El intendente de Villa María, Martín Gill, retomó sus funciones en el palacio municipal luego de desempeñarse como secretario de Obras Públicas de la Nación durante dos años. La decisión fue forzada por la falta de consenso para lograr la renovación de la licencia por parte del Concejo Deliberante. Pese a este revés, el integrante del Frente de Todos en Córdoba le estampará a su gestión los beneficios de haber pasado por una cartera clave y es por eso que anticipó que desarrollará infraestructura transformadora para la ciudad cabecera del departamento General San Martín. 

Pasadas las elecciones legislativas que tuvieron a Gill como el referente del tramo de diputados  del oficialismo nacional y espectador en primera fila de la fuerte cruzada política que lideró el gobernador Juan Schiaretti contra el kirchnerismo, llegó el momento de recurrir al bálsamo del diálogo. Sus prioridades políticas se enmarcarán -al menos así lo espera- en una relación de trabajo mancomunado con la Casa Rosada y El panal. 

“Es el mejor de mis deseos que las diferencias o la diversidad de criterios que se puedan tener no afecten el funcionamiento institucional. Apuesto al diálogo y más cuando el diálogo tiene la responsabilidad de las funciones que nos corresponden, en el marco de la Provincia y un municipio”, consideró Gill en diálogo con Alfil TV. 

Y continuó: “No somos ni más, ni menos que otro municipio. Nos consideramos parte de una provincia y somos un municipio, como otros, que hacen aportes al crecimiento de la provincia y necesita del Gobierno local para su desarrollo. Estoy convencido de que los tres niveles de gestión deben tener la capacidad de sumar y no restar, de unir y no desunir”.

Ahora bien, con motivo del regreso a la política territorial y a las faenas de la gestión municipal, Gill anticipa en sus conceptos que está dispuesto a explotar este costado, aunque sin decirlo, con miras al 2023. Al ser consultado sobre su intención de presidir el lote de jefes comunales del Frente de Todos en la Mesa Provincia-Municipios, situó a los intendentes actuales en un rol clave para la construcción de la Córdoba del futuro y, a buen entendedor, del peronismo sin Juan Schiaretti en el sillón central del poder local.

“Somos un espacio de muchos intendentes, algunos provienen del justicialismo, otros del radicalismo, otros del vecinalismo; todos estamos convencidos de que tenemos el desafío de construir consensos que planteen la agenda para la Córdoba que viene. Y también, que debemos tener la capacidad de entender a los gobiernos locales como una parte protagónica de la vida de la provincia de Córdoba”, planteó al respecto.  

En el párrafo siguiente de su argumento, sostiene que, entre intendentes y a pesar de su filiación política, hay más coincidencias que diferencias. Se sabe, por ejemplo, que tiene buena relación con Martín Llaryora, referente de Hacemos por Córdoba que había caminado con prudencia las rivalidades explotadas en una campaña pensada para un electorado profundamente antikirchnerista. “Si hay un elemento que distingue a nuestra Córdoba en el concierto de las provincias tiene que ver con la cantidad de municipios, de jefes comunales, de intendentes que están todos los días en la primera línea de batalla. Independientemente del espacio del que provengan, ponen todo su esfuerzo para sacar a la comunidad adelante. Es en ese plano donde las coincidencias son mucho mayores, hay menos diferencias y muchas más coincidencias”, sugirió. 

Si bien no confirmó su liderará el pelotón de pares, un espacio que lo diferenciaría y expondría en este equilibrio que busca hacer con el Panal, confirmó que su rol será el de ser un nexo. “Nosotros queremos seguir trabajando juntos y queremos ser un puente que vincule con el gobierno nacional, ser un puente con todas las áreas”, insistió. 

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