimentaria, capacidades humanas y técnicas y una voluntad emprendedora inquebrantable de los industriales y productores integrados en la cadena de valor, pese a las recurrentes situaciones de crisis que les ha tocado atravesar.

Alcanzar la meta requiere necesariamente que se toma la decisión política de mantener los regímenes promocionales, potenciarlos con las medidas que marca el plan diseñado en la ley aquí propuesta que hemos dado en denominar “Plan de Promoción de Biocombustibles-Argentina 2030” y fundamentalmente que se respeten las nuevas señales de incentivo que surgirán de los Programas a desarrollar en su consecuencia, y que están dirigidos no solo a los actores de la producción de biocombustibles, quienes ya se han embarcado con planes de inversión en curso de ejecución como de nuevos proyectos que sin duda se multiplicarán, sino también a la industria automotriz, hidrocarburífera, al sector científico y tecnológico, entre otros.

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