Gildo Insfrán inauguró plaza; distribuyó anteojos y guardo sepulcral silencio sobre el 7-D del que tanto alardeó en los operativos

Gildo Insfrán inauguró plaza; distribuyó anteojos y guardo sepulcral silencio sobre el 7-D del que tanto alardeó en los operativos
Pese al hermético silencio feudal, el gobernador Gildo Insfrán no pudo ocultar su sorpresa, impotencia y profundo malestar por la estrepitosa doble derrota política-judicial que ?de puro alcahuete- supo "autoconstruirse" subiéndose ciegamente al carro irracional del relato K, dándole un simbolismo "épico, sobreactuado y terminal" a la campaña del 7-D, día apocalíptico en el que -finalmente- nada paso.
Tanto el fallo de la Cámara Civil y Comercial, que extendió la medida cautelar que beneficia al Grupo Clarín, como la durísima declaración que horas antes emitió la Comisión Nacional de la Independencia Judicial, que nuclea a los magistrados de todo el país, lo descolocaron y silenciaron después de las tantas bravuconerías altaneras propaladas en los operativos políticos, pagados todos los sábados con fondos del pueblo Formoseño.

Así como el 13-S, el 8-N y el 20 N representaron el hartazgo ciudadano contra el miedo que querían imponer como política de Estado, el 6 y 7-D, representó el momento en que jueces probos dijeron basta a las desmesuras, atropellos, amenazas, recusaciones, prepotencia y abusos de un Poder Ejecutivo, que llegó a afirmar que cualquier fallo que contrariara la voluntad del Kirchnerismo debía ser interpretado como un "alzamiento" o como un "golpe institucional para romper la continuidad de la democracia en la Argentina", llegando a negar la facultad y el deber del Poder Judicial de juzgar la constitucionalidad de las leyes.

El silencio feudal y las desequilibradas reacciones del gobierno nacional frente a los reveses justiciales, son el producto de una natural impotencia para gente acostumbrada a manejar caprichosamente el poder "sin justicia ni prensa independiente", con gobernadores convertidos en amos y señores despóticos, como sucediera en Santa Cruz y continúa sucediendo en Formosa, donde hasta una denigrada Taboada llega a ser Camarista.

La dignidad judicial, le puso un límite a la prepotencia y fundó -por torpeza oficial- en derrota histórica, lo que debía haber sido un simple trámite judicial. La gesta la protagonizaron magistrados que -afortunadamente- no son manejados por "Narcasito" Cabrera y nada tienen que ver con Oyarbide, que amparan ciegamente la aniquilación de toda instancia de control de los actos de Gobierno, como la apropiación obscena de los recursos estatales y los desbordes del poder.

Lo más grave de todo esto es que el propio Estado no cumple con las leyes, ni con la constitución y menos con los fallos judiciales, lo que nos pone ante una permanente crisis institucional.

Ni el gobierno nacional ni Gildo Insfrán necesitan que se resuelva la inconstitucionalidad de los dos artículos, para aplicar la Ley de Medios, no lo hacen porque no les interesa "la diversidad de voces", sólo desguazar Clarin, para fortalecer el monopolio oficial.

El propio Alberto Fernández, llegó a asegurar que "si la Presidenta hubiera combatido la inflación con el mismo énfasis que utilizó para el 7-D, ya la habría derrotado", marcando de alguna manera el derroche de energías, tiempo y dineros del estado despilfarrados para una campaña innecesaria, por lo menos para cualquier concepción democrática.

En Formosa la impotencia, el silencio y la decepción gubernamental, es hasta justificada para alguien acostumbrado a llevarse todo por delante, a pararse sobre las leyes y la constitución y -sobre todo- a gobernar sin controles, sin división de poderes y sin los limites morales y republicanos que imponen la justicia y la prensa independiente.

Comentá la nota