Según pudo comprobar Infobae, unos 50 inmigrantes de Sudamérica se encuentran en condiciones de votar en la consulta popular que se lleva a cabo. Hoy podría darse el resultado
Son poco más de cincuenta, la mayoría de ellos chilenos de primera o segunda generación que llegaron a las islas por su familia o un trabajo. Para votar, no sólo deben haberse inscripto con anterioridad, sino que también tienen que cumplir con los siete años de residencia que los habilitan a tramitar la ciudadanía.
En la cola para votar en la única urna de Puerto Argentino (Port Stanley para los isleños), la chilena María Hernández señaló a Infobae: "Somos británicos y queremos seguir siéndolo. Yo estoy muy agradecida con lo que recibí aquí".
"El gobierno argentino quiere aislarnos del mundo, por eso es que hoy vine a apoyar la votación", señaló Pamela, otra chilena que prefirió no dar su apellido. "Sólo por si acaso", alegó, aunque no quiso entrar en más detalles.
El domingo, en tanto, Dahiana Burucua estuvo entre los primeros en votar. En una fila que no bajaba de las cuatro décadas de promedio, sus 22 años, el pelo platinado y el clásico "che" rioplatense llaman la atención de todos los presentes.
"Soy uruguaya y vine a vivir acá hace diez años con mi mamá. Aunque el conflicto quizá no me toca tanto, quise venir a votar porque me molestaron los comentarios del gobierno argentino. Nosotros sí existimos y estamos acá", apuntó.
¿Saben que en Argentina algunos los considerarían traidores por ir contra una causa que une a buena parte de Latinoamérica?, se les preguntó a todos. Algunos se rieron. Otros dijeron que sólo se trata de "otro insulto del gobierno argentino". Pero la respuesta de la mayoría podría sintetizarse en las palabras de Dahiana: "Aquí no hay crimen, sólo estamos decidiendo nuestro futuro".
De todos modos, los latinoamericanos de las islas que pueden votar son minoría. Para hacerlo es necesario tener la ciudadanía, que sólo se alcanza con siete años de residencia. En esa situación se encuentran poco más de un cuarto de los inmigrantes.
Isabel, por ejemplo, llegó de Chile para acompañar a su marido y trabaja como cajera en el supermercado. Vive aquí hace dos años pero asegura que, si pudiera, votaría "para que todo siga como está".
Pero la ley se lo impide. Casi como una paradoja, en Malvinas es necesario tener primero la ciudadanía británica para luego poder votar si se desea que las islas sean del Reino Unido.
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