Investigadores argentinos logran transformar residuos de soja en productos nutritivos

Investigadores argentinos logran transformar residuos de soja en productos nutritivos

Un equipo de la Universidad de La Plata generaron una fórmula para reutilizar el okara y sacar provecho como prebiótico.

El okara es -en volumen- uno de los más importantes residuos sólidos remanentes de la molienda de los granos, después de la extracción de la fracción acuosa utilizada para producir bebidas de soja.

Un equipo de científicos del Centro de Investigación y Desarrollo en Criotecnología de Alimentos (CIDCA), dependiente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), el CONICET y la CIC, encontraron la fórmula para reutilizar este subproducto para la protección y crecimiento de una bacteria prebiótica beneficiosa para el ser humano.

Por cada kilogramo de soja utilizado, se obtienen aproximadamente entre 1,1 y 1,2 kilogramos de okara fresco. Normalmente, las industrias descartan este tipo de subproductos del procesamiento de alimentos, una práctica que ocasiona serios problemas ambientales y pone en peligro la salud, afirman desde la UNLP.

El Doctor Esteban Gerbino, codirector del proyecto, explicó: “El okara es un subproducto producido en grandes cantidades, cuyo elevado contenido de agua lo hace propenso a la descomposición. Teniendo en cuenta su elevado valor nutricional y efecto prebiótico, encontrar tecnologías alternativas para su tratamiento constituye una excelente opción para agregarle valor como potencial ingrediente a nivel industrial".

Usos

Para el invetigador de la UNLP, este ingrediente "podría ser comercializado como medio de fermentación para hacer crecer y para proteger bacterias lácticas durante su vehiculización, en lugar de descartarse.  En nuestros laboratorios descubrimos que la fermentación del okara con bacterias lácticas, proporciona una alternativa interesante y de relevancia para la industria lo que nos permitió patentar su uso como medio de cultivo”.

Las bacterias lácticas tienen estatus GRAS, es decir, son generalmente reconocidas como seguras y la mayor parte de ellas, como Lactobacillus plantarum, se encuentran incluidas en la lista de Presunción Cualificada de Seguridad (QPS) de la Unión Europea (EFSA Panel on Biological Hazards (BIOHAZ) 2012). Estas características y su acción como probióticos permiten que puedan ser utilizadas en la producción y preservación de alimentos y en aplicaciones biotecnológicas relacionadas con la salud (medicina, industria farmacéutica, nutracéuticos).

Sin embargo, para que las bacterias ejerzan su efecto probiótico deben llegar en concentraciones adecuadas a su lugar de destino, luego de ser consumidas. En otras palabras, las bacterias lácticas, antes de llegar al intestino, deben superar diferentes factores que afectan su viabilidad como ser el procesamiento y almacenamiento de los alimentos y el pasaje a través del tracto gastrointestinal.

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