Un fondo para la promoción olivícola

Las provincias olivícolas han decidido realizar un aporte en dinero para promocionar el consumo interno del aceite de oliva y mejorar la calidad en los productos de exportación. Una iniciativa interesante que puede realizar un aporte importante a una industria bastante afectada en los últimos tiempos.

Que Mendoza, San Juan, La Rioja y Catamarca hayan decidido realizar un aporte en dinero y trabajar en conjunto para promocionar y hacer más competitiva la olivicultura, constituye un paso importante ya que se trata de una actividad económica que está con serios inconvenientes que han provocado el cierre de algunas empresas en las provincias del Norte y la reducción de la actividad en el orden local.

La decisión de trabajar en un mismo objetivo en el plano de la olivicultura se fortalece si se toma como antecedente lo que sucede con la vitivinicultura, cuyo Plan Estratégico Vitivinícola 2020 (PEVI) surgió de un estudio en el que participaron los gobiernos provinciales junto a organismos nacionales, como el INTA y el INV. El PEVI ha sido tomado como ejemplo a nivel nacional y es la base de planes similares implementados en la industria láctea y de la carne. Es más, en el caso de la vitivinicultura se conformó un organismo coordinador -la Coviar- cuya presidencia es rotativa y actualmente está en manos de un representante de La Rioja.

Ahora, en el plano olivícola, cada provincia ha decidido realizar un aporte de 1,5 millón de pesos con el objetivo de fortalecer la imagen de los productos nacionales, incentivar su consumo y fiscalizar la calidad, según se anunció oficialmente. La intención es sumar a la iniciativa a representantes del sector privado, al INTA y a integrantes del Ministerio de Agricultura de la Nación. De alcanzarse ese acuerdo global, resultará más accesible también hacer conocer los inconvenientes a quienes tienen el poder de decisión en el orden nacional, quienes muchas veces responden sólo cuando se llega a situaciones límite, como sucedió semanas atrás con una importante empresa instalada en La Rioja.

En lo que hace a los objetivos, recomponer e incrementar el mercado interno es una de las prioridades. No debe olvidarse que décadas atrás el aceite de oliva fue víctima de una fuerte campaña de desprestigio que hizo descender el consumo. Afortunadamente y, merced a las opiniones de los profesionales de la medicina, se recuperó el consumo interno aunque no a los niveles que las circunstancias exigen.

En el plano de las exportaciones, el aceite de oliva sufre los mismos inconvenientes que el resto de la actividad agrícola, como también es el caso de la vitivinicultura, en razón de que se pierde competitividad frente a otros países, como consecuencia del dólar planchado y una inflación creciente que influye sobre los costos internos. De todos modos, en este último plano también es importante la calidad de los productos y es hacia allí donde también se han apuntado los objetivos.

Durante décadas, Mendoza lideró la producción nacional en cuanto a cantidad de hectáreas implantadas. Sin embargo, políticas erróneas a nivel local provocaron la erradicación de miles de hectáreas de olivares, mientras paralelamente las desgravaciones impositivas generaron fuertes implantaciones en La Rioja, Catamarca y San Juan. Actualmente Mendoza ocupa el cuarto lugar en producción. De todos modos, la calidad alcanzada por el aceite de oliva mendocino, como consecuencia de situaciones climáticas y de terruño, es superlativa, lo que motivó la sanción de una ley provincial de denominación de origen.

El marco está dado para que las provincias actúen en conjunto en busca de objetivos comunes. La olivicultura necesita incrementar su mercado interno y posicionarse convenientemente en los mercados internacionales. La Argentina provee 0,7% del aceite de oliva que se comercializa en el mundo, en una lista que encabezan España, Italia y Grecia, en ese orden. Y es allí también donde hay que seguir creciendo, con calidad y con precios competitivos.

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