Bodega del Fin del Mundo busca, a través de la comercialización de parcelas plantadas con vid, nuevos socios que podrán participar del negocio.
Se trata de un proyecto de viñedos “llave en mano”, a través del cual -en esta primera etapa- Bodega del Fin del Mundo invita a inversores a participar con la adquisición de una y hasta dos parcelas de las 36 que pone en marcha la empresa.
El proyecto se denomina Clos del Fin del Mundo, y a través de esta operatoria los inversores podrán adquirir una parcela, con superficies de 3 hectáreas, en las cuales habrá 2,5 hectáreas plantadas con uva Malbec, con la más avanzada tecnología mientras que la superficie restante quedará libre para la construcción, por parte del nuevo dueño, de una residencia, quincho u otro tipo de infraestructura.
Al adquirir el viñedo “llave en mano”, los propietarios podrán optar por vender su producción de uva o elaborar sus vinos en la bodega del Fin del Mundo, para lo cual se accederá a la tecnología, recursos humanos, asesoramiento técnico y también la logística de venta del producto, entre otras posibilidades.
El proyecto prevé una inversión privada millonaria que, como explicó el titular de Bodega del Fin del Mundo, Julio Viola, redundará no sólo en nuevas posibilidades productivas y una ampliación de la superficie con viñedos en el Chañar sino que además es una atractiva posibilidad para la región.
Costos
Según las estimaciones del empresario, cada parcela tendría un valor de adquisición del orden de los 350 mil dólares y hasta el momento, cuando recién se inicia la presentación del proyecto, ya hay cuatro inversores. A partir de ahora, la idea será promocionada a nivel nacional.
Como explicó, la iniciativa permite pensar en muchas personas que quieren participar del negocio vitivinícola y para ello Bodega del Fin del Mundo abre esa puerta poniendo a disposición toda la logística, experiencia, alta calidad enológica de los productos, el proceso técnico desde el viñedo y hasta la posibilidad de presentar los futuros vinos en los mercados en los que ya está presente la bodega neuquina.
Viola no descartó que esta nueva propuesta también sirva como una manera de adoptar un estilo de vida junto a la producción vitivinícola, para lo cual citó el caso de que el inversor elija construir su residencia junto a los viñedos.
Como parte de la operatoria, Bodega del Fin del Mundo anunció que “toda la administración y manejo del viñedo como la poda, cosecha y el resto de las labores culturales estarán a cargo de la bodega, para que el socio pueda dedicarse a disfrutar y participar en las actividades que más lo apasionen”.
Además de la oportunidad productiva e inmobiliaria, la posibilidad de participar de esta iniciativa posibilitará a los socios tener su propio vino, para lo cual, cada producto tendrá en su etiqueta una denominación común –que será Clos del Fin del Mundo– y el nombre que elija para sus vinos el inversor.
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