Investigan a bodegas y viñateros por irregular ingreso de las uvas

Investigan a bodegas y viñateros por irregular ingreso de las uvas

El INV indaga denuncias de cambio de obleas, que identifican a cada variedad, para sustituir al malbec por otras de menor precio. Frenarían la entrega de las mismas hasta aclarar la situación.

Debuta con la cosecha 2015 pero la Tarjeta del Viñatero, que prometía transparencia en la compraventa de uva, ya muestra grietas en apariencia motivadas por la pérdida de rentabilidad.

A partir de denuncias desde el oasis Este, en los últimos días empezaron a detectarse irregularidades en el ingreso de uva a bodegas: una modalidad es la apropiación, a cambio de dinero, de obleas identificatorias que no corresponden a la variedad registrada, a fin de pagar menos sobre todo por la más cotizada que es el malbec.

De las inspecciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) sobre el 10,5% de las obleas controladas, surge que de 134 obleas observadas (62 de la primera semana de abril y 72 de la pasada) en 59 la variedad declarada no coincidía con la uva efectivamente ingresada y, en menor medida, tampoco encajaba el viñedo. En otras 28 veces no hubo correspondencia con la viña declarada.

Como muestra vale un botón: de acuerdo a denuncias anónimas al INV, una bodega habría pagado hasta $ 2.500 por obleas sin uso de bonarda para “enmascarar” camiones que en realidad transportaban malbec. 

Además, se apunta a connivencia entre bodegueros y productores urgidos financieramente, a partir del hecho de que, se coseche o no, el sistema habilita obleas por cada variedad existente en las fincas.

Hasta el momento, fueron utilizadas casi 195.100 identificaciones, por un volumen acumulado (al 12 de abril), de más de 19 millones de quintales ingresados a establecimientos elaboradores, como se desprende de la Dirección de Fiscalización del Instituto. 

“Antes, sin la tarjeta del viñatero, se adulteraba la firma del productor. Con este sistema hay pícaros que intentan engañar igual. En los casos detectados llegaremos a la máxima instancia de la justicia penal”, adelantó el presidente del INV, Guillermo García, respecto de la figura de falsificación de documento público. 

“No seamos inocentes, era algo posible en cualquiera de las dos modalidades que se plantean sobre la tarjeta del viñatero. Así como los inspectores controlan el grado en la bodega, también deben hacerlo con la genuinidad de la uva porque si bien antes a muchos productores le cambiaban la variedad entregada, se termina engañando al consumidor”, enfatizó Daniel Rodríguez, vicepresidente de la Asociación de Viñateros de Mendoza.

Respecto a eventuales acuerdos  “forzosos”, Rodríguez aseguró que “no se puede justificar, pero para el viñatero en esta realidad la necesidad tiene cara de hereje”.

No es el único indicador que evalúa el ente de intentos por  “saltear” el control de transacciones de uva. El restante tiene que ver con incumplimiento en el pago por kilo de uva para mosto.

El sector mostero había firmado un convenio con la Provincia, por el cual el Estado aportaría $ 0,75 por kilo y los industriales $ 0,85 para asegurarle $ 1,60 al productor. Pero hay casos en los que el aporte no supera $ 0,60.

Menos tarjetas, más control

Por su parte, Sergio Villanueva, gerente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA) definió las maniobras como “irregularidades previsibles de un sistema rígido, nuevo y que requiere ajustes pero si hay connivencia responde al instinto por sobrevivir”. Y lo atribuyó al “poco margen de negociación del viñatero, parte del desequilibrio frente a la bodega”.

Ante el avance de la investigación (hasta principios de abril se había controlado un 10,13% de las obleas utilizadas), el INV promete más rigor para evitar desvíos. Según García, se pondrá “a más inspectores a controlar el movimiento y no se autorizará emisión de obleas sin verificar el viñedo de origen. Evaluamos no entregarlas automáticamente ni por sms, como ahora”.

Ayer se evaluaba el resultado de operativos en ruta realizados el fin de semana, entre zonas productivas y centros elaboradores de la Delegación San Martín y Gran Mendoza. Un saldo extra fue que al menos 53 cargas se transportaban sin obleas.

“A diferencia de cuando se emitían el CIU (Certificado de Ingreso de Uva), la responsabilidad hoy la tiene el productor. Entre errores voluntarios y acuerdos viñateros- bodegas hay que detectar las maniobras. El problema es cosechar una variedad y entregar otra”, consignó Daniel Rubio, subgerente Operativo del INV.

Sin embargo, todos coinciden en la necesidad de corregir desvíos. Para Villanueva, “se necesita un sistema de verificación del traslado de la uva efectivo. Si pasa esto es que algo no funciona”.

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