Los Jinkis: creen que cuentan con protección política o policial

Los Jinkis: creen que cuentan con protección política o policial

Fuentes judiciales aseguran que Interpol Argentina no los encuentra porque padre e hijo gozan de alguna cobertura influyente; "la policía está trabajando a reglamento", sospechan

Con pedidos de captura local e internacional desde el 1° de este mes, la Justicia argentina sospecha que los empresarios Hugo y Mariano Jinkis, dueños de Full Play, cuentan con algún tipo de protección policial o cobertura política, ya que llevan dos semanas en la clandestinidad sin que haya pistas sólidas sobre su paradero.

"La policía está «trabajando a reglamento»", indicó una fuente judicial a la nacion, que explicitó su fastidio. "Cuando la policía no quiere encontrar a alguien, no lo encuentra. Y parece que en este caso, sólo los van a detener si se llegan a tropezar con ellos en algún semáforo", ironizó.

Desde la clandestinidad, los Jinkis alcanzaron hoy su primer objetivo. La Cámara Federal porteña escuchará desde las 11 los argumentos de sus abogados, quienes piden que se los exima de ser enviados a prisión durante el tiempo que le tome a la Justicia argentina definir si los extradita a Estados Unidos, que los reclama para juzgarlos por sus presuntos roles en el FIFA-gate.

Dueños de Full Play SA, Hugo y su hijo Mariano Jinkis intervenían en los contratos para la televisación de partidos de fútbol. Pero la Justicia de Estados Unidos los acusó de integrar una supuesta asociación ilícita vinculada con los sobornos en la FIFA y, sobre todo, en la Conmebol.

Inhallables para la Policía Federal, el entorno de los Jinkis sostiene que ambos continúan dentro del país, a la espera de que la sala II de la Cámara Federal -integrada por Horacio Cattani, Eduardo Farah y Martín Irurzun- defina si les concede la eximición de prisión, acaso la semana próxima.

Según las leyes vigentes, los Jinkis cuentan con tres opciones. Pueden aceptar el pedido de la Justicia de Estados Unidos, en cuyo caso serían extraditados de inmediato. O pueden rechazar esa solicitud y resistir su eventual extradición, lo que podría llegar hasta la Corte Suprema de Justicia, como ha ocurrido en casos previos. O pueden pedir que se los juzgue en la Argentina por los cargos que se hayan presentado ante la Justicia estadounidense.

Sin embargo, esas definiciones aún no llegaron a plantearse en Tribunales, donde por ahora los Jinkis sólo pugnan por continuar en libertad para, entonces sí, explicitar su posición ante los pedidos de extradición, que podrían consumir meses o incluso años.

Hasta ahora, el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi tomó las primeras decisiones ante la requisitoria de las autoridades norteamericanas, cuando rechazó los pedidos de eximición que plantearon los Jinkis. Ya con el expediente en sus manos, el siguiente juez, Claudio Bonadio, lo remitió a la Cámara Federal para que analice sus recursos de apelación.

Para eso, Hugo Jinkis mantiene al frente de su defensa al estudio de Jorge Anzorreguy, en tanto que su hijo Mariano lo reemplazó en las últimas horas y convocó al penalista Francisco Castex, un experto en casos complejos de delitos de "cuello blanco".

Socio del estudio de Alberto Iribarren, Castex fue durante los últimos años, defensor de Rafael Resnick Brenner, uno de los procesados en el "caso Ciccone", pero también lo fue de Julio Grondona en su disputa con uno de sus grandes rivales por el control de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Carlos Ávila, quien lo había acusado de manejar cuentas bancarias secretas en Suiza por US$ 30 millones.

Transcurridos diez días desde que se ordenaron sus detenciones, la Sección Investigación Federal de Fugitivos del Departamento de Interpol indicó que por ahora sus intentos por capturarlos "arrojaron resultados negativos".

Según el secretario de Justicia y delegado regional de Interpol, Sergio Berni, no hay "demasiada información" sobre el paradero actual de los Jinkis, pero delegó en la Justicia "las averiguaciones para encontrarlos".

Sin embargo, junto a Bonadio creen que en realidad no hay mayor interés por encontrarlos de las fuerzas de seguridad. "Cuando la policía retacea su colaboración, suele seguir dos caminos: o te bombardea con supuestas pistas, incluso contradictorias que te hacen perder tiempo, o no aporta nada, aunque lo tenga delante de sus ojos", graficó una segunda fuente judicial. "Parece que éste es uno de esos casos".ß.

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